CRóNICA POLICIALES 29.12/15

Argentina, 29 de Diciembre 2015 
Nota: Varias.


 Mendoza 28/12/15.

“Los Sanjuaninos”, la banda que mató a una ex reina de la Vendimia en un secuestro virtual


Se la conoce como la banda de “Los Sanjuaninos”, pero no porque provengan de la provincia, sino porque engañan a sus víctimas diciendo que algún familiar ha tenido un accidente en San Juan. Así, dominan la escena de los secuestros virtuales en Mendoza, donde se han convertido en moneda corriente. El mes pasado, sin embargo, traspasaron un límite: le arrebataron la vida a Francisca Jahan Pesetti, jubilada, ex reina de la Vendimia, que creyó que su hijo estaba secuestrado cuando sólo se trataba de una llamada falsa para robarle sus ahorros. La mujer murió a causa de un infarto.  

 
El modus operandi va cambiando a medida que más personas conocen y descubren las trampas de esta banda, advierte el especialista en fraudes informáticos, Roberto Valverde, jefe de Investigaciones de Mendoza en los últimos años. Por eso, ahora el guión que siguen los secuestradores tiene nuevas variantes. En los últimos casos registrados en Mendoza, los estafadores ya no aseguran que tienen a un familiar secuestrado, sino que le dicen a la víctima que su hija o hijo ha sufrido un accidente de tránsito en San Juan.

“Piden plata para poder asistirlos de urgencia”, explica Valverde. Los fiscales Claudia Ríos y Juan Manuel Bancalari, que investigan los últimos casos resonantes, no están seguros de que se trate de la misma organización, pero coinciden en que la manera de actuar es similar. Admiten la dificultad para seguirlos, ya que usan distintos chips telefónicos para mantener las comunicaciones extorsivas –hasta cuatro en un mismo episodio– y luego los tiran. “Una manera de prevenir este delito sería que hubiera una legislación que obligue a registrar con DNI a cada persona que compra un chip telefónico en un quiosco”, dice la fiscal Ríos.

Cuando los estafadores consiguen que les paguen por el rescate o para auxiliar al supuesto familiar accidentado, envían a un taxista a buscar el dinero como si se tratara de una encomienda. “Tenemos identificados a varios taxistas, pero todos declararon que recibieron un llamado pidiendo este trámite y que no sabían de qué se trataba”, comenta Valverde a Clarín. Las presas favoritas de los estafadores son los adultos mayores, personas de más de 70 años. Las llamadas son a teléfonos fijos y usan una base de datos para saber el nombre del dueño de casa. Rara vez hay una tarea de inteligencia detrás.

Por lo general, consiguen datos de los hijos o nietos porque las mismas víctimas van aportando información sin darse cuenta. En uno de los casos, una jubilada escuchó que le decían: “Su hijo ha tenido un accidente”. Ella respondió: “Pero ¿cómo? Si yo no tengo hijo, tengo una hija”. El estafador reaccionó rápido: “Sí, es su hija la que está herida, no me oyó bien”. Y enseguida arrancó con su catarata de mentiras y frases alarmantes. Cuando los estafados se muestran escépticos, intervienen otros cómplices que imitan voces, gritan, piden auxilio y hasta fingen agonía para simular una situación crítica. Si el engaño se monta a partir de la mentira de que hubo un accidente, le piden al estafado que llame al celular de un supuesto comisario, pero no cortan la llamada de manera de dejar ocupada la línea fija.

La víctima llama desde un celular al presunto comisario, se aseguran de copar también esa línea y ahí es cuando avanzan con su mentira. Les dicen que los hospitales de Mendoza están colapsados y que el hijo, marido o hermano que se accidentó tiene que ser trasladado de urgencia a San Juan, la ciudad más cercana al lugar del siniestro. Piden plata para el traslado y la internación. Y entonces interviene el taxista que pasará por la casa de la víctima a buscar el dinero. También ejercen presión psicológica para que no haya terceros involucrados y se descubra el engaño. “Todo ocurre en pocos minutos, el tiempo puede jugar en contra porque la persona que está siendo estafada puede comunicarse con sus familiares o vecinos”, explica Valverde.

