Pudo rehacer la verdulería que le incendiaron

Lunes 13 Agosto 2012
Diario San Rafael
 Hace casi un año, un incendio intencional destruyó su local comercial de 9 de Julio. Hoy, con esfuerzo y la ayuda de sus clientes, David García volvió a su actividad.

Han pasado 11 meses y 27 días. Esa madrugada del 9 de setiembre del año pasado, los serenos de una empresa de ómnibus de avenida 9 de Julio y Corrientes veían a dos personas salir corriendo de la verdulería ubicada una cuadra más al sur, y momentos después el resplandor de las llamas anunciaban el incendio. Muchos de los vecinos, en solidaria actitud, concurrieron a ayudar a los bomberos, pero todo fue inútil. El local y la mercadería de la verdulería quedaron reducidos a escombros. A pocos metros de allí, un hombre sollozaba amargamente sobre las ruinas de lo que fue su gran sueño. Era David García.

Se preguntaba una y mil veces “¿por qué, por qué?”, sin encontrar explicación. Había quedado en la calle, pero pensó: “todavía tengo mis brazos fuertes para salir adelante”. Y comenzó a luchar por recuperar lo perdido. Puso nuevamente la verdulería en la vereda, y los clientes, los vecinos y los amigos le respondieron. “Luché por mis hijos Santiaguito y Nicolás, y por Julia, mi esposa, y no me dejé vencer por la tragedia”, explica David a nuestro diario, que fue el primer medio que le hizo una nota.

Han pasado 11 meses y 27 días. Dentro de poco se cumplirá un año de aquel incendio que lo dejó prácticamente en la calle. “Parece mentira, ¿no?”, dice este hombre joven invitándonos a conocer su nuevo local. Tiene un decoración tropical, hay colorido en todas sus paredes, como si David hubiera querido darle a su “nuevo sueño” un toque que exprese que esperanza renació de las cenizas, como la mitológica Ave Fénix. 


Y cuenta que “es verdad, nadie puede quedarse quieto sobre las cenizas de su sueño, y yo me juré recuperarme, no tanto por mi sino por mi mujer y mis hijos, mis seres más queridos, y las promesas que les hice a mis clientes, mis amigos. Y aquí estoy”.

Y agrega que “le quise dar una nueva apariencia a mi local, darle vida y color, ya basta de pintar con los pinceles del dolor por lo ocurrido. Al otro día del incendio, el día 10, arranqué de nuevo como si nada hubiera pasado, conseguí varios cajones de verdura y fruta y me volví a instalar en la vereda, sin molestar a la gente. Y vinieron los mismos clientes, los mismos amigos, y me dieron la gran mano para salir adelante. Trabajamos duros, a pesar que mi esposa Julia había quedado sicológicamente muy afectada y decía: “¿por qué nos ha pasado esto?; ¿a quién le hicimos mal?”. Gracias a Dios ya estoy nuevamente en carrera, trabajando como me gusta, con esfuerzo. 

Me respaldan los consejos de los vecinos cuando me dicen ‘lo mereces porque sos un buen tipo’, y si bien yo no sé si soy un buen tipo, siempre he querido serlo. Si a alguien debo agradecer es a la gente, a todos sin excepción. Y a los medios de comunicación, especialmente a ustedes, que vinieron a cubrir lo del incendio con las primeras luces del día; en esa nota expresé todo mi dolor, mi bronca, y prometí que iba a volver”.

Seguramente que David volvió. Hizo lo del Ave Fénix y salió del pozo en que lo metieron dos delincuentes. Las cenizas de su vieja verdulería se las llevó el viento. Hoy sopla una breve brisa en 9 de Julio y Entre Ríos que habla de apoyo, de solidaridad, de buena vecindad para el bien de todos.


Enlace:
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