27/9/15 USA. -Durante meses, miles de bomberos han estado combatiendo incendios arrasadores en los resecos bosques de California, asotada por una sequía.
La mayoría son empleados del servicio de incendios estatal pero cerca
de una tercera parte son reclusos, que ganan dinero y la pronta
libertad a cambio de realizar el extenuante, sucio y peligroso trabajo.
Cuando
el pintor Henry Cruz fue enviado a la prisión de San Quintín hace tres
años por un crimen del cual no quiere hablar, nunca pensó que pasaría
parte de su sentencia combatiendo incendios.
Pero eso es lo que ha estado haciendo durante los pasados 18 meses.
"A
veces da miedo pero, al mismo tiempo, me hace sentir bien. Ser un
bombero es un privilegio, te hace sentir como si estuvieras en la
civilización".
"Me gusta salvar la naturaleza y a veces a la gente", asegura. "Me hace sentir como un héroe".
"Ser bombero es un trabajo duro", dice el preso de 29 años James Sharp, de Sacramento.
"Cargas equipo de más de 18 kilos de peso. Está definitivamente caliente, estás constantemente sudando", dice.
"Trabajamos
turnos de 24 horas y el último incendio en que estuve, en el de Rocky
en el Condado de Lake, que quemó unos 280 kilómetros cuadrados y amenazó
casas, ocurrió en un terreno muy inclinado. Teníamos que llegar en
helicóptero y caminar unos 16 kilómetros para salir de allí al final del
día. Fue muy intenso y continuó durante 32 días seguidos. Yo estaba muy
cansado y agotado".
Cruz y Sharp son dos de los casi 4.000 reos bomberos en California.
El
estado, que ha sufrido algunos de los mayores incendios forestales y
tiene algunas de las prisiones más sobrepobladas del país, ha estado
utilizando reclusos para combatir fuego desde 1946.
Todos los bomberos son voluntarios, pero no todos los que se proponen como voluntarios son aceptados.
Los reclusos condenados por crímenes categorizados
como "serios" o "violentos" no son elegibles, dice Bill Sessa, portavoz
del Departamento de Correccionales y Rehabilitación del Estado (CDCR).
Esto descarta
a los condenados por asesinato, secuestro, violación y otros crímenes
sexuales, asalto violento y, como se esperaría, incendio provocado.
Los
reclusos también deben tener un registro de buena conducta para ser
aceptados y sólo pueden solicitar participar si están retenidos en una
institución de seguridad media o baja.
Hay incentivos para
participar en el programa. Los bomberos presos ganan US$2 al día, más
US$1 por hora cuando están en el exterior combatiendo un incendio, lo
cual se compara con el tasa actual de entre 10 y 35 centavos la hora por
un empleo pagado en prisión.
Esto también puede acelerar la
liberación de un recluso. Mientras la mayoría de los presos en
California tienen derecho a créditos "del día tras día" por buena
conducta, los bomberos ganan una reducción de dos días de su sentencia
por cada día que están trabajando en un incendio.
Beneficios
Uno a uno estos beneficios se van añadiendo, dice el recluso bombero de 27 años Bryan Earnhart.
"Me
han reducido casi seis meses de mi sentencia. La paga puede no sonar
mucho, pero mientras el último incendio se extendía obtuvimos unos
US$800", dice.
Pero igual que Henry Cruz, no sólo lo hace por el dinero.
"Después
de estar encerrado, esta es una experiencia que no puede igualarse.
Vuelo en helicópteros... he aprendido el oficio de manejar una sierra.
He entrado y salido de prisión durante cinco años, pero esta es la
primera vez que realmente quiero vivir de forma correcta una vez que
salga", dice.
Los bomberos reclusos no esparcen agua desde
mangueras o helicópteros. Esos trabajos son realizados por bomberos
civiles empleados por el departamento de bosques y protección contra
incendios de California (Cal Fire).
Pero el equipo de entre 12 y 14 reclusos, supervisado por un capitán bombero, a menudo tiene que trabajar en el margen de los incendios combatiendo llamas de más de 30 metros de altura.
Utilizan
herramientas manuales, como motosierras, hachas y rastrillos, para
contener las llamas cortando la vegetación alrededor de éstas y
patrullando áreas después de que se apagó un fuego para asegurarse de
que éste no vuelva a encenderse.
"Su trabajo es extremadamente peligroso", dice Sessa.
"Hay
algunas lesiones graves cada año, cuando los reclusos reciben un golpe
en la cabeza por un árbol que cae, escombros arrojados por el viento o
se rompen un brazo", afirma.