Los secuestradores buscan presas en zonas residenciales de ingresos medios y altos. Los montos que exigen varían. “Siempre es lo que más puedan o tengan ahorrado para sacar de esta situación crítica a sus familiares”, dice Valverde. Y asegura que en el último año en Mendoza “se han registrado casos en los que los estafadores consiguieron hasta 30 mil dólares”. Por semana hay cuatro denuncias de secuestros virtuales en la provincia. Las bandas desaparecen, se mudan y después regresan. “El nivel de efectividad ha bajado porque ahora no todo el mundo paga y eso también se debe a la difusión que se ha hecho de estos casos”, dice el jefe de Policía. Y enfatiza: “La recomendación es cortar en el momento”.

http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=698383

http://www.clarin.com/policiales/secuestros-virtuales-sanjuaninos-mendoza-reina-vendimia_0_1493850638.html


Misiones 28/12/15.

Asignaron destino a 147 oficiales recientemente egresados de la Escuela Superior de Policía

 

Fue en la mañana de este lunes, en el Salón Auditórium de la Jefatura de Policía de Misiones, donde fueron convocados los oficiales de la policía, egresados de la Escuela Superior de Policía Gral. Manuel Belgrano.

Los oficiales subayudantes fueron notificados de la dependencia donde  prestarán servicios  y recibieron instrucciones por parte del subjefe de la Policía, Favio Sosa, quien les brindó  directivas  para el desempeño de sus funciones como servidores públicos.

http://www.noticiasdel6.com/ampliar.php?id=157743



 Buenos Aires 27/1215.

Alto, Policía: la trama secreta del traspaso de la Federal

En cierto punto, el traspaso de la Policía Federal a la Ciudad estuvo pendiendo de la cuota de una heladera.

Antes de que termine enero, 21.000 policías federales "pasarán" a la ciudad de Buenos Aires por un decreto del presidente Mauricio Macri. Es un pase de magia. Ninguno de ellos notará ningún cambio en su trabajo cotidiano, y los vecinos tampoco. Las órdenes las dará el ministro de Seguridad porteño, pero a los federales "traspasados" se las seguirá dando su jefe directo. Igual que ahora. Usarán el mismo uniforme, irán a las mismas comisarías, se atenderán en el mismo Hospital Churruca de Parque Patricios y trabajarán 6 horas más todas las horas extras que puedan hacer, como siempre.

Un esquema muy diferente al de sus colegas de la Metropolitana, con quienes en teoría van a fusionarse. Estos tienen jornadas de 8 horas, obra social privada (OSDE) y una prohibición expresa por ley para hacer horas extras. Las diferencias son más profundas que una gorra azul y otra negra con una guarda a cuadrados alrededor de la cabeza. Y significa un moderado estado de inquietud interna. A tal punto, que los jefes de la Federal recibieron a los funcionarios del nuevo gobierno para hablar del traspaso y lo primero que les dijeron fue de la necesidad de "tranquilizar a la familia policial", inquieta por los rumores de cambios "inconvenientes". Los funcionarios les dijeron que no se preocuparan, pero se sorprendieron. Más que una visita al Departamento Central de Policía, sintieron que estaban en la CGT. Un miembro de la plana mayor hasta les habló de "derechos adquiridos".

Lo cuenta un policía federal que está cerca de quienes se reúnen diariamente para ajustar los últimos detalles del traspaso: "No hay mucho misterio. Un oficial raso de la Metropolitana que recién ingresa gana alrededor de 15.000 pesos. Y un agente de la Federal en la misma condición, más o menos 14.000. Pero mientras el primero no puede hacer horas extras nosotros tenemos el servicio de Policía Adicional, que la mayoría de las veces te puede hasta duplicar el sueldo. O sea que el que gana 14 en realidad se lleva, en promedio, cerca de 25 a fin de mes. ¿Cómo le decís a ese agente que ahora es de la Policía de la Ciudad y va a ganar 10 lucas menos?".

