2da. Parte “Después de Malvinas siguen demostrando sus destrezas los pilotos argentinos”. (VIDEO)
17 de Julio de 2012
Fuerza Aerea Argentina
La
Fuerza Aérea Argentina (también llamada FAA) es la rama de
aviación de las Fuerzas Armadas de Argentina.
Actualmente en la Argentina, esta fuerza es particularmente respetada por sus hazañas durante la guerra de las Islas Malvinas (1982) en donde los pilotos, sin experiencia de combate, con tecnologías retrasadas y muchas veces mal estado de los aparatos, le produjeron a la Marina Inglesa pérdidas importantes, así como derribaron varias aeronaves enemigas y bombardearon algunas posiciones terrestres clave, generalmente en inferioridad de condiciones. Logrando de esta manera, el respeto a nuestros pilotos y cambiando el curso de las futuras batallas aéreas en todo los Continentes.
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***“Contiene Vocabulario no apto para menores”***
***“Contiene Vocabulario no apto para menores”***
Cesar Falistocco piloto Argentino haciendo de las suyas.
29ª Convención en vuelo EAA – Gral. Rodríguez 2010
30 Convención en vuelo EAA
Locuras con un mirage
Reseña Histórica de la Aeronáutica Argentina
La actividad aeronáutica registra en nuestro país una trayectoria que supera en mucho el siglo pasado. Ya en los años de nuestra independencia, más concretamente en el pronunciamiento de mayo, 1810, Miguel de Colombisse, relojero de origen holandés, se dirigió a la Junta Provisional Gubernativa, desde su residencia en Mendoza, solicitándole la suma de cuatro mil pesos para la construcción de un aeróstato, rígido, impulsado por remos y dirigido por un timón. La solicitud recibida por la Junta fue rechazada ya que en virtud de las urgencias militares del momento, no era posible acceder a ella.
Durante el pasado
siglo los cielos de las ciudades del país se vieron reiteradas veces invadidos
por arriesgados aeronautas a bordo de globos de aire caliente, tales como el
francés Lartet o el norteamericano Wells y así lo registran cuadros y
litografías de la época, como las de Enrique Pellegrini y otros.
Pero la Guerra de la Triple Alianza, inició entre nosotros la Aerostación Militar, así fue como en el año 1866, el 6 de julio, un aeróstato cautivo del Ejército Brasileño, se elevó sobre las líneas aliadas para observar las posiciones de la artillería paraguaya, llevando a bordo al Ingeniero polaco Roberto A. Chodasiewiecz (incorporado al Ejército argentino con el grado de Capitán) que se constituyó así en el primer militar argentino y latinoamericano en elevarse en globo.
A fines de 1907
regresó al país el joven diplomático y deportista Aarón de Anchorena, trae
consigo un globo esférico de 1.200 metros cúbicos,
adquirido en Francia y al que bautizó con el más criollo de nuestros vientos
“Pampero”.
Una vez instalado y
armado, invitó a su amigo el Ingeniero Jorge A. Newbery, joven deportista, ex
alumno de Thomas Alva Edison, pionero en el terreno de la energía eléctrica y
ganador de varios premios deportivos; a participar de la primera ascensión del esférico
en la Navidad
de ese año, es así como el 25 de diciembre de 1907, el Pampero salió desde la Sociedad Sportiva
Argentina, hoy Campo de Polo y cruzó los cielos descendiendo en la vecina
orilla del Río de la Plata,
en Conchillas, República Oriental del Uruguay.
El hecho produjo gran
entusiasmo y el 13 de enero de 1908 se creaba el Aero Club Argentino, primera
entidad aérea del país. Sus autoridades Aarón de Anchorena (Presidente), Arturo
Luisoni (vicepresidente) y Jorge Newbery (vicepresidente segundo) unieron a
todos los entusiastas del “más liviano que el aire”, entre otros Eduardo
Newbery, Horacio Anasagasti, Alberto Mascias, Antonio de Marchi y Carlos
Hirmscher.
La actividad aérea continuó febrilmente durante 1908, hasta que en la tarde del 17 de octubre se elevó el Pampero, llevando a bordo al Dr. Eduardo Newbery y al Sargento Eduardo Romero, el vuelo se inició normalmente pero en horas de la noche el viento lo arrastró probablemente hacia el Río, nunca más volvería el Pampero ni sus intrépidos tripulantes quienes se convertirían en los primeros mártires de la naciente aeronáutica.
