Pensar en nuestra América Latina

12 de Diciembre de 2012
diadelsur.com

América Latina en el Mundo desde en un exhaustivo análisis del Dr Pablo Gabriel Salinas

1.- América Latina en el Mundo.

Como sostiene la profesora Alcira Argumedo “ya señalamos que en esta nueva encrucijada de la historia, reaparecen bajo otros perfiles las antiguas opciones planteadas para América Latina en el período de la independencia: la Doctrina Monroe o las propuestas autonomistas de Simón Bolivar y José de San Martín. Son esos los dos grandes proyectos incompatibles que habrán de disputar el destino de estas tierras en las próximas décadas”

Aquí se plantean las dos alternativas en el contexto internacional, podemos hacer una breve síntesis de lo que significó la doctrina Monroe y el América para los americanos en la estrategia de Estados Unidos.

Argumedo sostiene “América Latina ha conocido en demasía las consecuencias de las doctrinas Monroe, de las políticas del destino manifiesto, del gran garrote, de las invasiones del mundo libre, de las intervenciones de la CIA, de las alianzas para el progreso y los desarrollismos modernizantes, de las doctrinas de seguridad nacional; de los modelos neoliberales y de los ajustes de la deuda externa impuestos por el Fondo Monetario; y también la corrupción y la indignidad de sus clases dominantes. Hemos sufrido el oprobio de dictaduras aberrantes para garantizar el nuevo o el viejo orden; agobiados por el espanto. Hemos sentido la vergüenza de cancilleres que pregonan la ambición de prostituirnos, clamando por “relaciones carnales” con los Estados Unidos, a cambio de un puñado de esos tantos dólares que nos robaron”

En efecto, en la década del ’80 Estados Unidos adopta una estrategia de restauración conservadora de su poder sobre la región latinoamericana para compensar la retirada ante la derrota de Vietnam.

Apoya en América del Sur dictaduras militares de muerte y terror, basadas en la Doctrina de Seguridad Nacional, en nombre de la libertad. En esta década también la crisis de la URSS se aceleró cuando Gorbachov puso en práctica un proceso de reformas, la Perestroika, con el objetivo de desmantelar el modelo social y político de la época estalinista.

El fin del mundo bipolar sobrevino con el derrumbe del modelo soviético de un tipo de organización de la sociedad, ya que se impuso una rápida apertura de sus economías y aplicaron reformas liberales que permitieron la entrada de capitales extranjeros y la difusión de relaciones de producción capitalista.

Sin embargo, al fin de esa década los triunfos de la revolución islámica en Irán y del Sandinismo en Nicaragua, y más tarde la guerra de Malvinas, indican a Estados Unidos que las dictaduras militares podían ser peligrosas, en tanto antes o después producen movimientos de oposición que no sólo cuestionan a los dictadores sino además a los intereses norteamericanos que los apoyan. El Consenso de Washington impulsa desde mediados de la década del ochenta una estrategia diferente de democracias controladas y modelos económicos neoliberales.. La caída del Muro de Berlín y la desintegración del bloque soviético exacerban el triunfalismo neoliberal y, en el transcurso de los noventa, se refuerzan en América Latina las políticas de despojo nacional y social en favor de los grupos económico-financieros más concentrados, bajo las indicaciones del FMI y el Banco Mundial.(ARGUMEDO, )

En la década de 1990 América Latina adoptó el paquete de reformas económicas conocido como “Reforma del Estado” incluyó medidas de corte neoliberal conservador, que consistían, entre otros aspectos, en la venta y privatización de empresas públicas, en la eliminación de controles y regulaciones estatales y la descentralización de la economía a efectos de mantener el flujo de créditos y préstamos. Se afianzaron las medidas de ajuste estructural, junto a la promoción de gobiernos democráticos en la región. Los efectos de estas reformas fueron el aumento de la desigualdad social y problemas de desempleo.

El terror es reemplazado por dispositivos de cooptación de dirigencias políticas y sociales, referentes universitarios, intelectuales o culturales sumados a mecanismos de disciplinamiento y manipulación social. Utilizan distintos instrumentos con el objetivo de promover un decisivo cambio en las mentalidades y aún en las creencias religiosas de las mayorías. Tales políticas operaron sobre una inédita desintegración del tejido social y una atomización de las formas organizativas tradicionales, como consecuencia del terrorismo de Estado y más tarde del crecimiento exponencial de la pobreza, el desempleo y la precarización laboral (ARGUMEDO Y QUINTAR, 2003). Con el retorno de la democracia, durante veinte años se alcanza una supremacía ideológica que permite imponer políticas sin precedentes de entrega del patrimonio público y de concentración y polarización de la riqueza, contando con el consenso de una significativa proporción de las víctimas.

