Impartiendo seguridad: El cartucho en recámara
18 d Julio de 2015
ultimocartucho.es
Autor: D. José Riera, licenciado en Psicología y Criminología. Instructor de tiro policial y agente de policía local de Valencia.
Mucho se está hablando y escribiendo en los últimos tiempos de la condición de porte del arma: que con cartucho en recámara, que sin cartucho en recámara, que con seguro, que sin seguro… de realidad en el adiestramiento en tiro policial, ya sea desde las academias de policías o desde los planes de formación de cada plantilla. Hasta ahora, todo lo que se ha dicho (en algunos casos, cosas muy acertadas) han sido sólo opiniones: yo lo hago así, yo lo veo así, así es mejor, a mí no me va a pasar, yo soy muy rápido, etc.
Nadie aportaba datos objetivos de por qué SÍ hay que llevar el cartucho en recámara, esto es, en la condición 2 del porte de armas (y concretamente sin el seguro activado). Todo eran meras opiniones.
Pero el pasado 25 de junio se presentó un estudio en la Academia Vasca de Policía y Emergencias, realizado por el equipo de instructores del área de tiro de dicha academia, sobre “las limitaciones de la respuesta policial en situaciones de enfrentamiento armado”, donde se aportaron los tan necesarios datos.
El objetivo de este trabajo ha sido analizar el comportamiento y las limitaciones de la actuación policial ante una intervención armada. Se ha estudiado cómo van a influir todas esas técnicas, todas esas limitaciones en las actuaciones policiales, y así poder impartir la mejor formación a los policías para dar mayor seguridad. Y todo ello basándose en datos objetivos. Si nosotros no estamos seguros, no podemos dar protección.
En el estudio han colaborado en todo momento un catedrático en Fisiología y un profesor en Ciencias Exactas (estadista), pertenecientes ambos a la Universidad del País Vasco.
Desde el año 2011, el equipo de instructores que ha desarrollado este estudio ha realizado 1.800 ejercicios en los que se han analizado las reacciones de 698 policías de diferentes unidades. Para la realización del estudio, Informe Arkaute, se realizaron varios ejercicios a los que se sometieron 333 policías de forma voluntaria (patrulleros) que acudieron a cursos de reciclaje que se imparten en la Academia.
A todos los policías se les dotó de una pistola con munición no letal (Simunition) y de un bastón policial de entrenamiento. Y se les dio una orden: utilizar la fuerza de manera proporcional en función de la situación que se encontrasen.
En uno de los ejercicios, los policías llegaban con los ojos tapados, y cuando se les permitía ver, observaban a un hombre totalmente enajenado gritando y agrediendo a una persona que se encontraba en el suelo (un maniquí). El policía intervenía dándole órdenes al agresor. Pero de manera sorpresiva el agresor realizaba varios disparos contra su víctima (el maniquí) y otros tantos contra el policía, tirando inmediatamente su arma al suelo y acercándose hacia el policía con las manos vacías.
Entre los diferentes ítems que se analizaron, destacaré los siguientes: la condición de porte del arma, la influencia del estrés, los problemas de disparo al responder a una agresión con arma de fuego, y las transiciones (la decisión de adaptarse a una situación nueva).
Antes del ejercicio, se les preguntaba cuál era la condición de porte de arma que habitualmente usan trabajando, y se les entregaba la pistola preparada en esa condición de porte. Los datos fueron contundentes:
La influencia del estrés se midió con el análisis de muestras de saliva que se tomaron a los policías que participaron en los ejercicios, recogiendo muestras antes y después de los ejercicios. Las muestras se tomaron siguiendo las indicaciones del laboratorio de bioquímica del Hospital Universitario de Donostia, donde fueron analizadas. Y el resultado que se obtuvo estableció de forma objetiva que los ejercicios a los que fueron sometidos los policías provocaron incrementos estadísticamente significativos en los niveles de cortisol.
En cuanto a problemas de disparo, se consideró el hecho de extraer el arma, apretar el disparador y que no se produjese el disparo, ya fuese porque no se hubiese desactivado el seguro, o porque no se hubiese montado el arma, solucionándolo en mayor o menor tiempo o incluso no llegando a solucionarlo, tal y como se pudo observar en los videos que se expusieron a modo ejemplo.