Pese a la tragedia,
la actividad no cejó. Pasado un tiempo el Aero Club retomó el camino iniciado y
el 24 de enero de 1909 se elevó el globo de seda “Patriota” adquirido en
Francia por el Ingeniero Horacio Anasagasti.
El final de ese año
encontró al país en pleno dedicado a los preparativos del festejo del
centenario de Mayo, entre los comités de celebraciones, se destacó el barón
Antonio de Marchi, quien como presidente de la Sportiva, se comprometió
a traer para las festividades el vuelo de “los más pesados que el aire”. Es así
que logra el concurso de destacados aviadores europeos que llegan al país en
los primeros días de enero de 1910. El aviador francés Henri Brégi, con dos
biplanos Voisin de 50 caballos de fuerza y una semana más tarde Ricardo
Ponzelli se trasladó a Campo de Mayo y realizó su vuelo inicial, pero al llegar
a 200 metros
del recorrido el viento le hizo perder estabilidad y el avión cayó rompiendo un
ala. De esta forma, se malogró el primer vuelo mecánico en el país. Brégi tuvo
mejor suerte y el 6 de febrero pudo realizar en Longchamps dos vuelos completos
sobre el hipódromo, aterrizando sin novedades.
Llegados los aviones era imprescindible contar con un aeródromo y es así como el 23 de marzo de 1910, nació el aeródromo de Villa Lugano con dos kilómetros de pista de tierra, ocho hangares y doscientos metros de tribuna, fue allí donde le nacieron alas a la Patria. Desde allí, el 30 de marzo de ese año el aviador Emile Aubrun realizó el primer vuelo nocturno en el mundo.
El aero Club
Argentino volcó todas sus fuerzas en pos del vuelo con motor, trajo máquinas e
instructores que impartieron sus conocimientos a Newbery, Carlos Goffre,
Florencio Parravicini, Hermán Hentsch y Carlos Roth, quienes recibieron sus
brevets de aviador en junio del año del Centenario.
Paralelamente con sus
actividades aeronáuticas civiles, el Aero Club Argentino, fue despertando la
conciencia de la sociedad en la utilidad del avión para las actividades
militares, como ya habían hecho Italia, Francia, Alemania y las demás potencias
europeas. La idea fue prendiendo en Argentina y por ello se formó una Comisión
Pro Flotilla Aero Militar Argentina (creada por iniciativa del My. (R) Arturo
P. Luisoni y presidida por el barón Antonio de Marchi) encargada de recaudar
fondos para la compra de aparatos.
La labor de esta
Comisión rindió frutos en tiempo record y puso de manifiesto la generosa
disposición de nuestros connacionales. Así el 10 de agosto de 1912, el
Presidente de la Nación
Doctor Roque Saénz Peña firmó el decreto por el que se creaba
la Escuela de
Aviación Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero Club Argentino que
brindaba gratuitamente su parque aerostático, asesoramiento y profesores. El
lugar donde habría de instalarse el nuevo instituto era un terreno que había
pertenecido al Segundo Grupo de Artillería a Caballo y que el Aero Club
Argentino cedió a la Escuela
de Aviación Militar con sus instalaciones y que llevaba el nombre de El
Palomar.
Creada la Escuela y la Dirección Técnica a cargo del Aero Club Argentino, se procedió a llamar a oficiales para integrar el primer curso de Aviadores Militares, que después de una estricta selección quedó integrada por: Teniente de Fragata Melchor Z. Escola, Tenientes primeros Raúl E. Goubat y Aníbal Brihuega, Tenientes Alfredo S. Agneta, Saturnino Pérez Ferreyra, Carlos F. Giménez Kramer, Baldomero de Biedma, Pedro Zanni, Juan Carlos Ferreyra y Leopoldo Casavega y Subteniente Manuel Félix Origone, quien sería el primer mártir entre los oficiales de la Escuela de Aviación Militar al perecer en un accidente aéreo pocos meses después.
La primera meta fue
el Río de la Plata.
