HOMICIDIO, FEMICIDIO, GENOCIDIO...

28 de Julio de 2015
contralaapostasia.com

Estas tres palabras son mencionadas con frecuencia en la prensa, radio, y televisión. Todos los días nos llegan reportes con noticias de sucesos lamentables acaecidos en distintos puntos de nuestro país y el mundo, dando cuenta del creciente número de crímenes violentos. Los ciudadanos se asombran al observar la saña de los asesinos sobre sus víctimas, a las cuales han decapitado y desmembrado, y todos se preguntan: “¿A dónde iremos a parar?”.


Ya no se respeta la vida de la mujer y  de los niños, que también son víctimas inocentes de los pecados cometidos por sus padres, quienes se involucran en pandillas, extorsiones, secuestros, y narcotráfico. Por otro lado, grupos sociales andan detrás de que se ajusticie a militares acusados de crímenes contra la humanidad, sindicados de masacrar a centenares de personas, las cuales vivieron la mala suerte de estar en medio de una guerra que ni provocaron ni apoyaron; pero que a ellos les tocó pagar las consecuencias de la mismas, y ver sus aldeas arrasadas y sus familiares asesinados brutalmente.

Invariablemente hay una palabra que se proclama y se invoca en todos estos casos de homicidio, femicidio, y genocidio. Esta palabra es: ¡JUSTICIA! Sí, se pide y se reclama que la justicia sea aplicada con todo rigor sobre los responsables de tanto crimen y muerte violenta. Pero curiosamente, ningún líder político o religioso, ningún grupo social, ni medio de comunicación masiva; ninguno de ellos piensa ni por un segundo en el genocidio secreto que se ejecuta a diario en clínicas médicas clandestinas, donde hombres y mujeres sin escrúpulos ni decencia acaban con la existencia de millares de seres humanos.

ESE GENOCIDIO TIENE EL NOMBRE DE: EL ABORTO.
(Nadie está exigiendo que se haga justicia contra los asesinos de bebés, esos hombres y mujeres criminales y genocidas que juraron proteger la vida y la salud de la humanidad, pero cuyos aberrantes crímenes contradicen esa promesa que apoyó la supuesta noble vocación médica ejercida por ellos.)
Mucha gente no entiende el porqué de tanto secuestro, extorsiones, asesinatos de pilotos del transporte urbano, desmembramientos, y guerras de nación contra nación. Simplemente es porque la sociedad está cosechando lo que ha sembrado. Gálatas 6:7 dice: “No os engañéis, Dios no puede ser burlado; porque lo que el hombre sembrare, eso también segará.” Y Proverbios 22:8 dice: “El que sembrare iniquidad, iniquidad segará.” Entonces la misma sociedad se está condenando sola, porque no se puede evadir de ningún modo la sentencia de Dios.

femicidioMuchos dirigentes sociales, políticos, y religiosos adolecen de un silencio cómplice frente al problema del aborto. Pero la justicia que ellos invocan en otros casos ahora está cayendo de vuelta sobre la sociedad, ya que el crimen del aborto no solamente no es denunciado, sino que hasta es apoyado y promovido por ellos.

¿Cómo entonces esperan que la situación mejore, que cese la violencia, y haya paz y seguridad? Si ellos están de acuerdo con el crimen del aborto. Pero el mundo tiene que cosechar lo que ha estado sembrando.

La sangre derramada de todos esos infantes inocentes, abortados por centenares de mujeres en clínicas médicas clandestinas, clama por la justicia de Dios desde la tierra: “¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito seas tú de la tierra que abrió su boca para recibir la sangre de tu hermano de tu mano.” (Génesis 4:10-11)

La Palabra de Dios condena la injusticia del aborto, pues es derramar sangre inocente. Proverbios 6:16-17 dice: “Seis cosas aborrece el SEÑOR, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente.” Con claridad entendemos que el Todopoderoso detesta el trabajo de ese médico y esa enfermera que usan sus manos para masacrar cruelmente a un inocente feto.

Las manos de esta generación adúltera y pecadora están manchadas con la sangre inocente, esos abortistas-genocidas que reciben dinero por desmembrar, decapitar, y asesinar un cuerpecito vivo y hecho a la imagen de Dios el Creador. “Porque vuestras manos están contaminadas de sangre, y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira, habla maldad vuestra lengua.” (Isaías 59:3) “Llenas están de sangre vuestras manos.” (Isaías 1:15) “Aun en tus faldas se halló la sangre de las almas de los pobres, de los inocentes.” (Jeremías 2:34)

Ustedes, promotores y defensores del aborto, ustedes que practican el homicidio abusando de su profesión médica, ustedes madres desnaturalizadas que egoístamente alegan tener derecho sobre sus propios cuerpos, pero pisotean el derecho de los cuerpecitos de sus bebés; todos ustedes son hijos del mal y descendientes de Herodes; los cuales fueron inmisericordes con los niños de los judíos, y los mandaron a matar para afianzar su poder político.

Todos ustedes, al igual que los políticos y grupos sociales que promueven la legalización del aborto, todos ustedes son iguales a Hitler, Stalin, y Mao Tse-tung, aquellos genocidas que masacraron a millones de personas, argumentando una limpieza étnica.

Escuchen pues, qué es lo que dice la Palabra de Dios a ustedes: “Por tanto, vivo yo, dice el Señor DIOS, que a sangre te disputaré, y sangre te perseguirá: y pues la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá.” (Ezequiel 35:6) México lo está mirando, Centroamérica y los Estados Unidos lo están experimentando, cómo aumenta desproporcionadamente la violencia y los crímenes sangrientos. Pero todo esto es por la misma causa: Que la sangre inocente de todos esos bebés abortados está persiguiendo a nuestros países.

Por eso con mayor fuerza nosotros predicamos: ¡ARREPENTÍOS! ¡ARREPENTÍOS Y CONVERTÍOS AL SEÑOR JESÚS!

Quizá alguien al leer esto se escandalice y alborote por la forma que hablamos. Tal vez alguna persona nos de la sugerencia de: “Mejor no hay que decir nada, sólo hay que orar por ellos.” Pero la Palabra de Dios declara así: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado.” (Isaías 58:1)

Lo triste es que algunos gobernantes andan viendo cómo legalizar el pecado y la iniquidad. En países como México y España el aborto ha sido legalmente autorizado. Ellos comenzaron despenalizando las drogas y después terminaron legalizando el aborto.

Pero veamos la triste y lamentable situación de caos social, moral, y político en que ahora viven esos países: En México por ejemplo, masacran los narcos a gente por docenas, y cada poco aparecen cuerpos mutilados en las calles.

Los gobernantes de esos países no pensaron en el futuro de sus propios hijos, mucho menos les importó las vidas de los hijos de los demás. Esos políticos sólo querían llegar al poder, y se ocuparon entonces de satisfacer las demandas de grupos sociales anti-cristianos que exigían libertad para drogarse, abortar, y distorcionar el matrimonio natural.

Enseñemos a nuestros hijos el temor del SEÑOR que nos viene advirtiendo desde siglos, no los abandonemos a la vagancia, ni a las malas compañías, no lo expongamos solos a la televisión, internet que es la moda perversa. Luchemos por las vidas de nuestros hijos, y no seamos cómplices de los asesinos.

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