Francis Fukuyama explicó que el triunfo de las democracias occidentales y las leyes del mercado ante la caída del Muro de Berlín daban por resultado el “fin de la historia”, entendida también como el fin de los conflictos. Este espíritu de época acompaña al desarrollo de la Revolución Científico Tecnológica que estará imbuida de las concepcones neoliberales basadas en el consumo, la competencia, el egoísmo criticando cualquier manifestación de solidaridad social.

Todo esto configura la alternativa del fin de la historia de la mano invisible, de la libertad de mercado.

La otra alternativa que en verdad nos interesa es la que se configura con la construcción de una gran nación latinoamericana, reivindicando el sueño de Martí, la unidad de América latina que estuvo en las esperanzas de tantos millones de hombres y mujeres a lo largo de los siglos, como mandatos que perviven en la profundidad de la historia.

Una federación de estados nacionales de estos pueblos hechos de varias humanidades, de países que coexistieron sin convivir, atomizados y expoliados por sucesivos polos de poder

La alternativa por lo tanto se resume en un nacionalismo latinoamericano diverso y solidario, respetuoso de las peculiaridades y las autonomías de las naciones y de sus culturas, etnias y regionalismos internos.

Una integración sustentada sobre el reconocimiento de la dignidad de los otros, capaz de respetar y enriquecer las disímiles memorias y tradiciones populares en una nueva identidad que no las niegue.

En Síntesis

Debemos decir que frente a las tendencias de desintegración que están gestando los proyectos capitalistas del norte existe una única opción

Esta opción según Alcira Argumedo es “una poderosa nación Latinoamericana complementando sus economías y regiones naturales sobre antecedentes de una historia común de cinco siglos y otra anterior representada por las ciclópeas culturas indígenas, afirmando el contacto por la fusión de razas y la comunidad lingüística… No somos europeos. Y esto debe ser motivo de orgullo. No de humillación cultural. El nacionalismo de estos países debe ser iberoamericano. Avivar en América Latina nacionalismos cantonales ha sido el método calculado de las metrópolis para explotarnos a mansalva.

La alternativa del conocimiento.

La Revolución Científico Tecnológica impone el conocimiento (educación, información y capacidad de innovación) como el nuevo recurso estratégico que definirá el rol de los países al comienzo del tercer milenio. Así el conocimiento debe ser democrático, difundido en el conjunto de cada sociedad, para ello se propone permitir el acceso de las mayorías a las nuevas tecnologías, articular diferentes saberes. Utilizando los grupos de trabajo, los saberes manuales se pueden ir articulando con los conocimientos que exigen las nuevas tecnologías. Esto se puede hacer si las universidades asumen el rol central que les cabe: como productoras de conocimiento deben conformarse en centros de excelencia masivos y de ello dependerá también nuestro futuro de cara al siglo XXI.

Como señala Argumedo: “…la posibilidad de disponer de estas cuatro fuentes del recurso conocimiento se ha transformado en una condición inexorable para el desarrollo socioeconómico y la inserción de las distintas sociedades en el mercado mundial de las próximas décadas: las naciones que no sean capaces de consolidarlas, están condenadas a sufrir graves experiencias de regresividad histórica. Y como no es posible democratizar y extender la educación, la calificación del trabajo y el ingreso a las universidades o al sistema científico sin democratizar los otros espacios de la vida social -la salud, la distribución de la riqueza, la vivienda y el hábitat, los medios de comunicación e información, el bienestar general de la población-, los modelos sociales de alta integración, las democracias ampliadas hacia lo económico, lo social y lo cultural se transforman en imperativos técnico-económicos para poder participar en el ciclo de la historia que inaugura la Revolución Científico-Técnica”

En Argentina el impacto de esta política neoliberal ha sido crítica teniendo en cuenta la degradación del sistema educativo público primario y secundario, los altos índices de desocupación, la precarización laboral, etc., nos impiden pensar en nuestra posible entrada al escenario mundial. El tema del empleo en Argentina y en América Latina no puede pensarse al margen de estas realidades, debemos cambiar los puntos de vista para poder superarlo y allí las universidades tienen un rol protagónico.