Cattaneo ya lo había cruzado en 1910, pero solo de ida ya que
regresó en barco. Fue Jorge Newbery quien el 24 de noviembre de 1912, con
intención de ir a la estancia de su amigo Aarón de Anchorena, en la Barra de San Juan, Colonia;
lo cruzó en un Bleriot XI de su propiedad, de ida y vuelta a El Palomar en el
mismo día. Pero su hazaña fue superada unos pocos días después por el
conscripto Pablo Teodoro Fels, quien a bordo de su Bleriot, idéntico al de
Newbery lo cruzó en la madrugada del 1º de diciembre de 1912 con rumbo a
Montevideo, donde llegó dos horas después, batiendo el record mundial en el
vuelo sobre agua. Por esta hazaña, Fels fue felicitado, homenajeado y
¡sancionado! por el ejército por haber contravenido las reglamentaciones
militares. Tras cumplir su arresto, fue ascendido a Cabo.
Jorge Newbery, entre
tanto, seguía su intensa labor batiendo records y sumando experiencia con
intenciones de realizar su gran sueño, el cruce aéreo de la Cordillera de los
Andes. En estos preparativos, batió el record mundial de altura, al elevarse 6.225 metros sobre El
Palomar. Luego de ello partió hacia Mendoza a fines de febrero de 1914, a fin de recorrer la
cordillera en tren y tomar notas meteorológicas, de alturas y pasos, pero el
día 1º de marzo, el mismo en que debía regresar a Buenos Aires, no pudo
rechazar una amable invitación para realizar una exhibición de vuelo,
utilizando el aparato de Fels, que se hallaba en Mendoza. Se elevó sin
sobresaltos, pero tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no
respondió a sus mandos y se precipitó a tierra. Newbery moría instantes
después, en la plenitud de su vida plegaba sus alas, luego de ofrendárselas a la Patria. En Buenos Aires
su sepelio fue multitudinario. Años después sus restos serían trasladados a un
Mausoleo en la Chacarita,
erigido como perpetuo recuerdo de quien fue el artífice y Fundador de la Aeronáutica Militar
Argentina.
En 1919 el gobierno
francés donó a nuestro país tres aviones, un Spad XII y dos Nieport de 165 HP y
se designó a los pilotos Zanni, Parodi y Matienzo para que intentaran el cruce
de la cordillera en escuadrilla. El 28 de mayo realizaron el intento, pero una
falla al despegar obligó a Parodi a desistir, más adelante lo hizo Zanni,
enfrentando a un fuerte viento. Matienzo no advirtió el regreso de su compañero
y siguió solo. No se supo de él hasta el 19 de noviembre de ese año, en que sus
restos fueron encontrados en las cercanías de las Cuevas. Se había visto
obligado a aterrizar e intentó regresar hasta la población, pero el frío y el
sueño lo vencieron, se durmió para siempre sentado en una roca, a sólo unos
kilómetros del refugio.
La década del veinte
estuvo jalonada de grandes raids y records, en los que la aviación argentina se
destacó entre las primeras del mundo. Es así que en el año 1924 el Mayor Pedro
Zanni inició su famoso raid alrededor del mundo, cubriendo en diversas etapas
el cruce sobre Europa y Asia hasta Japón. Acompañado del mecánico Felipe
Beltrame y en dos máquinas Fokker denominadas Ciudad de Buenos Aires y
Provincia de Buenos Aires recorrió 17.000 Kms.
En el año 1926 otro
raid dio al país renombre internacional, el aviador Eduardo Olivero, as de la
aviación italiana de la primera guerra y experimentado piloto, acompañado del
joven Bernardo Duggan y del mecánico italiano Ernesto Campanelli, logró cubrir
el trayecto Nueva York - Buenos Aires en un hidroavión Savoia S 59. Luego de
varios inconvenientes que llegaron a poner en peligro sus vidas llegaron a
Buenos Aires el 13 de agosto cubriendo una ruta de 14.856 Kms.
Al 1927 ante la importancia adquirida por la Aviación Militar, un decreto del Poder Ejecutivo creaba la Dirección General de Aeronáutica con la categoría de Gran Repartición. Ese mismo año se crea en Córdoba la Fábrica militar de Aviones, ya que si bien se fabricaban aviones desde los inicios de la aviación en nuestro país, tales como los Castaibert o los Mira y desde 1916 existía un taller en la escuela que no sólo reparaba sino que llegó a construir máquinas, la fabricación no estaba racionalizada ni regulada. Es por ello que un Decreto del Poder ejecutivo da forma a una sentida necesidad al crear la Fábrica y encargar la Dirección de la misma a los Ingenieros Domingo Salvá y Francisco de Arteaga el 10 de octubre de 1927. Al año siguiente produjo sus primeros aviones, los Avro K-504, cuyo primer prototipo fue probado por el Suboficial Segundo A. Yubel. Las máquinas se fueron sucediendo, los Ae M.E.1, primeros en ser íntegramente fabricados en el país, realizarían en 1932 el raid Buenos Aires Río de Janeiro y al año siguiente conformarían la escuadrilla “Sol de Mayo” que lograría cubrir El Palomar - Río – Montevideo – El Palomar en vuelo de confraternidad. Los éxitos se sucedieron a lo largo de los años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa.
