Complican a la dueña de la casa donde murió toda una familia

Viernes 8 de Junio de 2012 
Diario UNO impreso
Dolor. La abuela y un tío de los dos pequeños, Enzo (5) y Erika (13)
Marta Torres está sospechada de no haber tomado medidas con un calefón defectuoso, que significó la muerte para una pareja y sus dos hijitos, en un departamento de Godoy Cruz.

 Uno de los casos de homicidios culposos más resonantes de los últimos tiempos, en el que un matrimonio y sus dos hijitos murieron por monóxido de carbono, llegó finalmente a juicio luego de muchas marchas y contramarchas que tuvo el expediente, que hasta hizo suponer que la tendencia –no de la Segunda Cámara del Crimen– era llevarlo a la prescripción.

Esto teniendo en cuenta que la muerte de los infortunados Marcelo Almonacid (39), su esposa Laura Dávila (36) y sus hijos Erika (13) y Enzo (5) ocurrió exactamente hace cinco años, un 20 de setiembre de 2007, el mismo día en que alquilaron un departamento en Pedro Goyena 1460 del barrio CEC II, de Godoy Cruz.

Por este homicidio múltiple se encuentra en el banco de los imputados la dueña de la vivienda, Marta Alejandra Torres (33), quien está siendo juzgada por la Segunda Cámara del Crimen, presidida por Roberto Uliarte e integrada por Horacio Báez y Roberto Yanzón.

Como fiscal se desempeña Darío Tagua y en calidad de querellante lo hace el abogado Carlos Santos Castro. El defensor de Torres es Juan Day.

La acusada declaró que cuando ella vivía en ese departamento todos los artefactos estaban en buenas condiciones incluido el calefón, que fue el detonante de la muerte de la familia Almonacid.


Tras detenerse en explicaciones que hacen al entorno familiar, entró de lleno en el problema de las cuatro muertes. Confirmó previamente que cuando se enteró a través de la inmobiliaria Ahumada que los artefactos no funcionaban, los hizo revisar por un gasista no matriculado, Héctor González, y que luego se ocupó de arreglar las puertas y ventanas, según el reclamo escrito que hizo el anterior inquilino, Sergio Izpura. El pseudogasista dijo –según la mujer– que “el inquilino Izpura no sabía usar el calefón y que todo estaba bien. Entonces nos quedamos tranquilos”. Luego señaló que Izpura nunca le mencionó que tenía problemas con el calefón y admitió que por escrito éste le indicó que se iba por razones de seguridad del departamento.

Contó al tribunal que, ante el temor de que usurparan el inmueble, tanto ella como sus hermanos se turnaban para cuidarlo, “durmiendo incluso allí, donde también nos bañábamos”. Reiteró su falta de responsabilidad en estas muertes y afirmó que “quienes deberían estar en mi lugar son González e Izpura, porque nunca me avisó”.

A su turno, éste manifestó todo lo contrario. Que había avisado a través de su abogada Cristina Gentile por carta documento a la Inmobiliaria Ahumada los desperfectos existentes en la casa y que se iba de allí por razones de seguridad, ya que no mandaron a nadie de la inmobiliaria ni fue la dueña a ver qué pasaba. También confió que en esa época su esposa tenía dolores de cabeza e incluso vomitó, y que luego lo asoció con el monóxido. Un gasista matriculado al que llamó le advirtió del riesgo que corría toda la familia.

Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2012/06/08/nota302345.html

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