Presentarán plan de contingencia ante posible rotura de diques
Miércoles 04 Julio 2012
Diario San Rafael
Mañana, miércoles, habrá una importante disertación en el Centro de Congresos y Exposiciones a cargo de la ingeniera Noemí Regenhas de Marín, responsable del Organismo Regulador de Seguridad de Presas (ORSEP) en el departamento. El eje de la presentación serán los potenciales riesgos que pueden surgir ante el colapso de una presa y aún la rotura en cadena de varios diques ante un terremoto o un atentado con explosivos.
El año pasado hubo una disertación similar en el Concejo Deliberante, pero lamentablemente contó con un reducido auditorio ante el cual se plantearon las distintas hipótesis de riesgo para las poblaciones ubicadas en zonas bajas o aledañas a los ríos.
En esa oportunidad se planteó que ante una inusitada crecida del caudal que ingresa a los diques, se podría amortiguar esos volúmenes mediante el manejo de los embalses. Por ello es que en invierno se tiende a que los diques cabecera concentren al mayor volumen masa líquida y en verano se transfiere el agua a los embalses compensadores para atender la demanda agrícola.
Para estas erogaciones se tiene en cuenta la necesidad de tener capacidad disponible para amortiguar inesperadas crecidas originadas por mayores deshielos o por intensas lluvias aportadas por los arroyos que recorren grandes distancias en la precordillera.
Río Diamante
En la cuenca del río Diamante existe un antecedente en la década 70, cuando este curso de agua no estaba regulado. En la temporada estival, el barrio de la Isla del Diamante se anegaba totalmente ya que el agua llegaba a la altura de los puentes o aún superaba esa marca. Esta situación cambió al construirse el dique Agua del Toro, ya que antes las crecidas del Diamante arrasaron con una buena franja de terreno afectando las ruinas del fuerte San Rafael del Diamante y el cementerio de Villa 25 de Mayo.
Bien puede decirse que las crecidas aluvionales son un riesgo en potencia, pero lo más preocupante es la posible rotura de un embalse por efectos de un terremoto u otra causa, ya que se liberaría una masa hídrica de tal magnitud que debería medirse en miles de metros cúbicos por segundo y con una fuerza inusitada.
Los mapas de inundación demuestran que, de producirse una catástrofe de magnitud, Villa 25 de Mayo quedaría bajo el agua, lo mismo que la Isla del Diamante y el caudal abarcaría una amplia extensión a ambos lados del cauce, afectando áreas cultivas y viviendas. También se prevé que la mayor parte de la masa hídrica impactaría en Rama Caída por la pendiente natural existente, el sur de Cañada Seca, Villa Atuel y el sur de la ciudad de General Alvear.
Ante una gran inundación, el agua se desplazaría hacia El Cerrito, pero no afectaría la ciudad por estar en una zona alta y parte de la masa hídrica se amortiguaría favorablemente para Monte Comán, a la altura de Las Aguaditas donde la masa hídrica descendería hasta el Atuel por el antiguo curso que vinculaba los ríos Diamante y Atuel.
El Atuel
En el caso del río Atuel se registra como antecedente de daño más próximo lo sucedido el 28 de diciembre de 2010, cuando una masa de agua superior a los 400 metros cúbicos por segundo causó importantes daños e inconvenientes en complejos turísticos.
En caso de rotura de un dique o de varios en cadena, Valle Grande sería arrasado por completo y las aguas, al llegar a la planicie, afectarían tierras cultivadas en ambas márgenes con gran impacto en Cañada Seca, Villa Atuel y el sur de la ciudad de General Alvear.
Aconsejan desalentar asentamientos en zonas inundables
Los técnicos tienen definidas las zonas que podrían ser afectadas por los caudales arrastrados por los ríos Diamante y Atuel, de lo cual mucho no se habla para no alarmar a la población, aunque esto permite que se avance con la construcción de viviendas en zonas potencialmente riesgosas.
Hace 50 años o más las tierras del parque Mariano Moreno ubicadas detrás del ex hotel de Turismo, fueron ocupadas por familias que, ante la falta de vivienda y recursos, fueron instalando sus precarias casas en terrenos fiscales, donde la división de los lotes quedaba a criterio de los ocupantes ante la indiferencia de la Dirección de Bosques. Esos terrenos, en algunos sectores, están por debajo de la cota del lecho del río y en otras zonas casi al mismo nivel por lo que ante cualquier crecida se inundan rápidamente.
En la década del 70, ante las continuas inundaciones en temporada estival se pensó en erradicar a las 800 familias que habían usurpado esos terrenos, pero todos los gobiernos que se sucedieron en el tiempo lo postergaron por falta de presupuesto o por el costo político de la decisión.
Al construirse el dique Agua del Toro desaparecieron las inundaciones, lo que dio lugar a que creciera rápidamente ese asentamiento, e incluso se construyeron viviendas de mampostería. Para colmo, unos años atrás el IPV construyó un barrio casi debajo de la línea de alta tensión, y al sur, en calle Angrimán una serie de viviendas con terreno para hacer chacra.
Si bien existe un plan de contingencia y salvataje para evacuar a la población, no alcanzarían los recursos disponibles para movilizar tantas personas en espacio de una hora, es decir en el plazo que demoraría el golpe de agua desde la presa El Tigre a la Isla.
Además hay que tener en cuenta que aguas arriba de la Isla se produciría la misma contingencia en ambas márgenes del río y otro tanto aguas abajo del parque Mariano Moreno.
Por ello es que se sugiere a las empresas que extraen áridos del lecho del Diamante no dejar grandes montículos de piedra, ya que los mismos impedirían el libre escurrimiento de las aguas que, al chocar con esas paredes, se esparcirían hacia las márgenes afectando las zonas bajas.
Estos y otros temas vinculados a posibles contingencias se ventilarán mañana a partir de las 9 en el Centro de Congresos y Exposiciones y sería oportuno que puedan concurrir las personas que están asentadas en zonas de riesgo para que conozcan acabadamente la situación en que se encuentran.
Enlace:
http://www.diariosanrafael.com.ar/83355
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