El 11 de febrero de
1944 se da el primer paso para el nacimiento de la más moderna de las Fuerzas
Armadas, se crea el Comando en Jefe de Aeronáutica, en uno de los considerandos
del decreto se hacía mención a la creación de la Secretaría de
Aeronáutica en un futuro cercano.
Es así que el 4 de
enero de 1945 la Fuerza
Aérea Argentina nace como fuerza armada independiente, al
crearse la citada Secretaría. A partir de esta fecha la nueva Fuerza asume en
pié de igualdad con el Ejército y la
Marina de Guerra, la alta misión que significa la custodia y
defensa de la
Soberanía Nacional.
La nueva Fuerza se
moderniza, en especial al recibir la Argentina, como pago por la deuda que Gran
Bretaña tenía con nuestro país luego de la Segunda guerra, modernos aviones a reacción, los
famosos Gloster Meteor y los grandes bombarderos Avro Lincoln y Lancaster, con
lo que la Fuerza Aérea
Argentina se convierte en la primera de América Latina en poseer aparatos a
reacción.
La Fábrica Militar de Aviones recibe también gran impulso, de esos años datan los proyectos de aviones a reacción, que cristalizarán años después en los Pulqui I y Pulqui II, máquinas íntegramente fabricadas por personal argentino dirigidos por los ingenieros Emile Dewoitine (francés) y Kurt Tank (alemán) el famoso constructor de los cazas a reacción de la Segunda Guerra Mundial.
En el año 1947
nuestro país realiza sus primeras actividades en la investigación espacial y es
la Fuerza Aérea
quien a través de la
Comisión Nacional de investigaciones Espaciales (CNIE), lleva
a cabo lanzamientos de toda una familia de cohetes los GAMMA CENTAURO, BETA
CENTAURO, ORION y otros.
En 1952 la Fuerza Aérea da
comienzo a su presencia en la
Antártida cuando un avión Avro Lincoln, al mando del
Vicecomodoro Gustavo A. Marambio, realiza un lanzamiento de elementos de
supervivencia sobre la base General San Martín del Ejército Argentino. En ese
mismo año, integrando la primera Fuerza Aérea de Tareas Antárticas (FATA), los
Avro Lincoln enlazan la
Argentina continental con la Argentina Antártica
y en el año 1961 la experiencia se concreta de forma permanente con la creación
de la “Base Aérea Teniente Benjamín Matienzo” y el Grupo Aéreo I que con sede
en dicha base y contando con dos aviones Beaver, operaba en el desierto blanco.
En el año 1962 el
Douglas Dc-3 (TA-33), al mando del Capitán Mario Luis Olezza, une Río Gallegos
con la Base Matienzo
estableciendo el 2 de noviembre el primer servicio de transporte aéreo militar
a la Antártida. El
1º de diciembre realiza la ruta Matienzo-Ellsworth y cuando intentaba despegar
con rumbo al Polo Sur, la máquina sufre un accidente frustrando la operación.
En 1965, el TA –05,
trasladó personal y material a la
Base Aérea Matienzo para el lanzamiento de cohetes de la CNIE en la Antártida. A partir
de septiembre de ese año acompañado de los Beaver P-05 y P-06, llevaron a cabo
el apoyo aéreo a la expedición del Coronel Leal. Hasta fines de 1965 realiza
múltiples tareas en la zona, entre ellas el traslado de correspondencia
interbases, el salvamento de una patrulla perdida en los 80º S, el
reconocimiento de zonas y rutas inexploradas y los vuelos al Polo Sur y
transpolar a la base USA Mc Murdo el 3 de noviembre de 1965.