Cuando se es portador de la condición 3, o se porta el seguro activado (llevando o no cartucho en recámara) se sabe que puede provocar problemas de disparo, que no se sea capaz de desactivar el seguro, o de tirar de la corredera para introducir el cartucho en la recámara (aunque también hay muchos usuarios que no piensan así). Pero lo que no se había hecho hasta ahora era cuantificar, que es algo que se ha hecho en este estudio: ¿Cuánto mejor es llevar el arma con cartucho en la recámara que sin él? ¿Es mejor llevar el seguro activado o desactivado?
Un 38% de probabilidades de no poder responder a una intervención armada y poder perder la vida creo que es suficiente para que los defensores de esta condición se lo replanteen. Que cada uno sea consciente de qué condición de porte de arma quiere llevar el fatídico día en el que el azar decidida que vas a recibir una agresión armada súbita, sorpresiva, en la que te vas a jugar la vida.
Y a todo esto hay que sumar que el estrés sufrido en estos ejercicios nunca va a ser comparable al sufrido en un enfrentamiento armado real. Posiblemente, estos porcentajes aumenten, pero es mi opinión. Me quedo con los datos obtenidos en el Informe Arkaute.
El que alguien opte por ir en condición 3, con o sin seguro, o en condición 2 con seguro, es totalmente respetable, es su decisión, pero también es su responsabilidad. Ahora ya sabe de manera objetiva lo que le puede pasar.
Respecto a las transiciones, queda demostrado que los policías son muy buenos subiendo los niveles de fuerza, pero cuesta mucho bajar esos niveles, devolver el arma a la funda. Un 42% no fue capaz de enfundar el arma.
Las transiciones están muy relacionadas con el disparo no proporcional, en muchos casos de manera involuntaria por la acción de la simetría bilateral (efecto interlimb).
Portar el cartucho en la recámara redunda en la propia seguridad de los policías, pero también, como se demostró con datos, en la de terceras personas, en la de la ciudadanía, porque cuando se es portador de la condición 3 lo primero que tienen que realizar los policías cuando extraen el arma de la funda es tirar de la corredera para introducir un cartucho en la recámara, quedando el arma en simple acción con una presión del disparador de entre 1,8 y 2 kilos de presión y unos 6 mm de recorrido, frente a los 4,8 o 5 kilos y 12 mm de la doble acción portando el cartucho en la recámara (hablamos de armas de acción mixta, como la HK USP Compact, que por el momento son las más empleadas por las fuerzas y cuerpos de seguridad).
Sacar el arma de la funda es algo que hay que tener muy claro, tiene que haber un riesgo para la vida, porque luego cuesta mucho devolverla a la funda. Según pruebas realizadas por el equipo de instructores del área de tiro de Arkaute, la diferencia entre extraer el arma llevándola empuñada dentro de la funda con los seguros de esta última desactivados, y llevar el arma en guardia alta, es de unos 0,3 segundos de media. Tomen nota de este dato.
Se debe informar y concienciar a los policías en la problemática que se puede derivar de extraer el arma cuando no se debe. Se nos puede volver en contra muy fácilmente. La toma de decisiones es muy difícil, muy complicada. Algo que queda demostrado en este estudio. La parte cognitiva se ve muy alterada y no se puede discernir con claridad.
Otro aspecto a destacar es que la formación puede ser muy perjudicial para los policías. En esta área “todo NO vale”. Y a modo de ejemplo citaré el adiestramiento donde hay que disparar en vacío para pasar una inspección de seguridad y saber que el arma está descargada. La memoria procedimental en estos casos nos puede jugar una mala pasada.
El hecho de no llevar cartucho en recámara supone que se tiene que manipular el arma primero para introducir el cartucho y luego para retirarlo, ya que no es la condición de porte habitual, y todo ello en la calle o en el coche. Pero si se introduce el cartucho y por las circunstancias que sean no se puede retirar, y se decide hacerlo en dependencias policiales, pero al usuario se le olvida, al día siguiente se porta el arma con el cartucho en la recámara pero en simple acción, con poca presión y poco recorrido del disparador. Diagnóstico: accidente por negligencia.
Porque otra cosa que quedó demostrada en el estudio es que los policías que consiguieron realizar una transición negativa (devolver la pistola a la funda) y eran portadores de la condición 3, no le dieron al decocker (desamartillador automático) para pasar el arma a doble acción.
