Inteligencia emocional: características y claves para desarrollarla

Argentina, 11 de Diciembre 2015 
Nota: naxio.com

Cada vez más, la inteligencia emocional se consolida como una cualidad imprescindible para alcanzar el éxito en todos los ámbitos.


 Este es el factor que hace que no siempre “los más inteligentes de la clase” sean los que más logros alcancen en el futuro.

Daniel Goleman escribió en 1995 el libro Inteligencia Emocional, en el que sentaba las bases de este tipo de inteligencia, diferente a la intelectual pero que resultaba igual o más importante para la vida diaria. Uno de los apuntes que podemos encontrar en este best seller es que el coeficiente intelectual solo es determinante en un 20% para alcanzar el éxito. El 80% restante es un cúmulo de suerte, clase social y, en mayor medida, inteligencia emocional, dentro de la cual estaría la capacidad de motivación, de continuar a pesar de las frustraciones, el control de los impulsos y de la angustia, y la confianza en los demás.

Goleman señala en su libro que la comunidad empresarial lleva años siendo consciente de la importancia de esta cualidad para el desarrollo de su actividad. Aspectos como la productividad laboral en las personas, el éxito de una empresa, la prevención de un desastre corporativo o los requisitos que debe tener un líder, son más fáciles de comprender a través de esta herramienta emocional.

No solo el ámbito empresarial ha resaltado los aspectos positivos de la inteligencia emocional para alcanzar el éxito. La comunidad deportiva también se ha sumado a esta tendencia al descubrir cómo esta cualidad puede ayudar a ganar en una competición. En el deporte de alto rendimiento hay que tomar la mejor decisión en el menor tiempo posible, por lo que hay que aprender y conocer las emociones que se sienten para aprender a controlarlas y transformarlas positivamente para la tarea que realicemos. La inteligencia emocional en el deporte se ha convertido en parte imprescindible del entrenamiento de todo deportista.

En el póker profesional, también se ha descubierto la importancia de este tipo de inteligencia para obtener un mayor resultado en las partidas. La jugadora de póker profesional, Leo Margets, reconoce en un artículo llamado “Cómo de inteligente eres emocionalmente”, que el asistir a cursos para desarrollar este tipo de inteligencia la han ayudado tanto en su vida personal como en la profesional. En la profesional, porque para ser un buen jugador de póker es necesario fortalecer el control de los altibajos emocionales para que no influyan en una toma errónea de decisiones. En cuanto a su vida personal, la inteligencia emocional le ha ayudado a entender que no todo el mundo siente de la misma forma, y que lo que es bueno para uno mismo no tiene por qué serlo para el otro.

Estas cualidades presentes en diferentes ámbitos de la vida personal y profesional las recoge Goleman para señalarlas como los factores que conforman la inteligencia emocional:
  • Conciencia de uno mismo. Aprender a reconocer nuestras emociones y lo que estamos viviendo.
  • Equilibrio o capacidad de controlar el mal humor.
  • Motivación o capacidad de inducirnos pensamientos positivos como el optimismo, confianza o entusiasmo.
  • Control de los impulsos. Un mayor control de los impulsos llevará a una mayor capacidad de controlar las frustraciones, indispensable para seguir adelante y no rendirse.
  • Sociabilidad o capacidad de interpretar las emociones de los demás para aprender a controlar  mejor las nuestras.

Cómo desarrollar la Inteligencia Emocional
Antes de este apartado hemos visto, a grandes rasgos, las cualidades que debería plasmar una persona con una óptima inteligencia emocional. Sin embargo, como el resto de tipos de inteligencia, también la emocional puede desarrollarse siguiendo una serie de diferentes técnicas tanto físicas como psicológicas.

Entre las físicas podemos encontrar:
  • Reconocer aquellas sensaciones físicas que nos pueden producir determinadas situaciones. Un nudo en el estómago yendo al trabajo puede indicarnos que estamos es una situación de estrés y el estrés hay que evitarlo.
  • Técnicas de relajación que nos ayuden a alejarnos del problema que nos provoca un sentimiento negativo. La meditación o el deporte nos pueden ayudar a controlar los nervios.
  • Ser conscientes de nuestras reacciones viscerales (sudoración, salivación, aceleración inconsciente de la respiración...) para reconocer nuestras emociones imperceptibles.
  • Aislarse de la situación que nos provoca estrés para, en solitario, recuperar la serenidad.

Existen otro tipo de fórmulas que trabajan aspectos de nuestra psicología que nos pueden ayudar a desarrollar la inteligencia emocional. La piedra angular y base de todo es llegar a conocer cuáles son nuestras verdaderas emociones:
  • La distracción con otra actividad que nos aleje mentalmente de la que nos provoca estrés o malas emociones.
  • Reconsiderar la situación para verla más positivamente. Por ejemplo si alguien no está importunando, pensar en que puede estar pasando por una mala situación personal.
  • Si tenemos pensamientos negativos dedicarles unos minutos al día. Después no volver a pensar en ellos.
  • No huir de lo que se siente ni interpretar nuestras emociones de forma inmediata, podríamos confundir lo que realmente sentimos.
  • Encontrar situaciones anteriores en las que hemos sentido determinada emoción del presente para compararla y entenderla mejor.
  • No tener miedo a salir de nuestra zona de confort e intentar enfrentarnos a los desafíos con humor y de forma positiva.


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