Durante los años siguientes la labor continuó intensamente, se evaluó que para terminar con el aislamiento antártico, se necesitaba una base aérea permanente, que posibilitara el aterrizaje de aeronaves con tren convencional la mayor parte del año. La tarea se inicio el 30 de agosto de 1969 en la Isla Marambio, se despejó el terreno y se alisó una pista, que es inaugurada el 25 de septiembre en que aterriza el Beaver P-03 y dos días después lo hace el célebre TA-05. La inauguración de la base se efectuó el 29 de octubre recibiendo el nombre del primer comandante de la FATA, Vicecomodoro Gustavo A. Marambio.
Al año siguiente se
realizó la primer operación de rescate, cuando dos helicópteros Hughes 500
OH-6A, evacuaron al jefe de la Estación Científica Almirante Brown y lo
trasladaron a Marambio, para su posterior atención médica en la Capital Federal.
En el terreno de la
investigación espacial, en esos días se realizan distintas experiencias, se
lleva a cabo la operación BIO I que consistió en el envío a las altas capas de
la atmósfera de una rata blanca en la carga útil de un Orión II y su posterior
recuperación para el estudio de las reacciones de su organismo al vuelo
espacial. En ese mismo año se lanzan simultáneamente desde la Base de CELPA en Chamical y
desde la Base Matienzo,
cohetes ALFA CENTAURO. A estos experimentos se suceden los realizados con los
cohetes CANOPUS, RIGEL y CASTOR.
Durante los setenta la Fuerza Aérea
Argentina continuó intensamente con su labor. En este sentido, los aviones
Hércules C-130 llenaron de orgullo a nuestra institución ya que en 1971 se
realiza el primer vuelo directo desde Buenos Aires hacia la Base Aérea Vicecomodoro
Marambio y el 4 de diciembre de 1973 se realiza el primer vuelo transpolar
bicontinental, uniendo el continente americano con Oceanía.
El 27 de octubre de
1977, un helicóptero Lama Sa-315, al mando del Teniente Héctor Pereyra aterriza
en tres oportunidades en la cumbre del cerro Aconcagua, este vuelo, realizado
por primera vez, le valió al piloto la felicitación de la empresa
Aeroespatiale, fabricante de la máquina. Asimismo, durante esta década se crean
la Dirección
Nacional de la Policía Aeronáutica, la Dirección Nacional
de Aeronavegabilidad y el Liceo Aeronáutico Militar.
La década siguiente estuvo signada por un acontecimiento bélico sin precedentes en la historia del país. El 2 de abril la Argentina inicia la operación tendiente a la recuperación de las Islas Malvinas. La Fuerza Aérea participa en ella y en el posterior conflicto con Gran Bretaña, que se prolonga hasta el 14 de junio. Durante la contienda la Fuerza Aérea recibe el Bautismo de Fuego el día 1º de mayo y desde entonces hasta el fin de las hostilidades, realiza operaciones que causaron la admiración del mundo por su audacia y las condiciones adversas a las que debieron sobreponerse.
Cincuenta y cinco
hombres de la Fuerza
Aérea son los héroes que ofrendaron sus vidas y marcaron
indeleblemente el camino de la Soberanía Nacional en los cielos de la Patria.
Con el advenimiento
del nuevo milenio, la
Fuerza Aérea se encuentra abocada no solo a sus actividades
estrictamente militares, sino que también responde a exigencias y necesidades
de la comunidad. Ejerce el control del tránsito aéreo; es responsable de los servicios
de búsqueda y salvamento; efectúa investigaciones científicas. Participa en el
combate contra incendios; enlaza el continente antártico en vuelos que permiten
abastecer y comunicar las bases transpolares. A través de su línea de fomento -
LADE - mantiene comunicadas a las poblaciones más aisladas de nuestro
territorio. Ante catástrofes naturales realiza el traslado de ayuda
humanitaria, facilitando medios aéreos y terrestres que permiten responder con
celeridad y eficacia ante las situaciones de emergencia. Siendo líder en la
convocatoria de las misiones de paz, en organismos transnacionales, la Fuerza Aérea
Argentina participa activamente ante los requerimientos de “cascos azules” o
“cascos blancos” en varios puntos del globo.
La institución desde
sus orígenes fue considerada como un símbolo del progreso del país, al tiempo
que abría nuevos rumbos a la labor de las instituciones armadas, posibilitando
extender sus horizontes de acción.
La Fuerza Aérea
consciente del vertiginoso avance de la ciencia, la técnica y la complejidad
del mundo moderno, trabaja en su más ambicioso proyecto de cara al futuro.