A través de la formación hay que concienciar a los policías de lo importante de la decisión del porte de arma, pero NO OBLIGAR a un determinado tipo de porte, sino dar información y hacerles ver que tienen que entrenar con el mismo porte con el que han decidido trabajar.
Seguro que todos conocemos casos donde se obliga, y concretamente a llevar la condición 3. Pero personalmente tampoco estoy de acuerdo en obligar a portar la condición 2. Debe de elegir el usuario, haciéndole ver las ventajas de la condición 2. Ventajas que han quedado muy claras con el trabajo realizado por los instructores de tiro de Arkaute.
Los ejercicios que se han realizado en este estudio, junto con otros similares que están aplicando los instructores, son de un gran valor pedagógico, como así se pudo ver en los videos que se expusieron en la presentación. Quedó muy claro que los policías tenían que discriminar, valorar la extracción del arma de fuego, y la importancia de las transiciones. A través de los ejercicios se detectan los problemas y las limitaciones, y mediante la formación se aplican las soluciones.
Quién no ha oído decir “eso a mí no me pasa”, y hacer justamente eso. Si todos los policías realizasen estos ejercicios, el cambio a trabajar en condición 2 sería muy elevado, porque se vivencia lo que es no poder defenderse, el presionar reiteradamente el disparador y que no salga un disparo por no haber montado el arma, o el vaciar el cargador tirando repetidas veces de la corredera y que no salga un disparo por no haber desactivado el seguro. En definitiva, no sobrevivir.
Con los resultados que se han obtenido de este estudio, lo primero que ha hecho el equipo de instructores ha sido explicar a los policías los porqués cuando hay que modificar algo, pero con datos objetivos. No porque se haga un curso determinado ya se puede cambiar la forma de impartir, o porque algún “gurú” lo diga.
Según se pudo constatar en la presentación, el aumento en la decisión de portar el arma en condición 2 sin seguro por parte de los agentes que acuden a los cursos de reciclaje es notable desde la impartición de la nueva metodología en el área de tiro.
Significar que la última promoción de agentes de la Academia Vasca de Policía y Emergencias, los cuales están finalizando el curso de ingreso, según me trasladaron miembros del equipo de instructores, después de exponerles este estudio han decidido casi al 100% como porte de arma la condición 2 sin seguro. Y lo han decidido ellos. Simplemente se les ha hecho ver cuáles son las consecuencias de una tardía o nula reacción por no poder montar el arma o desactivar un seguro.
Estudios como este son los que lograrán que poco a poco se vaya unificando la formación de todos los policías.
Desde estas líneas quiero felicitar al Departamento de Técnicas y Tácticas Policiales de la Academia Vasca de Policía y Emergencias por apostar por la innovación en esta área, algo muy necesario para la comunidad policial.
Y como portador y defensor de la condición 2 sin seguro (no entiendo otra condición de porte) dar mi más sincera enhorabuena al equipo de instructores del área de tiro de Arkaute por la realización de este estudio y por la profesionalidad demostrada.
Enlace;
http://www.ultimocartucho.es/impartiendo-seguridad-el-cartucho-en-recamara/
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Autor: D. José Riera, licenciado en Psicología y Criminología. Instructor de tiro policial y agente de policía local de Valencia.
Mucho se está hablando y escribiendo en los últimos tiempos de la condición de porte del arma: que con cartucho en recámara, que sin cartucho en recámara, que con seguro, que sin seguro… de realidad en el adiestramiento en tiro policial, ya sea desde las academias de policías o desde los planes de formación de cada plantilla. Hasta ahora, todo lo que se ha dicho (en algunos casos, cosas muy acertadas) han sido sólo opiniones: yo lo hago así, yo lo veo así, así es mejor, a mí no me va a pasar, yo soy muy rápido, etc.
Nadie aportaba datos objetivos de por qué SÍ hay que llevar el cartucho en recámara, esto es, en la condición 2 del porte de armas (y concretamente sin el seguro activado). Todo eran meras opiniones.
Pero el pasado 25 de junio se presentó un estudio en la Academia Vasca de Policía y Emergencias, realizado por el equipo de instructores del área de tiro de dicha academia, sobre “las limitaciones de la respuesta policial en situaciones de enfrentamiento armado”, donde se aportaron los tan necesarios datos.