Relaciones entre las matrices de pensamiento y los procesos históricos

Las matrices de pensamiento son formas de reelaboración y sistematización conceptual de determinados modos de percibir el mundo, de idearios y aspiraciones que tienen raigambre en procesos históricos y experiencias políticas de amplios contingentes de población y se alimentan de sustratos culturales que exceden los marcos estrictamente científicos o intelectuales .

Las matrices de pensamiento son expresión por lo tanto de procesos sociales, políticos, económicos y culturales y tienden a incidir sobre los conflictos y las realidades.

Las matrices de pensamiento en el mundo central que se caracterizaran son la matriz liberal y la marxista en sus rasgos mas gruesos, puesto que ellas tienen influencia en las definiciones políticas de América Latina.

En cuanto al liberalismo y su concepto de lo social tenemos los lineamientos de Locke que conforman el liberalismo jurídico-político, asentado en la teoría del contrato social y la división de poderes, enriquecida por Montesquieu y Stuart Mill.

La otra forma fundamental del pensamiento liberal la constituye la economía política cuyos representantes son Adam Smith y David Ricardo, basándose en la naturaleza humana egoísta de Hobbes aunque con una idea distinta de lo social.

El liberalismo económico va a articular una matriz teórica claramente diferenciada de la filosofía jurídico política liberal.

Para el liberalismo económico la sociedad aparece como un orden o estructura que los individuos crearían sin tener conciencia de ello, al perseguir sus fines particulares. En la búsqueda individual del lucro los hombres – guiados por la mano invisible- van conformando a través del mercado una estructura donde el comportamiento individual egoísta redunda en bienestar general.

La obra de Adam Smith habla de un orden social natural, cuya base es la división social del trabajo. La existencia de una clase de capitalistas dueños de los medio de producción beneficiaba a todos. El progreso era tan natural como el capitalismo. La base de este orden natural era la división social del trabajo. Muy pronto, los resultados sociales del capitalismo demostraron ser muy distintos de los que Smith pronosticaba.

El liberalismo jurídico – político nace en Gran Bretaña; en el siglo XVII. John Locke es su fundador y el principal ideólogo de la revolución inglesa de 1688; la monarquía parlamentaria, el estado representativo encontrará en este médico el fundamento teórico de su legitimidad.

Partiendo del estado de naturaleza en el que se encuentran los hombres que es de igualdad y libertad para ordenar sus actos y disponer de sus propiedades y sus personas como mejor les parezca, dentro de los límites de la ley natural. Dicha ley coincide con la razón y ensaña que siendo iguales e independientes nadie puede dañar a otro en su vida, libertad o posesiones. A fin de ejecutar la ley natural e impedir que los hombres atropellen los derechos de los demás y se dañen recíprocamente, es preciso castigar a los transgresores con un castigo tal que impida su violación. Los hombres superan el estado de naturaleza a través de un pacto por el cual todos acuerdan formar una sola comunidad y un solo cuerpo político.

“En esta medida, las dos matrices liberales eluden la desigualdad que genera el poder económico –por lo demás, no concebido como poder sino como derecho- y afirman una total independencia entre la economía y la política. Los individuos sólo se vinculan en tanto ciudadanos o en tanto propietarios de bienes intercambiables en el mercado, sin que estas actividades tengan ninguna relación entre sí: la igualdad jurídica y política de los ciudadanos no se ve afectada por eventuales diferencias ligadas con su actividad económica” .

La matriz de pensamiento marxista a grandes trazos critica al liberalismo demostrando la falacia de considerar al hombre solo como ciudadano tal como aparece en el sistema político y en el espacio de las relaciones de circulación e intercambio, en el mundo de la igualdad y la libertad desconociendo al productor que remite a la lógica de la desigualdad del sistema de producción constituido.

2.La Ilustración, y otras ideas a través del Tiempo en América Latina.

La historia de América Latina es una historia de antagonismos, de concepciones del mundo y prácticas culturales distintas, a veces irreconciliables.

Alcira Argumedo habla de las clases subordinadas de América Latina que constituyen el sustrato de una cultura popular heterogénea, de múltiples vertientes y amalgamas, que estaba lejos de sentirse expresada por ideas euro céntricas absorbidas por las capas dominantes de origen blanco. 

Heterogeneidades sociales y culturales, conformaciones nacionales azarosas – estructuras durante el conflictivo proceso de la independencia y las luchas entre proyectos autonomistas y las alternativas neocoloniales”

Todo esto diagrama un cuadro de sociedades con gran complejidad interna y agudas diferencias entre sí, que contrasta con la sincronía manifestada por las realidades políticas latinoamericanas a lo largo de su historia.

