Mujeres que matan a otras mujeres: una rareza en criminología
28 de Mayo de 2014
Nota: quo.com
Las mujeres matamos poco. Y que una mujer mate a otra es una rareza estadística en criminología. “Nosotras llevamos más grabado en nuestro ADN el principio de preservar la vida”, me dice Mercedes Martínez Moreno criminóloga desde 1985 y hoy terapeuta especializada en atención a víctimas. Hablamos, claro, de la muerte a tiros de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, que ayer despertó al país con ese agrio estremecimiento que siempre produce un crimen, sea o no novelesco.
Las mujeres cometen menos infracciones que los hombres, tienen menos probabilidades de ser reincidentes y también de cometer delitos realmente graves. Solo un 10% de la delincuencia (en toda su amplitud) es femenina. Si hay algo en que los criminólogos están de acuerdo es en que el asesinato es predominantemente un asunto de hombres. Ellos cometen más crímenes, y también son víctimas en mayor medida. Esto ha sido así en todas las culturas y en cada era de nuestra historia.
Nota: quo.com
Las mujeres matamos poco. Y que una mujer mate a otra es una rareza estadística en criminología. “Nosotras llevamos más grabado en nuestro ADN el principio de preservar la vida”, me dice Mercedes Martínez Moreno criminóloga desde 1985 y hoy terapeuta especializada en atención a víctimas. Hablamos, claro, de la muerte a tiros de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, que ayer despertó al país con ese agrio estremecimiento que siempre produce un crimen, sea o no novelesco.
Las mujeres cometen menos infracciones que los hombres, tienen menos probabilidades de ser reincidentes y también de cometer delitos realmente graves. Solo un 10% de la delincuencia (en toda su amplitud) es femenina. Si hay algo en que los criminólogos están de acuerdo es en que el asesinato es predominantemente un asunto de hombres. Ellos cometen más crímenes, y también son víctimas en mayor medida. Esto ha sido así en todas las culturas y en cada era de nuestra historia.
“Casi siempre, las mujeres matan a aquellos que aman o amaron”
La mujer también mata por razones distintas y de modo diferente a como lo hace el hombre. En el 42 % de los asesinatos cometidos por mujeres las víctimas pertenecen a su entorno familiar. Y un cuarto de ellas son niños. Marisa Grinstein, autora argentina de una polémica trilogía, Mujeres Asesinas, explica así las razones más frecuentes por las que una mujer llega a cometer un crimen: “Buscan liberarse, o buscan venganza, o, en su dolor, no saben qué buscan. Mujeres asesinas que se convierten en eso cuando se les agotan las alternativas. Mujeres que matan, casi siempre, a aquellos que aman o amaron”.Solo excepcionalmente, una mujer acaba con la vida de otra.
¿Qué sucede cuando dos mujeres (hermanas, amigas) cometen actos violentos, no contra un hombre o un niño, sino contra otra mujer? Suelen convertirse en grandes y tristes historias mediáticas. Los ejemplos que he encontrado, el de las hermanas Papin y el de las amantes Parker-Hulme han sido estudiados desde la política, el psiconálisis, el feminismo… Encabezan cualquiera de las listas macabras que cuentan los crímenes más famosos de la historia.Las hermanas Papin: “¿Dónde estaba mi alma antes de que yo naciera?”
Psicólogos, juristas, poetas, cineastas y dramaturgos han manoseado el crimen de las hermanas Papin en todos sus formatos. Fue un asesinato delirante. Con sus mimbres, Jean Genet escribió su obra emblemática, Las criadas.
Ocurrió en 1933, en la francesa Les Mans,
cuando las hermanas Christine y Lea Papin llevaban siete años al
servicio de una acomodada familia, los Lancelin. La noche de un 2 de
febrero de 1933 las criadas asesinaron brutalmente a la señora y la
señorita Lancelin sin que a día de hoy ni psicólogos, ni juristas, ni
poetas, ni cineastas ni dramaturgos sepan por qué lo hicieron.
Cuando llegó la policía, las dos hermanas,
que era de procedencia muy humilde, estaban desnudas y abrazadas,
acostadas en una de las camas. Se confesaron autoras del crimen sin el
menor nerviosismo. Christine lo narró así: “Cuando la señora entró le
dije que no me había dado tiempo a repasar la plata. Entonces ella
intentó atacarme y yo le arranqué los ojos con los dedos. Mejor dicho,
yo no salté contra la señora, sino mi hermana; yo ataqué a la señorita
Genevieve y fue a ella a quien arranqué los ojos … Nada teníamos contra
ellas. Hace demasiado tiempo que somos criadas, eso es todo”.
Jamás se descubrió móvil alguno del crimen
de aquella dos mujeres. Léa no hablaba, y Christine tenía visiones
poéticas que inspiraron a Jacques Lacan a escribir un ensayo: “Motivos
el crimen paranoico, o el crimen de las hermanas Papin”. En sus
visiones, Chirstine se preguntaba sobre el destino de las almas.