Los policías se aferran al modelo que ellos llaman "la cuota de la heladera". Por las cosas que los federales se compran en cuotas -sobre todo, en su mutual interna- con el sobresueldo que obtienen por el servicio de Policía Adicional, cuando custodian bancos, shoppings o canchas de fútbol fuera de su horario de trabajo. Todo puede discutirse en un traspaso a la Ciudad, menos eso. La cuota de la heladera, del aire acondicionado, ni hablar del crédito hipotecario, son sagradas. La mutual policial, que depende de la Obra Social autónoma de la fuerza, les da créditos blandos. "Más del 80 por ciento de los agentes tienen descuentos en sus haberes por estas compras en cuotas", cuenta la fuente. "Y cada vez que se cortan los adicionales, se arma un despelote con los embargos. Todos sabemos que los adicionales son un sobresueldo precario, pero estamos acostumbrados a que esa precariedad dure toda la carrera", define.

Además de la obra social y del sueldo, está el tema de la caja de jubilaciones. La Federal tiene una propia, basada en un sistema solidario donde aportan tanto los activos como los retirados: a todos les descuentan el 11 por ciento. A cambio, un policía ya puede tener derecho a su jubilación con apenas 10 años de servicio ininterrumpido, si le da la edad. A mayor antigüedad, mayor sueldo. Nadie quiere pasar a aportar a la ANSés, como sus colegas de la Metropolitana. Eso tampoco se discute.

Desde que asumió el nuevo Gobierno, la plana mayor de la Federal sigue intacta, con 15 comisarios generales más el jefe y el subjefe. Todos están expectantes para ver quién se queda y quién se va. Los generales dicen que ellos pueden aportar su experiencia (la mayoría tiene entre 35 y 40 años de servicio), pero los comisarios mayores, que les siguen en jerarquía, piden su lugar y hablan de "ciclo cumplido" de sus superiores. Estos son 35, tienen en promedio 5 años menos de antigüedad que sus jefes y saben que, si se cumple la lógica histórica, será un grupo de ellos los que conduzca a la fuerza en la nueva etapa. Los generales sueltan una frase que hace pensar en que tienen ganas de quedarse: "Para ser jefe de Policía, hay que tener a todos los patitos en fila". Significa que no puede haber internas. O al menos deben quedar disimuladas bajo el acatamiento al jefe.

Uno de los comisarios mayores que ya integran la plana mayor es Néstor Roncaglia, a cargo de la superintendencia de Drogas Peligrosas y de otra superintendencia más: la de Interior, que dejó vacante hace tres meses el comisario mayor Roque Luna. De éste dependía toda la línea de policías de custodias, entre ellos los que tenían asignada la vigilancia del fiscal Alberto Nisman el fin de semana en que apareció muerto. Luna nunca pudo reacomodarse tras la muerte del fiscal y debió pasar a retiro silenciosamente. ¿Puede ser Roncaglia el nuevo jefe de la Federal "no traspasada"? Para algunos es número puesto. Para otros, "necesita tres o cuatro años más antes de dar el salto a la cumbre".

El otro comisario mayor con peso es Guillermo Calviño, jefe de Seguridad Metropolitana, el área principal que pasará a la Ciudad. Aún es una incógnita si el pase lo incluye. Sobre él tampoco hay una opinión unánime. Unos dicen que es eficiente y seguro en lo suyo. Otros, más enigmáticos, van al hueso: "¿Sabés qué pasa? A la larga, las comisarías te contaminan...".

Calviño tuvo mucho trabajo. Fue el responsable de intervenir en la mayoría de las 12.000 manifestaciones que hubo en la calle en los últimos tres años, y también el jefe máximo que disponía los operativos de seguridad en las canchas. De allí habría cultivado una buena relación con el presidente de Boca, Daniel Angelici. Que eso se traduzca en una recomendación de Angelici al presidente Macri para que lo tenga en cuenta son sólo conjeturas internas.