Sociedades duales, porque conviven fuerzas diferentes, por un lado, las que provienen del interior, que respetan las autonomías, los sentimientos, la identidad, la integración étnica, social y cultural, y por otro lado, las fuerzas europeizantes, vinculadas a los intereses externos. Estas otras ideas constituyen un cuerpo teórico que se arraiga en las identidades y los sectores subordinados y mayorías populares, que irán conformando una “matriz autónoma de pensamiento”

El impacto de la Ilustración en América Latina se manifestó a través de los grupos minoritarios urbanos de clase media. Las corrientes ideológicas ligadas al liberalismo y los principios políticos relacionados con la soberanía popular y el racionalismo tuvieron influencia y buen arraigo en la vida de los grupos sociales “privilegiados” o élites, mientras que las ideas vinculadas a la tradición, las experiencias cotidianas, las costumbres, cierto nacionalismo, se arraiga en sectores populares y de clase media.

Otras corrientes de pensamiento, en cambio, como las vertientes del marxismo intentaron construir consensos masivos en Latinoamérica, pero tuvieron limitaciones para comprender los rasgos originales y su complejidad cultural. El socialismo llegó a América Latina como “especulación filosófica” y como análisis “histórico-social”

Las condiciones histórico-sociales en que había surgido el socialismo en Europa no eran las mismas en Latinoamérica, sobretodo por la ausencia de un proletariado industrial y la falta de condiciones objetivas para pensar en un cambio en la estructura económico-social. Estas ideas arraigaron sobretodo en pequeños grupos de obreros, enlazados en la lucha sindical.
A lo largo de su historia se han ido construyendo alternativas frente a la modernización impuesta desde Occidente, alternativas de pensamiento autónomo desde un sujeto colectivo, fragmentos sociales, rico en expresiones culturales. En este sentido, Bolívar, Martí, Artigas, Mariátegui y otros pensadores latinoamericanos remarcan la original composición de nuestros pueblos.

A poco tiempo de cumplirse el Bicentenario y reflexionando sobre él, tanto A. Roig como A. Argumedo sostienen que, hoy en América Latina y, más allá de las diferencias científicas y tecnológicas, se vive una encrucijada similar a la de la época de la emancipación. Será, tal vez, porque a principios del siglo XIX y con las ideas de la Ilustración, del liberalismo, de Rousseau que fueron incorporadas críticamente por las vertientes populares latinoamericanas desde sus propias tradiciones, creencias y valores como la solidaridad, la cooperación, la reciprocidad y un fuerte sentido comunitarista, todavía nos resta conseguir la independencia. Las “otras ideas” en América Latina se relacionaron y conjugaron con las de la Ilustración en contraste con el individualismo que predominaban en ellas.

Trataremos de exponer aquí un paralelo entre esas ideas y sus procesos históricos, hoy, que también la resistencia popular vuelve a manifestarse bajo nuevas formas con el mismo espíritu libertario “imponer en nuestro territorio esa ley de leyes, la igualdad como decía Bolívar y “construir una integración continental autónoma que garantice nuestra dignidad como pueblos libres”

Así para esta realidad que vivimos retomamos una pregunta clave que hace Argumedo en su libro: ¿cuáles son las verdades y los fundamentos inapelables que justifican privilegios desmedidos al precio del sufrimiento de miles de millones de hombres, mujeres y niños; de más de dos tercios de la población del planeta? o como explicitó en sus clases: ¿quiénes son los seres humanos integrales? ¿cuáles son sus derechos?

Responder estas preguntas implica recuperar la potencialidad teórica de ideas de las clases populares latinoamericanas trayendo del olvido algunos pensadores que, en general, no son reconocidos desde los claustros académicos. Reivindicar el valor teórico y conceptual, es decir, la existencia de una matriz de pensamiento latinoamericano con perfiles autónomos frente a las principales corrientes filosóficas y científicas.

Comparando a Kant con Tupac Amaru (Jose Gabriel Condorcanqui).

Kant sostenía ““el pueblo de los americanos no es susceptible de ninguna forma de civilización. No tiene ningún estímulo, pues carece de afectos y pasiones. Los americanos no sienten amor y por eso no son fecundos. Casi no hablan, no se hacen caricias, no se preocupan de nada y son perezosos… incapaces de gobernarse, están condenados a la extinción.-

Tupac Amaru decía “Aquí no hay sino dos culpables: tú, por oprimir a mi pueblo y yo por querer liberarlo”

El contraste entre estas dos experiencias políticos culturales tan disímiles que se procesan en un mismo tiempo histórico permite señalar muy gruesamente como, en diversas coyunturas críticas equivalentes a la que en la actualidad estamos transitando, existen interpretaciones teóricas y políticas profundamente diferenciadas, si se consideran por un lado las perspectivas de los grandes países de Occidente, asimiladas por ciertas capas sociales e intelectuales de América Latina y, por otro, las vertientes que se ligan con las masas populares del continente.