Nuevos destinos de sus bases para optimizar los recursos operativos al servicio de la defensa del espacio aéreo, reorganización del tránsito aéreo en todo el país, mayor infraestructura tecnológica, en suma, mayor capacidad operativa y mayor seguridad de los vuelos, es decir mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en reconocimiento hacia todos aquellos que hicieron grande esta institución en sus primeros años de vida.
Por todo esto, la Fuerza Aérea
Argentina se proyecta hacia el futuro con la fuerza de quienes se sienten
seguros de su destino y misión.
Enlace:
http://www.faa.mil.ar/historia/sinopsis_historica.html
Como herramienta esencial para cumplir con este cometido, se establecieron las Operaciones de Mantenimiento de Paz (OMP). Más de 650.000 funcionarios militares y de policía, así como miles de civiles han prestado servicios en estas operaciones, vigilando cesaciones del fuego, patrullando áreas desmilitarizadas, creando zonas de Amortiguación entre fuerzas opositoras o desactivando conflictos locales que amenazaran convertirse en guerras más generalizadas.
El esfuerzo que viene realizando la Institución en las OMP, es consecuente con la política exterior del Gobierno Nacional, y se ve compensado, entre otras cosas, con el incremento del adiestramiento del personal, así como con la capacitación para operar con fuerzas armadas extranjeras. También le ha valido para lograr trascendencia internacional, recibiendo el reconocimiento de las Naciones Unidas y de diversos países, por la encomiable actividad desarrollada.
EN LA ACTUALIDAD: "MISIONES DE PAZ"
Hace 51 años, después de haber padecido el horror de dos
largas contiendas mundiales, el unánime deseo de paz de la humanidad adquirió
forma concreta en la creación de la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (ONU), para
"proteger a las futuras generaciones del flagelo de la guerra", tal
como lo expresa su carta funcional.
Como herramienta esencial para cumplir con este cometido, se establecieron las Operaciones de Mantenimiento de Paz (OMP). Más de 650.000 funcionarios militares y de policía, así como miles de civiles han prestado servicios en estas operaciones, vigilando cesaciones del fuego, patrullando áreas desmilitarizadas, creando zonas de Amortiguación entre fuerzas opositoras o desactivando conflictos locales que amenazaran convertirse en guerras más generalizadas.
Los diversos
gobiernos, también han enviado contingentes nacionales, compuestos por soldados
encargados de aplicar la disciplina y el adiestramiento militar a la tarea de
restablecer y mantener la paz.
Nuestro país, a través
de sus fuerzas armadas, ha participado en distintas oportunidades en más de
veinte de las casi cuarenta Operaciones de este tipo que han tenido lugar en
diferentes lugares del mundo, desde 1948 hasta la fecha.
Cabe señalar que en
1988 obtuvieron reconocimiento mundial, cuando se les otorgó el codiciado
Premio Nobel de la Paz
a las Fuerzas de Mantenimiento de Paz de la ONU, más conocida como "Cascos Azules".
Si bien actualmente,
el riesgo del tan temido conflicto global ha disminuido con la finalización de
la guerra fría, las amenazas a la paz y a la seguridad internacional igual
perduran, adoptando muchas formas diferentes, como por ejemplo, los conflictos
étnicos y nacionalistas en diversas regiones del mundo.
Es así que, en los
últimos años, la cantidad de las mencionadas operaciones ha ido aumentando
rápidamente, hasta el punto que las cumplidas desde 1988 hasta la fecha, casi
duplican el número de las desarrolladas en los primeros cuarenta años de vida del
organismo internacional.
Hace ya más de 35
años que la Fuerza Aérea
Argentina (FAA) comenzó a sumar su aporte a la paz mundial, contribuyendo con
la experiencia y el profesionalismo de sus hombres, al desarrollo de estas
misiones.
El esfuerzo que viene realizando la Institución en las OMP, es consecuente con la política exterior del Gobierno Nacional, y se ve compensado, entre otras cosas, con el incremento del adiestramiento del personal, así como con la capacitación para operar con fuerzas armadas extranjeras. También le ha valido para lograr trascendencia internacional, recibiendo el reconocimiento de las Naciones Unidas y de diversos países, por la encomiable actividad desarrollada.
La participación de la FAA en estas contemporáneas
cruzadas multinacionales aún continúa. Es hora de hacerla conocer.
Enlace:
FALISTOCCO NO COMBATIÓ EN MALVINAS. JUAN JOSE FUMEZ (VGM)
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