El objetivo de este trabajo ha sido analizar el comportamiento y las limitaciones de la actuación policial ante una intervención armada. Se ha estudiado cómo van a influir todas esas técnicas, todas esas limitaciones en las actuaciones policiales, y así poder impartir la mejor formación a los policías para dar mayor seguridad. Y todo ello basándose en datos objetivos. Si nosotros no estamos seguros, no podemos dar protección.
En el estudio han colaborado en todo momento un catedrático en Fisiología y un profesor en Ciencias Exactas (estadista), pertenecientes ambos a la Universidad del País Vasco.
Desde el año 2011, el equipo de instructores que ha desarrollado este estudio ha realizado 1.800 ejercicios en los que se han analizado las reacciones de 698 policías de diferentes unidades. Para la realización del estudio, Informe Arkaute, se realizaron varios ejercicios a los que se sometieron 333 policías de forma voluntaria (patrulleros) que acudieron a cursos de reciclaje que se imparten en la Academia.
A todos los policías se les dotó de una pistola con munición no letal (Simunition) y de un bastón policial de entrenamiento. Y se les dio una orden: utilizar la fuerza de manera proporcional en función de la situación que se encontrasen.
En uno de los ejercicios, los policías llegaban con los ojos tapados, y cuando se les permitía ver, observaban a un hombre totalmente enajenado gritando y agrediendo a una persona que se encontraba en el suelo (un maniquí). El policía intervenía dándole órdenes al agresor. Pero de manera sorpresiva el agresor realizaba varios disparos contra su víctima (el maniquí) y otros tantos contra el policía, tirando inmediatamente su arma al suelo y acercándose hacia el policía con las manos vacías.
Entre los diferentes ítems que se analizaron, destacaré los siguientes: la condición de porte del arma, la influencia del estrés, los problemas de disparo al responder a una agresión con arma de fuego, y las transiciones (la decisión de adaptarse a una situación nueva).
Antes del ejercicio, se les preguntaba cuál era la condición de porte de arma que habitualmente usan trabajando, y se les entregaba la pistola preparada en esa condición de porte. Los datos fueron contundentes:
* El 56% de los policías para disparar tenía que extraer el arma de la funda, tirar de la corredera para introducir un cartucho en la recámara y disparar (condición 3 sin seguro).
* El 25% tenía que extraer el arma de la funda, tirar de la corredera para introducir un cartucho en la recámara, quitar el seguro y disparar (condición 3 con seguro).
* El 11% tenía que extraer el arma de la funda y disparar, SIN HACER NINGUNA MANIPULACIÓN (condición 2 sin seguro).
* El 8% tenía que extraer el arma de la funda, quitar el seguro y disparar (condición 2 con seguro).Diferentes son los motivos que argumentan los policías en la toma de decisión del porte de su arma (funda con pocas garantías anti hurto, la comodidad en las manipulaciones rutinarias, el sonido intimidatorio al montar el arma,…) pero el tipo de formación recibida y la obligatoriedad de utilizar un determinado tipo de porte de arma son los principales motivos. Pero en especial, la formación recibida, algo en lo que se hizo mucha incidencia en la presentación del Informe.
La influencia del estrés se midió con el análisis de muestras de saliva que se tomaron a los policías que participaron en los ejercicios, recogiendo muestras antes y después de los ejercicios. Las muestras se tomaron siguiendo las indicaciones del laboratorio de bioquímica del Hospital Universitario de Donostia, donde fueron analizadas. Y el resultado que se obtuvo estableció de forma objetiva que los ejercicios a los que fueron sometidos los policías provocaron incrementos estadísticamente significativos en los niveles de cortisol.
En cuanto a problemas de disparo, se consideró el hecho de extraer el arma, apretar el disparador y que no se produjese el disparo, ya fuese porque no se hubiese desactivado el seguro, o porque no se hubiese montado el arma, solucionándolo en mayor o menor tiempo o incluso no llegando a solucionarlo, tal y como se pudo observar en los videos que se expusieron a modo ejemplo.