De este modo podemos realizar un ejercicio de comparación entre la problemática y las ideas rectoras de diferentes autores occidentales y sus contemporáneos latinoamericanos en algunos momentos clave de la Historia.

En los mismos años en que Kant se preguntaba ¿qué es la Ilustración? Tupac Amaru moría descuartizado por liderar la rebelión indígena. El núcleo principal de la filosofía kantiana es el libre pensar del hombre sin tutelas, sobre todo sin tutela religiosa.

Para Kant ese pueblo americano era incapaz de alguna forma de civilización, sin embargo, en ese tiempo se protagonizaba el más decisivo levantamiento de masas populares de América del Sur encabezado por Tupac Amaru y Julián Tupac Catari que enfrentaron la expoliación porque:

“Nos oprimen en los obrajes, cañaverales, cocales, minas y cárceles de nuestros pueblos, sin darnos libertad … nos recogen como a brutos y ensartados nos entregan a las haciendas para labores”

La resistencia fue aniquilada pero no las identidades sociales, las creencias y los valores que la sustentaron. Tupac Amaru había presentado tres años antes de la insurrección, un escrito ante la Audiencia de Lima reclamando justicia frente a los privilegios mineros que “conservan la mita para abusar del trabajo de los indios, aunque éstos se mueran”; denunciaba que eran explotados “más que esclavos”. En la rebelión Tupac Amaru, intentó amalgamar a criollos, negros, mestizos e indios en una sola nación.

Romero citado por Alcira Argumedo sostiene que las ideas de la Ilustración se elaboraron despaciosamente en Europa a través de múltiples experiencias … solo después de tan larga elaboración, el pensamiento burgués y racionalista logró integrarse en un sistema no solo de gran coherencia sino también de creciente simplicidad…

Este sistema de la Ilustración en América Latina se manifestó a través de los grupos minoritarios urbanos de clase media.
El punto de vista popular de América Latina recupera los relatos de las alteridades excluidas por las corrientes eurocéntricas. Impone el reconocimiento del otro históricamente menospreciado, de los significados y tradiciones que alimentan la “visión de los vencidos”, “la otra cara de la conquista”.

Debemos decir que el paradigma de la Ilustración se muestra incapaz de explicar todos los fenómenos sociales procesado contemporáneamente, en efecto, mientras Kant se planteaba ¿qué es la Ilustración?, ese pueblo americano supuestamente incapaz de forma alguna de civilización, carente de afectos y pasiones, (según el propio Kant) protagonizaba el más decisivo levantamiento de las masas populares de América del Sur – indígenas, mestizos, negros, mulatos, zambos, criollos pobres- encabezadas.. por Tupac Amaru II y por Tupac Catari.

“Se ve claramente el contraste entre estas dos experiencias político – culturales tan disímiles, y aquí esta la respuesta, en cuanto a que se procesan en un mismo tiempo histórico y permiten señalar muy gruesamente, como diversas coyunturas críticas equivalentes a la que en la actualidad estamos transitando, existen interpretaciones teóricas y políticas profundamente diferenciadas, si se consideran por un lado las perspectivas de los grandes países de Occidente, asimiladas por ciertas capas sociales e intelectuales de América Latina y, por otro, las vertientes que se ligan con las masas populares del continente.

En este sentido, consideramos que no existen marcos teóricos “inocentes” en sus consecuencias y vinculaciones políticas. “

Se resalta la necesidad de recuperar el potencial teórico autóctono contenido en el pensamiento Latinoamericano, como las propuestas de los grandes líderes, proyectos de resistencia, expresiones de la trama cultural, y otras manifestaciones.

Las dificultades de “traducción” de las alternativas europeas están a la vista por las mutaciones que sufre el pensamiento de influencia rousseauniana al ser absorbido por los movimientos independentistas, como los casos de Artigas y Bolívar, o la incapacidad del marxismo para expandirse entre las grandes masas del continente.

La respuesta es por lo tanto la estructuración de una concepción autónoma de orientación nacional y popular – con sus múltiples facetas- al decir de Argumedo se acompañaron de fuertes consensos e intensas movilizaciones de las mayorías sociales.