“¿Volverán las almas de la señora Lancelin y su hija Geneviève en otros
cuerpos?” “¿Dónde estaba mi alma antes de que yo naciera?”.
Las condenaron. Pena de muerte, conmutada por reclusión en un manicomio, a Christine, y 10 años de cárcel a Lea.
Las criaturas celestiales y un ladrillo en un calcetín.
Ocurrió en en Christchurch (Nueva
Zelanda). Las asesinas: Pauline Parker, de 16 años, y Juliet Hulm, de
15, eran dos jóvenes con una imaginación desbordada y tan enamoradas la
una de la otra que idearon un asesinato cuando decidieron separarlas. Su
crimen fue la materia prima con la que Peter Jackson filmó Criaturas celestiales (1994).
“Somos ángeles y demonios, criaturas celestiales, tan vulnerables, que terminan forjando su propio infierno por querer ganar el cielo…”
En los años 50, en
Nueva Zelanda y en la mayoría de los países, la homosexualidad estaba
considerada una enfermedad mental. Pauline incluso fue diagnosticada de
lesbianismo por el “doctor” Kenneth Stallworthy. Veranos juntas, baños
juntas y un miedo familiar que llevó a sus padres a buscar la manera de
separarlas. Juliet tenía que a ir a África, con su tía. Pauline quiso ir
con ella, pero su madre no se lo permitió. Pauline escribió entonces en
su diario que el único obstáculo entre ella y su amada era Honora Mary
Parker, su madre. Y, a partir de ahí, pensaron cómo matarla.
El día 22 de junio de
1954, Pauline Parker salió a dar un paseo en compañía de su madre y de
Juliet Hulme, por los alrededores de Christchurch. Llevaban una maza
improvisada, un ladrillo dentro de un calcetín. Con aquella burda
herramienta golpearon la cabeza de la señora Parker. La policía contó
hasta cuarenta y cinco heridas.
El juicio duró seis días, y aún hoy es uno de los casos más famosos
de la justicia británica. Un jurado popular las condenó y sentenció a
prisión, desechando el alegato defensor de locura.La asesina más bella del año
Amanda Knox se
hizo famosa hace unos años, acusada de estar involucrada en el
escandaloso asesinato de Meredith Kercher, una estudiante británica, de
21 años, que se encontraba de intercambio en Perugia, Italia, y con
quien Knox compartía apartamento.
Amanda Knox |
Meredith fue violada, y apuñalada. Su
cuerpo se encontró semidesnudo en la cama de la habitación compartida
por las estudiantes. A finales del pasado mes de abril, el Tribunal de
Apelación de Florencia encontró culpable a Amanda de empuñar el cuchillo
que acabó con la vida de Meredith. La Justicia italiana empezó por
condenarla en 2009, revocó el veredicto en 2011 y acaba de condenarla
nuevamente.
Amanda fue quien encontró el cadáver de
Meredith en la habitación. Lo cierto es que inicialmente las razones
para incriminarla tenían más que ver con su carácter alocado que con
pruebas sólidas. Amanda y su novio fueron fotografiados besándose en la
puerta de la casa tras el hallazgo del cadáver, y también cuando
compraban lencería al día siguiente. La prensa británica hizo de las
suyas con aquel material fotográfico. Amanda fue bautizada en los
tabloides como “monstruo de Perugia” .
Las pruebas —restos de ADN en un broche
del sujetador de la víctima y restos de sangre en un cuchillo— eran muy
discutibles y aquella debilidad hizo que la absolvieran después de pasar
cuatro años en la cárcel. Sin embargo, hace unas semanas, los jueces
del Tribunal de Apelación de Florencia descartaron el móvil sexual en el
asesinato de Meredith Kercher y señalaron que la estadounidense Amanda
Knox y el italiano Raffaele Sollecito, supuestos autores del crimen,
pretendieron “humillar” a la joven británica y que eran culpables. Knox
ha sido condenada a 28 años de cárcel.
La pareja se encontraba en la habitación
la tarde del asesinato, acompañados de otro hombre de origen congoleño,
Rudy Guede. Las dos jóvenes tenían una mala relación, y habían discutido
por dinero que había desaparecido de la habitación de Meredith. “No
había simpatía recíproca”, dicen los abogados.
Según la reconstrucción de los hechos,
Knox había consumido estupefacientes, invitó a Guede al piso y su
comportamiento “poco educado” hizo enfadar a la británica. La discusión,
siempre según la sentencia, culminó con la violación y el apuñalamiento
de Meredith.
El violador fue Guede, “animado por el
instinto sexual” mientras que Knox y Sollecito la sujetaban con la
intención de “humillarla”, hasta que Amada Knox la apuñaló en el cuello.
La popularidad que alcanzó Amanda tuvo un
eco estrafalario. La revista Maxim la incluyó, no sin que mediara
polémica, entre las 100 mujeres más hermosas del año 2012. Hoy Amanda publica un blog, actualizado, en el que cuenta su caso.
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