Cuando se es portador de la condición 3, o se porta el seguro activado (llevando o no cartucho en recámara) se sabe que puede provocar problemas de disparo, que no se sea capaz de desactivar el seguro, o de tirar de la corredera para introducir el cartucho en la recámara (aunque también hay muchos usuarios que no piensan así). Pero lo que no se había hecho hasta ahora era cuantificar, que es algo que se ha hecho en este estudio: ¿Cuánto mejor es llevar el arma con cartucho en la recámara que sin él? ¿Es mejor llevar el seguro activado o desactivado?
* El 50% de los que portaban condición 2 con seguro tuvo problemas de disparo.Conclusiones muy importantes a destacar:
* De los que portaban condición 2 sin seguro NADIE tuvo problemas de disparo.
* El 75% de los que portaban condición 3 con seguro tuvo problemas de disparo.
* De los que portaban condición 3 sin seguro, el 38% tuvo problemas de disparo.
– Portar el seguro activado es muy perjudicial para la supervivencia (el 50% y el 75% tuvo problemas)Reaccionar a una agresión armada de carácter sorpresiva portando el arma en condición 3 o el seguro activado, donde lo primero que voy a perder son las habilidades motores finas, seguido de la pérdida de las habilidades motoras complejas, es muy arriesgado, a la par que imprudente (perder las habilidades motoras finas implica perder la destreza digital: desactivar un seguro, tirar de la corredera… y la pérdida de habilidades motoras complejas conlleva la pérdida de la capacidad de realizar varias tareas a la vez).
– La condición 3 también es muy perjudicial para la supervivencia de un policía (el 38% tuvo problemas)
– La condición 2 de portar el cartucho en la recámara no nos va a dar problemas de disparo, no hay que manipular el arma.
Un 38% de probabilidades de no poder responder a una intervención armada y poder perder la vida creo que es suficiente para que los defensores de esta condición se lo replanteen. Que cada uno sea consciente de qué condición de porte de arma quiere llevar el fatídico día en el que el azar decidida que vas a recibir una agresión armada súbita, sorpresiva, en la que te vas a jugar la vida.
Y a todo esto hay que sumar que el estrés sufrido en estos ejercicios nunca va a ser comparable al sufrido en un enfrentamiento armado real. Posiblemente, estos porcentajes aumenten, pero es mi opinión. Me quedo con los datos obtenidos en el Informe Arkaute.
El que alguien opte por ir en condición 3, con o sin seguro, o en condición 2 con seguro, es totalmente respetable, es su decisión, pero también es su responsabilidad. Ahora ya sabe de manera objetiva lo que le puede pasar.
Respecto a las transiciones, queda demostrado que los policías son muy buenos subiendo los niveles de fuerza, pero cuesta mucho bajar esos niveles, devolver el arma a la funda. Un 42% no fue capaz de enfundar el arma.
Las transiciones están muy relacionadas con el disparo no proporcional, en muchos casos de manera involuntaria por la acción de la simetría bilateral (efecto interlimb).
Portar el cartucho en la recámara redunda en la propia seguridad de los policías, pero también, como se demostró con datos, en la de terceras personas, en la de la ciudadanía, porque cuando se es portador de la condición 3 lo primero que tienen que realizar los policías cuando extraen el arma de la funda es tirar de la corredera para introducir un cartucho en la recámara, quedando el arma en simple acción con una presión del disparador de entre 1,8 y 2 kilos de presión y unos 6 mm de recorrido, frente a los 4,8 o 5 kilos y 12 mm de la doble acción portando el cartucho en la recámara (hablamos de armas de acción mixta, como la HK USP Compact, que por el momento son las más empleadas por las fuerzas y cuerpos de seguridad).
Sacar el arma de la funda es algo que hay que tener muy claro, tiene que haber un riesgo para la vida, porque luego cuesta mucho devolverla a la funda. Según pruebas realizadas por el equipo de instructores del área de tiro de Arkaute, la diferencia entre extraer el arma llevándola empuñada dentro de la funda con los seguros de esta última desactivados, y llevar el arma en guardia alta, es de unos 0,3 segundos de media. Tomen nota de este dato.
Se debe informar y concienciar a los policías en la problemática que se puede derivar de extraer el arma cuando no se debe. Se nos puede volver en contra muy fácilmente. La toma de decisiones es muy difícil, muy complicada. Algo que queda demostrado en este estudio. La parte cognitiva se ve muy alterada y no se puede discernir con claridad.