En síntesis podemos decir que debemos poner el énfasis en el pensamiento propio por lo difícil que resulta la traducción del pensamiento europeo de cualquier índole.

Partimos de la base de que “Kant ignoraba que ya en el siglo I, cuando las tribus nómades de sus antepasados germanos se acercaban recién a las costas del mar Báltico, más de doscientos años antes de que llegaran al Imperio Romano, la civilización mochica en América, había desarrollado una fina artesanía de joyas. “Cabe recordar que, hacia esa época, también otras culturas americanas como la maya o las de Tiahuanaco y Teotihuacan, habían alcanzado altos niveles de esplendor”. “
Es por esto que solo podemos pensar en que el pensamiento latinoamericano se tiene que reinterpretar a sí mismo, se tiene que resignificar, no partiendo del eurocentrismo iluminista o liberal sino de sus propias ideas que son las que consiguieron mayor consenso popular en el continente.

Bolívar, San Martín, Martí, Fernández Retamar, Gaos, Zea, Salazar Bondi, todos los pensadores, el mendocino Roig y Dussel pueden sernos útiles para pensarnos desde Latinoamérica por encima de cualquier otra interpretación eurocentrista.
“La intensa vida de Simón Bolívar, sus triunfos deslumbrantes y el dolor agudo de los fracasos, la pasión por construir una gran nación americana y la frustración ante ese sueño que se desintegraba mientras la tuberculosis carcomía su propio cuerpo, reflejan la complejidad social y política de América Latina.”

Comparando “vidas paralelas”. Hegel y la restauración europea. Bolívar, Artigas, Hidalgo y Morelos y la emancipación americana.

En el mismo período que Hegel va madurando su sistema filosófico, Simón Bolívar lidera la epopeya de la emancipación.

Hegel piensa y escribe en los reinos germanos que aún no han logrado reunificarse y escribe en 1821 su libro “Líneas fundamentales de la Filosofía del Derecho” en el cual expone su opinión crítica sobre el concepto contractualista del Estado que había paralizado a los alemanes por las dificultades del individualismo para constituirse como cuerpo nacional unificado y democrático.

Sostiene que la libertad individual es realización de una unidad superior al accionar individualista, entonces, no puede ser el Estado una simple derivación de un contrato para la protección de la vida y la propiedad individual. Para él la Historia aparece como una lucha entre las naciones que mostrará a algunos pueblos en posición dominante y a otros en condiciones subordinadas.

El “Espíritu universal” se despliega, dice, en un doble movimiento: el aspecto sincrónico mostrará la existencia de ciertas configuraciones históricas particulares, irrepetibles, un conjunto de formas culturales, como las costumbres, la religión, el derecho, la filosofía, el arte, el comercio que tienen en común el espíritu que rige en ellas. Por otra parte, una visión diacrónica indica que cada configuración histórica corresponde a un pueblo, que es la expresión más elevada en una determinada etapa del desarrollo del Espíritu hacia formas de conciencia que lo van acercando hacia su realización absoluta.

Ante la necesidad del enfrentamiento entre las naciones para desarrollar el Espíritu Universal, Hegel reformula la idea de derecho político externo y de la guerra justa otorgando legitimidad a la confrontación por el predominio mundial y a la expansión colonial. Según esto, existen motivos internos para que determinadas sociedades se sientan impulsadas a expandir su poder pero, esa expansión conlleva a su vez una virtud misionera. En este aspecto Hegel juzga a América fundamentándose en tradiciones antiamericanistas europeas que ya habían influido en Kant, como cuando dice: “Los aborígenes americanos son una raza débil en proceso de desaparición. Sus rudimentarias civilizaciones tenían que desaparecer necesariamente a la llegada de la incomparable civilización europea. Y así como su cultura era de calidad inferior, así quienes siguieron siendo salvajes lo fueron en grado sumo: son las muestras más acabadas de la falta de civilización …

A los europeos les tocará hacer florecer una nueva civilización en las tierras conquistadas… Mansedumbre e inercia, humildad y rastrera sumisión frente al criollo y más aún frente al europeo, son el carácter esencial de los americanos, y hará falta un buen lapso de tiempo para que el europeo consiga despertar en ellos un poco de dignidad”

Como incapaces de alcanzar cualquier forma de civilización, los americanos serán también impotentes para ser protagonistas de la Historia, esa parte de la humanidad se considera no-histórica porque “la mnemosina de la historia no dispensa su gloria a los indignos”

Para Hegel el desarrollo del espíritu universal deja de lado America que junto con Africa y las islas del pacifico son pueblos “naturales” para quienes la potencia (dynamis) que en el hombre de occidente se transformó en energía creadora, se resuelve sin mas en impotencia.

