Marcela o Carolina, la viuda rubia que seducía y robaba

Argentina, 16 de julio de 2015
clarin.com

14/07/15. -Se la acusa de más de 80 estafas a diferentes vendedores de autos usados. Proponía un encuentro más íntimo y les hacía firmar papeles, para luego robarles el vehículo y revenderlo.



Simpática y provocativa, ella cambiaba el eje de la conversación y transformaba el escenario en el ideal para hacer su tarea. Una mujer de 33 años fue detenida en Quilmes, acusada de estafar a unos 80 hombres, a varios de los cuales les robó su auto.

Esta mujer rompió el molde, por dos motivos. Su cabello rubio dejó de lado el habitual mote de "viuda negra" para modificarlo en "viuda rubia", y además llevó adelante un nivel más sofisticado de robos y estafas de lo que se da habitualmente en esta modalidad delictiva.

Fuentes policiales informaron que la acusada, quien se hacía llamar "Marcela" o "Carolina", se contactaba con vendedores de autos usados mediante páginas de Internet de compra y venta, y luego se reunía con sus futuras víctimas para estafarlas.

La mujer fue detenida por policías de la comisaría 5ta. de Wilde (Avellaneda) en Andrés Baranda al 400, al sur del conurbano, cuando se movía en uno de los coches que había robado en los últimos días.

La Viuda Rubia se hacía llamar "Marcela" o "Carolina" ante sus víctimas. (Captura TV)

Según determinaron los investigadores, le mujer, de pelo rubio y delgada, solía contactarse con vendedores de coches usados y pactaba con ellos un lugar para reunirse y poder así cerrar la operación de compra-venta del vehículo. Sin embargo, al encontrarse con los vendedores, la acusada, quien solía presentarse ante ellos con ropa provocativa, invitaba a los hombres a tomar un café "en un lugar más íntimo" y los seducía.

En ese marco, la "viuda rubia" aprovechaba algún descuido de sus víctimas para colocarles somníferos en las bebidas y, cuando los hombres estaban casi inconscientes o con falta de lucidez, les hacía firmar una serie de documentaciones y les presentaba una falsa constancia de depósito bancario, simulando haber pagado el dinero pactado previamente por el auto. Luego, escapaba con el auto que luego vendía a los pocos días.

Después de confirmar que la mujer había cometió unos 70 hechos en la Capital Federal y otros 10 en el sur del Conurbano, la Policía la detuvo en Quilmes, cuando la "viuda rubia" iba hacia su casa de Wilde en un Nissan Tiida negro, producto de una de sus estafas.

Ese vehículo tenía pedido de secuestro desde el 29 de junio último por el delito de "robo automotor" por una denuncia radicada en la seccional de Wilde. Los investigadores tratan de chequear la identidad de la imputada porque al momento de la detención había dado dos nombres distintos, aunque en las redes sociales se hacía llamar Marcela Beatriz Altamirano.

En tanto, el personal recuperó varios vehículos que fueron entregados a sus propietarios, entre ellos un Volkswagen Gol Trend gris, un Peugeot 206 del mismo color y un Suzuki Fun.

Los hechos de este tipo suelen reeditarse cada tanto. Al menos, los que salen a la luz. Uno de los últimos casos fue el de Sofi, una escultural "viuda negra" que hizo de las suyas en la zona de Tigre. Tiene 21 años y engañó a un hombre de 39, al que sedujo por las redes sociales para pactar un encuentro y luego asaltó con la ayuda de dos cómplices. Ante la Policía se quebró y confesó el hecho.



Habitualmente, una "viuda negra" es una mujer de mayor edad y de otros atractivos físicos. Como el caso de la señora detenida en un departamento del barrio de Flores, en diciembre pasado. A sus 70 años, se las arreglaba para seducir a personas mayores que ella y luego robarles. De hecho, la detención de Gloria se dio luego de una denuncia de una anciana de 91 años, dopada con Alplax y Rivotril Clonazepan, víctima de este engaño.

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También el año pasado, en julio, cayó "Naty", que en realidad se llamaba Julia. Vivía en Ciudadela pero la situación por la que fue descubierta ocurrió en Recoleta. "Naty" publicaba un aviso en las redes sociales y esperaba a que cayeran las víctimas. Una fue un señor, que la llamó por teléfono y acordó una cita. Este hombre la invitó a su casa, en Recoleta, y allí cometió el error de confiar. Ella lo durmió y le robó.

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