Otro aspecto a destacar es que la formación puede ser muy perjudicial para los policías. En esta área “todo NO vale”. Y a modo de ejemplo citaré el adiestramiento donde hay que disparar en vacío para pasar una inspección de seguridad y saber que el arma está descargada. La memoria procedimental en estos casos nos puede jugar una mala pasada.
El hecho de no llevar cartucho en recámara supone que se tiene que manipular el arma primero para introducir el cartucho y luego para retirarlo, ya que no es la condición de porte habitual, y todo ello en la calle o en el coche. Pero si se introduce el cartucho y por las circunstancias que sean no se puede retirar, y se decide hacerlo en dependencias policiales, pero al usuario se le olvida, al día siguiente se porta el arma con el cartucho en la recámara pero en simple acción, con poca presión y poco recorrido del disparador. Diagnóstico: accidente por negligencia.
Porque otra cosa que quedó demostrada en el estudio es que los policías que consiguieron realizar una transición negativa (devolver la pistola a la funda) y eran portadores de la condición 3, no le dieron al decocker (desamartillador automático) para pasar el arma a doble acción.
A través de la formación hay que concienciar a los policías de lo importante de la decisión del porte de arma, pero NO OBLIGAR a un determinado tipo de porte, sino dar información y hacerles ver que tienen que entrenar con el mismo porte con el que han decidido trabajar.
Seguro que todos conocemos casos donde se obliga, y concretamente a llevar la condición 3. Pero personalmente tampoco estoy de acuerdo en obligar a portar la condición 2. Debe de elegir el usuario, haciéndole ver las ventajas de la condición 2. Ventajas que han quedado muy claras con el trabajo realizado por los instructores de tiro de Arkaute.
Los ejercicios que se han realizado en este estudio, junto con otros similares que están aplicando los instructores, son de un gran valor pedagógico, como así se pudo ver en los videos que se expusieron en la presentación. Quedó muy claro que los policías tenían que discriminar, valorar la extracción del arma de fuego, y la importancia de las transiciones. A través de los ejercicios se detectan los problemas y las limitaciones, y mediante la formación se aplican las soluciones.
Quién no ha oído decir “eso a mí no me pasa”, y hacer justamente eso. Si todos los policías realizasen estos ejercicios, el cambio a trabajar en condición 2 sería muy elevado, porque se vivencia lo que es no poder defenderse, el presionar reiteradamente el disparador y que no salga un disparo por no haber montado el arma, o el vaciar el cargador tirando repetidas veces de la corredera y que no salga un disparo por no haber desactivado el seguro. En definitiva, no sobrevivir.
Con los resultados que se han obtenido de este estudio, lo primero que ha hecho el equipo de instructores ha sido explicar a los policías los porqués cuando hay que modificar algo, pero con datos objetivos. No porque se haga un curso determinado ya se puede cambiar la forma de impartir, o porque algún “gurú” lo diga.
Según se pudo constatar en la presentación, el aumento en la decisión de portar el arma en condición 2 sin seguro por parte de los agentes que acuden a los cursos de reciclaje es notable desde la impartición de la nueva metodología en el área de tiro.
Significar que la última promoción de agentes de la Academia Vasca de Policía y Emergencias, los cuales están finalizando el curso de ingreso, según me trasladaron miembros del equipo de instructores, después de exponerles este estudio han decidido casi al 100% como porte de arma la condición 2 sin seguro. Y lo han decidido ellos. Simplemente se les ha hecho ver cuáles son las consecuencias de una tardía o nula reacción por no poder montar el arma o desactivar un seguro.
Estudios como este son los que lograrán que poco a poco se vaya unificando la formación de todos los policías.
Desde estas líneas quiero felicitar al Departamento de Técnicas y Tácticas Policiales de la Academia Vasca de Policía y Emergencias por apostar por la innovación en esta área, algo muy necesario para la comunidad policial.
Y como portador y defensor de la condición 2 sin seguro (no entiendo otra condición de porte) dar mi más sincera enhorabuena al equipo de instructores del área de tiro de Arkaute por la realización de este estudio y por la profesionalidad demostrada.
Enlace;
http://www.ultimocartucho.es/impartiendo-seguridad-el-cartucho-en-recamara/