La influencia de Kant en Hegel es clara y no creían capaces de civilización a nuestros pueblos latinoamericanos.

Sin embargo en un mundo signado por el retroceso de la revolución francesa y por la restauración conservadora europea, Simón Bolívar va a formular las coordenadas de una matriz autónoma de pensamiento que habría de recuperar los relatos de resistencias a la expoliación colonial.

La emancipación americana

Simón Bolívar nace en una época de cambios.

América del Norte se había independizado de Gran Bretaña. En Francia se producían las primeras agitaciones previas a la Revolución Francesa. Las ideas de los filósofos del Iluminismo se habían difundido en todo el mundo (Voltaire, Montesquieu, Rousseau). Los Borbones comenzaron a dar algunas libertades, que alimentaban sentimientos de nacionalismos en la burguesía por el país en el que vivían y no por España. Hacia fines del siglo XVIII muchos criollos ricos e instruidos concebían concretas aspiraciones de reformas.

Bajo la influencia de Simón Rodríguez, que fue su maestro, albergó ideas de liberalismo, democracia, libertad y de igualdad. Se impresionó con las victorias de Napoleón, a quien admiraba profundamente. Bolívar comenzó a sentir la necesidad de conducir a su pueblo hacia la libertad y así se convierte en jefe de un grupo revolucionario.

Bolívar formula las coordenadas de una matriz autónoma de pensamiento que recupera los relatos de resistencias a la explotación colonial, tanto en las Cartas de Jamaica (1815) como en el Discurso de Angostura (1819). A pesar de sus contradicciones profundiza su convicción de que es necesario reivindicar a las masas oprimidas como condición para garantizar la independencia, dice en el Discurso: “sólo la democracia, en mi concepto, es susceptible de una absoluta libertad…
Se han establecido las garantías más perfectas : la libertad civil en la verdadera libertad… se ha garantizado la seguridad personal … En cuanto a la propiedad ella depende del código civil que vuestra sabiduría debiera componer para la dicha de vuestros conciudadanos…He conservado intacta la ley de las leyes, la igualdad, sin ella perecen todas las garantías” (Discurso ante Congreso Constituyente de Bolivia, 1826)

Dirá Bolívar

Deseo mas que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riqueza, que por su libertad y su gloria … (Cartas de Jamaica, 1815).

Para atraer a las oligarquías criollas, hará concesiones, pero también estará convencido de la abolición de la esclavitud, de incorporar estrato indígenas, negros y mestizos en un nuevo ordenamiento social que les garantice “la ley de leyes, la igualdad”. Por ejemplo el proyecto de educación popular que intentará implantar Simón Rodríguez es un hecho concreto de la dignificación de os sectores más desprotegidos.

“Consciente del carácter desvastador del período colonial para America, Bolívar evoca en el Perú la Historia de Garcilaso de la Vega y la destrucción de las Indias de Bartolomé de las Casas. Y si bien es posible que tales textos tuvieran un significado mas profundo para las masas indígenas, la reivindicación de esos patrimonios y esas culturas implicaba el reconocimiento del carácter verdaderamente humano de aquellos a quienes mas legítimamente les pertenecían; algo que entre los sectores privilegiados no iba a ser fácilmente aceptado. Por que los herederos criollos de la “gente de razón” que había sustentado al imperio hispánico no estaban dispuestos a considerar como iguales a los indios, negros, mestizos, mulatos; esos amentes a quienes Bolivar pretendía integrar en la Nación Americana”.

Queda claro que mientras en Europa se producía un período de restauración conservadora en América Latina el proceso de emancipación liderado por Bolívar y antes por Francisco de Miranda pretendía incluir a los siempre excluidos.
Hidalgo y Morelos.

Por su parte, en México el cura Miguel Hidalgo y José Maria Morelos representaron las voces de la insurgencia protagonizadas por los campesinos y los trabajadores mineros. El “grito de Dolores” pronunciado por Hidalgo en setiembre de 1810 convocaba a luchar por la independencia en nombre del rey y de la virgen de Guadalupe; la radicalización del movimiento llevó a los criollos ricos a establecer una alianza con los españoles para defender sus intereses.

