Cuando la reacción social roza el crimen o la venganza

Argentina 04 de Mayo de 2014
Nota: diariouno.com

La violencia como respuesta al delito es analizada por una especialista en criminología y una psiquiatra, que establecen los límites a la hora de actuar. “Eso no es justicia”, dicen.



“Si tomo en mis manos el poder de reprimir a otro, eso es venganza, es un crimen, pero no es Justicia. Es un delito que debe ser entendido así. Vivimos en un Estado de Derecho: uno no puede ir en contra de eso”, señaló Romina Cucchi, subdirectora de Ejecución Penal, de la Dirección de Derechos Humanos de la Suprema Corte, licenciada en Ciencias Políticas y docente en criminología.

Se la entrevistó con el fin de desentrañar la reacción social frente a distintos hechos violentos, delictivos o no: en las redes sociales se leen reclamos de muerte para quienes cometen delitos o se reproducen en los medios linchamientos como respuesta a hurtos o intentos de robos, sin que esas reacciones sean consideradas por quienes las cometen como ilegales. Pero también, hace tres semanas, en Guaymallén, tras un incidente callejero en una hora pico, un conductor sacó un cuchillo de carnicero para amenazar a un padre que intentaba cruzar la calle con su hijo.


La especialista interpretó que hay "cierta esquizofrenia en una sociedad que por un lado pide Justicia, pero toma venganza contra cualquier sujeto y es capaz de matar a alguien pretendiendo impunidad. Históricamente hubo una dualidad, se pensó en buenos y malos, amigos o enemigos, siempre hay otro al que perseguir”.


Fronteras de la ira
El criminólogo Günther Jakobs, consideraba que quien no se conducía según las normas penales no debía ser tratado como ciudadano, teoría que denominó “Derecho penal del enemigo”.


Esta concepción es la que establece una frontera: “Están aquellos que, como Günter Jackobs, consideran que a ciertos sujetos que ponen en jaque el orden social no se les pueden garantizar los mismos derechos que a las personas que cumplen. Otros entienden que la Justicia frente al delito debe ser la respuesta”.


Para Cucchi es lícito que “cualquier sector social se levante y pida Justicia por la lesión de un bien jurídico, pero el Estado debe pensar por todos. Tiene que estar presente allí con la víctima investigando, acompañándola, escuchándola y garantizándole un proceso judicial con una respuesta reparatoria, como también garantizarle derechos a quien es juzgado por el delito”.


Reproducción de la inseguridad
Siguiendo la postura del ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni, Cucchi expresó que hay una “demagogia punitiva”, discursos de sectores que apuntan a magnificar la inseguridad para lograr rédito político, o “criminología mediática que exacerba y expone ciertos delitos, cometidos por cierto grupo social, en ciertos lugares: un recorte del universo delictivo”.
Para ella, esa situación desencadena en “una multiplicación de la sensación de inseguridad, que es difícil de constatar: si uno se atiene a la estadística de la Corte Suprema, los homicidios han disminuido”.


Otra consecuencia de esos fenómenos actuales es la desproporción en la valoración de los delitos: “Un hurto es más grave que un delito económico o la trata de personas. El común de la gente no considera que un linchamiento es un hecho de inseguridad”.


Según cómo entren en juego los intereses, lo que completa el panorama es una política criminal enfocada a perseguir hechos que en sus consecuencias sociales son menos relevantes que otros. “Nos falta crecer bastante como sociedad, como para entender que no puedo elaborar la política criminal en base a lo que transmite cierto sector. Que un chico robe en la calle lesiona un bien jurídico y la justicia debe actuar, pero una red de trata de personas violenta mucho más gravemente mi orden social”, concluyó.


Otras respuestas
Diferencias. El mosaico de respuestas es muy variado y también la trama social incluye marchas de silencio y paz de familiares de víctimas de delitos, como ocurrió a partir del asesinato del jubilado Enrique Conte, en la Sexta Sección, de Ciudad.

Pacíficos. “Lo único que nos queda es engrandecer nuestro simple accionar con paz. En la guerra, y en la vida, el lado que consigue paz es el lado ganador. El ojo por ojo nos dejará ciegos y el diente por diente nos imposibilitará la comunicación”, manifestó su hija Constanza, en una carta previa a una marcha.


“La cárcel es donde más se violan derechos”
Muchas veces suelen cuestionarse los derechos humanos a favor de quienes son investigados por la comisión de delitos.

La subdirectora de Ejecución Penal, Romina Cucchi, consideró que esos derechos –referidos a lo que pasa en las cárceles y no aquí a la lucha por la justicia de víctimas de la dictadura militar–, han sido reconocidos internacionalmente y los países que suscribieron a esos pactos, como Argentina, deben respetarlos y garantizarlos, generando políticas públicas y con la posibilidad de ser sancionados si incumplen los acuerdos.


“Son estándares jurídicos mínimos que garantizan aspectos de la dignidad humana”, explicó la especialista.


Párrafo seguido Cucchi avanzó contra la condena social que existe sobre los presos: “Cuando estoy privado de libertad cualquier cosa que haga a mi subsistencia y mi derecho depende del Estado bajo cuya guarda yo estoy. La cárcel es donde más frecuentemente se violan derechos, porque son lugares históricamente invisibilizados, donde están esos otros considerados enemigos que no les importan a nadie: ni a la justicia, ni al poder político ni a la sociedad”.


Hay que diferenciar entre una respuesta defensiva y el sadismo
La médica psiquíatra Nora Leal Marchena presentó el mes pasado en Mar del Plata el libro Violencia, del apego a lo social, en el que distintos profesionales volcaron su experiencia y visión respecto de distintos aspectos “desde lo más primario hasta lo más extendido que es la cuestión social”.

Consideró que el vínculo primario es condicionante de la acción violenta que puede tener una persona. “El pensamiento simbólico está ligado a la capacidad de reflexión, por eso es tan importante que al niño se lo conduzca desarrollando el lenguaje, su capacidad de pensar y expresarse porque en adelante podrá reflexionar cómo enfrentar determinadas situaciones, por ejemplo, violentas. Si yo me crío solo con imágenes, lo que voy a tener es un estímulo y una respuesta de acción, como un videojuego”, alertó la profesional.


Para la especialista este mecanismo está muy ligado a la violencia social, a los vínculos humanos: “Se ha modificado esa capacidad de respuesta, pero también incide en esto el tema de la violencia en la crianza, la falta de afectividad y la seguridad en sí mismo que pueda adquirir el chico”.


“No puedo afirmar si antes había menos violencia, pero ahora hay más crueldad en los actos delictivos: torturan, maltratan, cambiaron las formas. Por otro lado, es cierto que si una persona vive encerrada y con miedo frente a la inseguridad, su respuesta va a ser de acción y defensiva. Pero hay que diferenciar entre una respuesta defensiva y una en la cual un grupo descarga con sadismo contra alguien que ya está tirado en el suelo y a quien se lo sigue golpeando”.


Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Cuando-la-reaccion-social-roza-el-crimen-o-la-venganza--20140504-0015.html

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