Hay otros comisarios mayores pisándoles los talones a los generales: Jorge Casas (maneja todas las comisarías porteñas), Claudio Vidal (Investigaciones Criminales), Daniel Calabrese (Sanidad) y José Valdivia (Prevención Federal). Y cuatro mujeres. ¿Están ellas para dar el salto en la gestión de la ministra Bullrich?

 
En la cúpula sigue el jefe Román Di Santo. La calle era obsesión para la Presidenta que se fue y Di Santo creyó más de una vez que sólo podía confiar en sí mismo. Berni le respiraba en la nuca y Di Santo estuvo en persona en los principales operativos de eventos multitudinarios. Ese modo de poner el cuerpo no le resultó gratuito. En el mismo despacho donde tiene estampitas de santos bajo el vidrio del escritorio y potes de cristal labrado repletos de caramelos Media Hora sufrió un ACV del que zafó por milagro. No se fue entonces porque, una vez recuperado, "nadie podía irse si la Presidenta no lo autorizaba". Ahora cambió el gobierno y está a la espera, igual que toda la plana mayor.

Difícil saber los plazos. Un alto oficial en actividad dice que, en realidad, Di Santo se quedó "para acomodar los tantos internos ante la incertidumbre del fin de año en la calle. Llega un nuevo gobierno y es difícil para ellos mover toda la estantería con rumores de saqueos y piquetes, como los hubo. En ese sentido las nuevas autoridades fueron inteligentes: que sigan los mismos, que se mantenga todo tranquilo por lo menos hasta la primera semana de enero, y después vemos". En las horas previas a Nochebuena se vieron muchos policías en los barrios del sur de la Ciudad, pero también en Caballito y en Belgrano. Muchos hacían sus recorridas cerca de los supermercados económicos o de segundas marcas. Más cerca que lo habitual. "Si nada se mueve todos tienen expectativas y entonces ninguno saca los pies de la palangana", grafica otro oficial que conoce cada palmo del mundo interno.

En la Metropolitana tampoco están contentos con el "pase". "Fue una promesa electoral y van a cumplirla, pero ¿qué va a pasar cuando un metropolitano esté de una vereda de la avenida Sáenz, en Pompeya, y un federal de la Comisaría 34 enfrente, apurándose para irse a su servicio de policía adicional para ganar el doble que el otro? ¿Cuánto va a pasar hasta que uno le grite al otro 'al ladrón correlo vos, que ganás el doble', o 'correlo vos, que laburás la mitad'?". Este oficial agrega otra cuestión: "En la Metropolitana no tuvimos casos de corrupción. ¿Quién va a controlar si algunos de los agentes que se suman (una cantidad tres veces mayor a la de toda la Metropolitana actual) tiene negocios ilegales en la calle?".

Otro oficial de esta fuerza suma datos: "Cuando egresaban nuestros oficiales -650 por año- el RENAR, manejado por La Cámpora, nos boicoteaba los permisos para que pudieran usar armas y chalecos antibala. Hemos llegado a estar un mes sin poder ponerlos a trabajar porque el gobierno kirchnerista nos veía como la Policía de Macri. Se prohibieron las horas extras para que el personal se capacite, sea más profesional y esté más descansado. ¿Ahora vienen los federales, hacen todo lo contrario, y está todo bien?".

La duda mayor la mencionan en voz baja. ¿Quién va a mandar en la calle, por abajo de las autoridades políticas? En la Metropolitana temen que, con la irrupción de la Federal y sus derechos adquiridos, ellos queden como una fuerza "de segunda". ¿Qué harán 6.300 agentes ante los "nuevos" 21.000 que llegan con más sueldo, más logística y más calle?

Minucias del orgullo profesional que serán disimuladas durante los primeros meses, si se pulen las diferencias. Porque esconder un rencor no es matarlo y, se sabe, los rencores malheridos son una bomba de tiempo.

http://www.clarin.com/policiales/traspaso-policia-ciudad_0_1493250755.html

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