Pero no recuerda que en los 10 años que ha estado trabajando para el CDCR haya habido muertes de presos.
En
general, los reclusos realizan más de tres millones de horas de trabajo
de respuesta de emergencia y le ahorran al estado unos US$80 millones
cada año, calcula la CDCR.
"Los presos hacen un trabajo difícil en un terreno denso y desagradable", afirma Lynette Round de Cal Fire.
"Son esenciales para contener el fuego".
Cuando no están combatiendo incendios, viven en 43
campamentos esparcidos a través del estado, muchos en medio del bosque o
las montañas, donde llevan a cabo trabajo de prevención de incendios
como depejar vegetación o trabajo comunitario como retirar basura de las
carreteras.
Los campamentos están vigilados por personal de la
prisión y por lo general no tienen muros o vallas electrificadas.
Algunos no tienen ningún tipo de cerca.
Los alimentos son mejores
debido a las calorías adicionales que necesitan los bomberos, y cuentan
con instalaciones como salas de levantamiento de pesas, mesas de billar y
zonas de pasatiempos.
El sargento Brian Sloat, que supervisa a
los reclusos bomberos del mayor campamento de conservación de
California, Glen Oak, afirma que el sistema de campamentos es el programa de rehabilitación más exitoso que ofrece el estado y que por lo general los reclusos se adhieren a las reglas.
Pero
afirma que el personal tiene que ser "hipervigilante" con el
contrabando, por ejemplo de drogas, alcohol y armas, y que han ocurrido
intentos de escape.
"Si un recluso es violento o amenaza con
violencia, todo cambia. Salen las esposas, los grilletes y las cadenas y
todo se vuelve una prisión rápidamente. Ellos regresan directamente a
la institución", explica.
California no es el único estado que cuenta con
reclusos bomberos. El mes pasado el estado de Washington llegó a los
titulares cuando un preso se escapó de un campamente de trabajo y se
disparó con un arma durante un enfrentamiento con la policía.
En
Nevada se han reclutado bomberos reclusos para reforzar a los equipos en
California que ahora están enfrentando más incendios de lo usual tras
una sequía de cuatro años.
También hay bomberos reclusos en Wyoming y Arizona, pero el programa de California es, por mucho, el más grande.
David Ball, profesor asistente de justicia criminal de la Escuela de leyes de la Universidad de Santa Clara afirma que los reclusos bomberos forman parte de un largo historial del trabajo en prisiones en Estados Unidos.
Y
señala que cuando el Congreso aprobó la 13a Enmienda en 1865, que
abolió la esclavitud y la servidumbre involuntaria, hizo una omisión
específica a la servidumbre penal al incluir la frase "excepto como
castigo por un crimen".
Algunas personas ven el uso de reclusos
para este trabajo como explotador , dice Ball. Pero aunque los
prisioneros no están en una buena posición negociadora, se presentan
como voluntarios.
¿Se sienten explotados o sobornados para poner sus vidas en riesgo?
Traveon,
de 22 años, afirma que la mayoría de sus compareños prefieren estar en
el exterior frente a un incendio que detrás de las rejas.
"Los
capitantes de incendios son muy experimentados y no nos pondrían en una
situación en la que no se sienten cómodos. Sí, es difícil, pero la gente
está agradecida. No estoy diciendo que esto es una aventura pero es una
experiencia vital, y espero que cuando sea libre esto me de una mejor
oportunidad de conseguir un empleo", expresa.
Earnhart está de acuerdo en que no es una vacación.
"No diría que somos esclavos, pero nunca he trabajo tan duro en mi vida", expresa.
Pero reconoce que el programa le ha dado un nuevo sentido de propósito.
"La gente sabe que somos reclusos bomberos porque estamos vestidos de naranja. Pero
te vitorean porque estás allí afuera protegiendo los hogares de la
gente. Te colocan carteles de "Gracias" y te traen pastel de manzana. Se
siente muy bien", afirma.
"Cada vez que se escuchan las sirenas y salimos al incendio siento una descarga de adrenalina", agrega.
En
dos meses será liberado y está pensando solicitar entrada al equipo
élite de bomberos especialmente entrenado para combatir incendios fuera
de control.
Cal Fire asegura que es posible que los bomberos
reclusos hagan esa transición, pero no puede decir cuántos de ellos lo
han logrado.
Cruz también está considerando cambiar su brocha de pintura por una manguera.
"Siento que esto me ha dado una segunda oportunidad" expresa.
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