-M8- Ubique a Dulce, Precioso y Primavera…

Argentina, 16 de Octubre de 2015 
Nota: diariouno.com

23/8/11 Mendoza. Un procedimiento puede fracasar por lentitud, errores humanos, falta de recursos, agilidad de los delincuentes, etcétera. Este debe ser el único que se abortó por carcajadas.

Fue hace 20 años, cuando eran tres hombres jóvenes. Eran suboficiales de poca carrera pero ya habían ganado la suficiente experiencia para saber cómo ejercer la autoridad más con carácter que con violencia. Tenían aspecto recio. El uniforme los ayudaba a parecer tipos duros, toscos, decididos. La boina de la Compañía Motorizada, medio ladeada hacia un costado, era sólo uno de los detalles que los distinguía de sus compañeros de las comisarías. Era un grupo más ágil y aguerrido que el resto.

La Motorizada era respetada, tanto por el vecino común como por los que transitaban por la empedrada calle de la ilegalidad.

Los tres policías de esta historia eran choferes en aquel tiempo. Manejaban los Renault 12 que tenía la Compañía.

Cada comisaría contaba con una unidad de apoyo de la Motorizada. Por lo general eran ellos los primeros que llegaban al lugar “de los hechos”.

Los alertas eran centralizadas en el Comando Radioeléctrico, que se denominaba “M8” y el operador avisaba al móvil que estaba en la zona de la emergencia e inmediatamente después, a la comisaría.

Una calurosa noche de enero los tres policías llegaron a tomar servicio como de costumbre. Allí dos de ellos se encontraron con la novedad de que sus patrulleros debían estar fuera de circulación por unas horas debido a desperfectos mecánicos.

El superior que los comandaba ordenó entonces que los tres subieran a un mismo auto y salieran juntos a patrullar. No se quejaron. Tenían una buena relación y era agradable cumplir la guardia mientras conversaban de los avatares del oficio.

La noche venía tranquila. Estaba arrancando el martes e históricamente junto con el miércoles eran los días con menor cantidad de delitos y accidentes.

Esa calma chicha se quebró a las 2. Un llamado al 101 había alertado sobre que en una de las casas del barrio Don Bosco, de Guaymallén, andaba alguien por los techos.

Hacia allí salió el fiel autito a toda velocidad, con sirenas y balizas encendidas avisando que venía la pesada.

Apenas llegaron a la casa en cuestión los vecinos que estaban en la vereda tratando de capturar algo del fresco nocturno se arremolinaron alrededor. Un viejito de unos 75, de camiseta musculosa, pantalón piyama y pantuflas les dijo a los uniformados: “Eran dos. Me parece que se fueron para atrás”.

Uno de los policías trepó rápidamente al techo de la vivienda, mientras otro iba hacia el patio y el tercero quedaba en la entrada.

Se hizo silencio por unos 5 minutos. Apenas se escuchaba el murmullo de algunos vecinos, el “cric cric” de de un par de grillos y los golpes que se daba porfiadamente un cascarudo contra la luz de mercurio que alumbraba tenuemente.

De pronto se escuchó la voz del policía que estaba en el techo. “Dulce, pasame la linterna”. El que estaba en la entrada le respondió: “No la tengo, Precioso. Se la llevó Primavera” y después le preguntó: “¿Vos estás bien, Precioso?”. “Si, Dulce”, contestó aquel. “Fijate si lo ves a Primavera, a ver si necesita ayuda”. 

Ante ese diálogo el murmullo vecinal se apagó totalmente. Se comenzaron a mirar entre ellos y volvieron a cuchichear mientras Dulce, Precioso y Primavera se reunían nuevamente junto al patrullero.

Los policías se dieron cuenta del murmullo, cuando los miraron estalló la primera carcajada. “¡Escuchenmé, escúchenme! ¡No somos raritos, son nuestros apellidos!”, intentó explicar el suboficial Dulce.

Ya no hubo forma de recuperar la formalidad del procedimiento, ni el respeto que había se había generado cuando llegó el patrullero.

Después de confirmar que los desconocidos que habían trepado al techo ya no estaban por allí, los policías decidieron partir casi tan rápido como habían llegado.

Fueron directamente a la base de la Compañía Motorizada y, encarando al oficial de servicio, Dulce dijo en tono serio: “Esta es la primera y última vez que salimos los tres juntos”.

Y así fue. De esa fugaz coincidencia sólo quedó la anécdota, hoy recordada por toda la fuerza este trío. -M8- Ubique a Dulce, Precioso y Primavera… ???


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