Cuota alimentaria: 25 días preso en el infierno

Mendoza, 02 de Junio de 2013
Diario mdzol.com
Penitenciario Encapuchado nos habla sobre el abuso sexual en las prisiones. Un testimonio real que te va a dejar helado.

Muchos de ustedes sin conocer nada de la cárcel se preguntan si realmente cuando una persona que comete un delito, culpable o no, es vejado sexualmente. Esta historia es basada en hechos reales, los cuales me fueron relatados en persona por un ex presidiario y actual empleado de una sucursal de Frávega en Mendoza. Respetando su pedido de no revelar su identidad, y respetando su derecho a la privacidad y sus testimonios.

05 de Junio de 2010.
Nunca olvidaré esa mañana nublada y fría en el Juzgado, el señor fiscal le recomendaba al juez que tendría que pagar mi incumplimiento de la cuota alimentaria, por la mantención de mi hijo, en la Penitenciaria, justo a mí me tocó ser el experimento y el chivo expiatorio de una nueva ley, para ejemplo de otros padres,  (estuve sin trabajo, pero esa es otra historia) el embargo de mis bienes que no son muchos y de mi auto. Los problemas recién comenzaban, y la sonrisa de mi ex mujer que de alguna u otra forma me mandaba un mensaje: Suerte cariño.

Día 01.-
Al llegar a Boulogne sur mer, al momento de bajar del móvil del Servicio Penitenciario, noté que todos los guardias hablaban entre ellos, me miraban y se cagaban de risa, no se de que, si de mi corta penitencia (25 días  o de mi ropa (traje sin corbata y zapatos negros relucientes). En fin, esa no era mi mayor preocupación, uno siempre escucha historias de violaciones, maltratos y vejaciones entre los presos, cosa que no tardé en descubrir. Ni bien me alojaron en un lugar oscuro, sin luz ni alguna otra comodidad , con un retrete tapado noté que ya me faltaban mis zapatitos. Convivía con un chico de no mas de 21 años acusado de homicidio, y otros que habían entrado por robar en un súper.

Día 03.-
No sé la hora, pero todavía no amanecía, y un grupo de guardias nos sacó en tarlipes al patio. REQUISA. Después de 2 interminables horas se fueron, el pibito del colchón de al lado mío tenía oculto un celular, y una bochita de alguna hierba rara, era una denominada “batida”, y ahí comencé a reconocer el lenguaje tumbero y sus códigos, ya que a los 5 minutos la bandita de no más de tres o cuatro presos, que habían robado aquel supermercado, fué trasladada a un pabellón denominado VIP. (buchonearon a dos motores por un beneficio).

DÍA 06.-
La comida era asquerosa, tenía que acostumbrarme a comer sentado en mi colchón y sin cubiertos. En muchas ocasiones, cuando en las viandas venía milanesas, me encontraba solo con el puré, por arte de magia, la milanga desaparecía, y al preguntarle a los guardias me respondían “seguro la trasladaron de penal”.  Los primeros días directamente no comía, creo que adelgacé 4 o 5 kilos en una semana.

DÍA 10.-
Nadie de mi familia venía a visitarme, debido a mi carácter podrido, cuando estaba en la calle nunca visitaba a mis familiares, era un tipo ermitaño. Mi vieja había fallecido hacían un par de años antes, mi viejo vivía en Córdoba y mis hermanos después de casado, nunca más los vi, solo recibía la visita de mi abogado y de las psicólogas que me asistían dentro del penal, los elementos de higiene personal me los proveía el Estado.

DÍA 12.-
Me llevaron a un pabellón de presos primarios, y el mito de las duchas se hacía cada vez más realidad, frunciendo mi ojete hasta mas no poder, sentí detrás mío un hombre gigante, de piel trigueña, 37 tatuajes y con más pelos en el pecho que escoba de peluquería, el cual me dijo “tenés fuego nene?” una gota de sudor frío me recorrió las piernas (imagino fue sudor y no otra cosa) me dije por dentro..”guacho hasta acá llegué invicto” a lo que sin titubear y con vos firme le dije “no amigo no fumo” y hasta ahí llegó la conversación…dios estaba conmigo sin dudas.

DÍA 18.-
Con mis joggins y unas zapatillas que intercambié por mi traje me fui hasta mi celda, acostumbrándome a escuchar gritos por las noches, peleas, gente adicta, chuzas, tucas, esquelas, palomas , mucha tumba  y a muchos pibes que creo golpeaban en otras celdas. Por alguna razón yo seguía vivo y con mi ojete invicto. Tuve que hacerme valer por mí mismo, discutir por una manta, un tupper o tan solo por una vianda. Estar atento en las noches y vigilar en el día, que nadie te pegara, eso es ley estando en cana.

 
DÍA 22.-
Al llegar del patio del pabellón, después de casi 4 horas de hacer gimnasia, pasaje directo a mi celda, noté que los otros presos hablaban entre si como los guardias al llegar la primera vez. Vencido por el sueño y sin darme cuenta, una remera arriba de mi cabeza me ahogó en silencio, desperté en el baño, con 154 mil trompadas y mi cuerpo moreteado, noté que unos guardias (o como los nombraban los otros presos, cobanis, pacos, encargados, celadores) me arrastraban hasta sanidad, los cuales cagándose de risa murmuraban…”le rompieron el orto”…lo cual terminé de constatar cuando la doctora me preguntaba si queria denunciar para plasmarlo en su informe, a lo que rotundamente dijo NO! prefiero guardar el secreto a que todos después me digan “he Alberto, tenés la puerta de atrás de tu casa abierta”.-

DÍA 24.-
El día posterior a este suceso  y ya cambiado de pabellón, solo tenía sentimientos inequívocos hacia los demás presos, matarlos a todos. Qué se yo…antes de salir en libertad conseguir una ametralladora, una bomba, o cualquier arma de destrucción masiva, de esa forma llegaría la solución para calmar la sed de venganza. Aislado y confiando en una celda solitaria, según los oficiales para salvaguardar mi integridad física, y a pesar de no tener vicios, me fumé mi primer cigarrillo, contando las horas para desaparecer de este infierno.



DÍA 25,  MI LIBERTAD.
Cumplidos los 25 días alcancé mi Libertad, parado en la calle Boulogne sur Mer, bajo una llovizna molesta y fría, barbudo, sucio, sin plata y lo peor..sin  la valla menos vencida, me fumé el segundo cigarrillo de mi vida. Comprendí entonces, que el mismo sistema hace a personas comunes, como vos como yo, productos de odio e impotencia hacia todo. Gracias a un guardia amigo decidí hacerlo público. Gracias a Dios salí adelante, conseguí trabajo y gano muy bien, no me importa si tengo o no auto, si tengo Internet en casa o si la comida está rica o fea, mantengo mis impuestos al día y por sobre todo…la cuota alimentaria la llevo con un mes de adelanto, porque prefiero morir, antes de volver a pasar por esa pesadilla.

Enlace:
http://www.mdzol.com/nota/465841-cuota-alimentaria-25-dias-preso-en-el-infierno/

0 comentarios :