A 84 años del mayor terremoto de la historia de San Rafael

San Rafael, 06 de Junio de 2013
Diario UNO Mendoza


El 30 de mayo de 1929 un terremoto devastó Villa Atuel y Las Malvinas y abrió grietas en el suelo. Dos sobrevivientes evocaron para el dominical impreso de UNO de San Rafael los trágicos momentos de esa fría madrugada.

Hace 84 años, el 30 de mayo de 1929, Villa Atuel y Las Malvinas amanecieron bajo los escombros a causa del mayor terremoto que sufrió San Rafael. Su epicentro estuvo en la segunda localidad y se sintió en el resto de la provincia, San Juan, Río Negro, Neuquén y hasta Buenos Aires.

Produjo un número de muertes que aún no está establecido con exactitud. Algunos hablan de 40 fallecidos, otras fuentes de una cantidad menor. El Instituto Nacional de Prevención Sísmica en su sitio web fija una cifra mortal de 30.

La intensidad máxima alcanzó los VIII grados en la escala Mercalli modificada y tuvo una magnitud de 6,8 grados en la escala de Ritchter.

La historiadora María Elena Izuel cuenta que el terremoto se produjo en la madrugada y sorprendió durmiendo a la mayoría de los pobladores. “Hubo una gran convulsión porque afectó a todo el Sur, pero en especial a Las Malvinas y Villa Atuel, donde se cayeron muchas casas, que eran de adobe. La bodega Arizu y la Escuela Nacional sufrieron muchos daños”, añadió.

En el resto de San Rafael también se sintió el temblor, pero no generó grandes daños ni víctimas. “En otros distritos hubo rajaduras en paredes de algunas casas, pero nada más”.

Las réplicas continuaron hasta después de la mitad de junio. Incluso se sintieron en la ciudad y otros distritos, por lo que hubo vecinos que vivieron en carpas durante varios meses porque no se atrevían a dormir en el interior de sus casas.

La profesora Izuel recordó que el edificio escolar fue reconstruido con el dinero que se recaudó en un partido de fútbol entre las selecciones de Argentina y Uruguay, por lo que a la institución se la nombró escuela Argentinos Uruguayos, denominación que aún mantiene.

Incluso se abrieron grietas en el terreno de la zona, a tal punto que, según la docente, el auto del fotógrafo Juan Pi (hijo) se trabó en una de ellas.

Por su parte, la profesora de Geografía Carina Rodríguez, que hizo un estudio de ese tema, explicó que tuvo que ver la falla geológica que existe a dos kilómetros de Las Malvinas.

A ello se le sumó el hecho que el terreno de la zona es más blando porque las napas de aguas están más cerca de la superficie y que las viviendas de esa época eran de adobe de barro, lo que agravó los daños. “Hubo muchas grietas superficiales y salió vapor debido a las napas altas y a que allí hay actividad volcánica”, agregó.


Sobrevivió en Villa Atuel
Al momento del sismo, Matilde Neme de Roccasalvo (88) tenía cinco años, era la más pequeña de los seis hermanos (cinco mujeres y un varón) y residía en calle Godoy Cruz Este 358 de Villa Atuel.

“Me acuerdo que se sintió un remezón muy fuerte, mi mamá nos agarró debajo de sus brazos y nos sacó afuera a mí y a mis hermanas, los otros pudieron salir sin problemas, y empezaron a caerse las paredes”, dijo a UNO de San Rafael. “A dos cuadras de mi casa murieron una prima y la empleada de la familia”.

Recordó además que “a cada rato se sentía temblores, las bombas de agua que había en las casas de familia comenzaron a bombear solas y sé que se abrieron algunas grietas”, pero ella no las vio.

La vivienda “hubo que hacerla toda de nuevo”. Para pasar las primeras frías noches hicieron una especie de galpón con las chapas y se rescataron las cosas que sirvieron. “Le decíamos el galpón de lata”, evocó. Para la reconstrucción del hogar “no recibimos ninguna ayuda y nos arreglaron con lo que pudimos”.


Despertó y no estaba el techo
Haydeé Nélida Niní Turqui de Arráez (88) tenía cuatro años cuando sucedió el terremoto. Vivía con sus padres y su hermano de dos años en una casa diez kilómetros al sur del pueblo de Las Malvinas. Además, su padre poseía un almacén de ramos generales.

A más de ocho décadas, recordó que esa noche trágica se despertó en la cama, “levanté la cabeza y se veía el cielo muy estrellado. Miré a la cuna de mi hermano, que estaba al lado, y había caído el techo encima. Pero él tenía dos años y cuando pedía orinar se iba al dormitorio de mis padres. Y eso le salvó la vida, porque estaba en la cama de mis padres”.

La casa se derrumbó y a la vez se prendió fuego a causa de la deflagración de la pólvora que se vendía en el almacén para rellenar cartuchos de escopeta. “Se incendió y perdimos todo porque el seguro no cubría lo del terremoto”, añadió. Luego su papá construyó una casa que aún se mantiene.

Enlace:
http://www.unosanrafael.com.ar/sanrafael/A-84-aos-del-mayor-terremoto-de-la-historia-de-San-Rafael-20130602-0018.html

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