El fantasma de la estación de tren de Pedro Vargas

San Rafael, 30 de Abril de 2013
Diario San Rafael
Existen temas que siempre nos llaman la atención, historias que no tienen una explicación lógica pero que nos encanta escuchar o leer, ya que echan a volar nuestra imaginación más allá del miedo temporal, y nos pueden poner en contacto con realidades alternativas. El caso de los aparecidos, fantasmas y demás entidades que ocasionalmente se manifiestan entre personas con una sensibilidad especial da pie a leyendas y mitos que trascienden el tiempo. Y luego, cada quien enriquece con su propia imaginación, incluso algunos llegan a apropiarse de la experiencia diciendo que eso les pasó a ellos o a algún miembro de la familia.

Sabemos que existe algo más que rebasa nuestras capacidad de comprensión, incredulidad y análisis de estos hechos que sólo Dios sabe por qué pasan. En nuestro San Rafael hay muchísimas leyendas que recorren el imaginario popular, con su carga de verdades y exageraciones, con hechos reales que con el paso del tiempo degeneraron relatos que concluyeron en simple mitos. Hace años algunos vecinos de calle Salas, en las cercanías de la antiquísima vivienda de esa familia histórica de Cuadro Nacional, afirmaban ver en noches de luna a una pareja caminar por esa calle, la que ingresaba a través de un puente de madera a esa casa que hoy ya no existe. También se dice que desde que la misma ya no está, esa pareja, ella de vestido largo y ancho sombrero, y el hombre vestido totalmente de negro, no volvió a aparecer por esa calle. De ser así ¿Qué pasó realmente?

Dentro de ese fárrago de historias y alucinaciones, se dice que hace algunos años en la ex estación de tren de Pedro Vargas, en Cuadro Benegas, algunas personas aseguran haber visto a un hombre con ropa de ferroviario y gorra caminando por la playa rumbo al edificio y que a veces se oye sonar una campana como la que anunciaba la llegada de un tren. Otros afirman que a ese mismo hombre, en avanzadas horas de la noche, lo han visto sentado en el andén como esperando el arribo de alguna formación ferroviaria. Pero no todo termina allí porque afirman que por una de las calles vecinas a la estación se escucha el paso traqueteante de una carreta y el grito de alguien que azuza a los animales. Algunas historias antiguas de la zona hablan de un accidente ocurrido hace muchísimos años cuando un tren embistió una carreta matando al conductor y a los animales.

Más allá de que esto ocurriera o no, la gente de esos lugares fueron recogiendo las historias y las trasmitieron a las nuevas generaciones que las siguen impulsando pero cambiado a veces algo del relato para hacerlo más tenso, dramático y terrorífico. Es como decían nuestras abuelas: creer o reventar.


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