Derrotada en pocos meses tras la captura y el fusilamiento de Hidalgo en julio de 1811, el eje de la revolución se trasladaría hacia el sur, Morelos incluye en su programa la independencia bajo la forma republicana de gobierno, la supresión de diferentes castas y la división de las grandes propiedades rurales.

Estos postulados articulan con versiones cristianas de aquellos como los franciscanos que intentan una relación distinta con los pobladores autóctonos, con las palabras de Bartolomé de las Casas, cristo pobre, cristo indio, la Virgen de Guadalupe, las vírgenes morenas y negras.

ARTIGAS

Durante estos años, en la banda oriental del Río de la Plata el movimiento artiguista será la expresión más claramente popular de las políticas que inicialmente promueven el proceso de emancipación.

José Artigas que aportó a la construcción del pensamiento latinoamericano por el contenido revolucionario del programa que propuso en Uruguay, como defensor de la soberanía popular, la autodeterminación de los pueblos y la libertad.

Era partidario del régimen federal para organizar la región del Río de la Plata después de la independencia. Su visión se opuso al unitarismo de la oligarquía bonaerense. Desde el punto de vista de los patricios, Artigas fue un anarquista.

Partidario de la república, tenía ideas autonomistas. Uno de los documentos más ricos que escribió fue el Reglamento Provisorio de 1815, donde sienta las bases para una sociedad más justa, sobre la repartición de tierras fiscales entre los negros, indios y los más desfavorecidos de la sociedad. Su espíritu revolucionario se enfrentó al patriciado de su tiempo, los ilustrados, quienes buscaban el beneficio del mercado exterior en un mundo liberal y civilizado. Mientras Artigas pensaba en la unidad rioplatense a partir de una democracia igualitaria.

Constituir la comunidad según Artigas es dar primero vida política a los pueblos. La nación era una entidad con conciencia y voluntad política para llegar gradualmente al Estado a través de la participación en cabildos.

La unión federal era el segundo paso tanto en el plano político como el económico, favoreciendo la integración y la igualdad. Con medidas concretas intentó dar fomento a la industria artesanal local, imponiendo un impuesto sobre aquellas mercaderías introducidas desde afuera, que perjudicaran a las propias.

Pero la reacción de los ricos patricios fue en contra, ya que se veían amenazados por el igualitarismo social que Artigas quería implementar. Su final, como la de otros tantos pensadores libres, fue en el exilio, en la pobreza y el olvido.

Artigas aprehendió la singular escala de valores y coordenadas espirituales de aquel mundo tumultuario: la ética gaucha de la libertad como dato inmediato de la conciencia fundada en la irrestricta condición igualitaria de aquellos para quienes “naides era mas que naides”; la estética del peligro… la tradición payadoril de las hazañas de la intrepidez y de la astucia… Fundamento único del reconocimiento colectivo del señorío individual; la concepción mítico religiosa del universo y de la vida, expresada en la coexistencia antagónica de la bondadosa paternidad de dios y la oscura fuerza de mandinga y condicionada por el conjuro y la comunicación simpática de una magia elemental ejercida, en dispar proporción, por el sacerdote y el fraile, el brujo, el curandero y el manosanta”.

Artigas pretendía que los mas infelices sean los más privilegiados, reivindicar a los aborígenes se esboza una propuesta de estado como propulsor y garante de los derechos de los ciudadanos, integrantes del pueblo, entendido en sentido abarcador, sin exclusiones étnicas y sociales. El pensamiento de Artigas era sin dudas el de un adelantado a su tiempo.

Weber y Martí.

En mayo de 1865 Max Weber inicia su carrera académica en la Universidad de Friburgo con la exposición sobre “El Estado Nacional y la política económica alemana”, siguiendo las tendencias nacional-liberales con vocación expansiva que buscaban la consolidación capitalista y la unidad social de la nación bajo predominio burgués, Weber va a desarrollar el más sofisticado planteo crítico que el pensamiento político liberal le hiciera al marxismo.

Con respecto a America Latina Weber entiende que debe existir un protectorado o cualquier forma análoga, esta tendencia imperialista se justifica en que Inglaterra, Francia y Alemania verían disminuido su capacidad adquisitiva inclusive para los productos internos lo cual influiría desfavorablemente en el mercado de trabajo, esto si no existieran la ocupación política o la sujeción al poder político europeo.

Para Weber la sociedad se entiende como acciones individuales, entonces el Estado mantiene el monopolio de la fuerza pública, es el aparato burocrático, es el medio organizado racionalmente en función de los fines que han de ser determinados por quien ocupe el poder.

Las corrientes postmarxistas presentan puntos de contacto con el pensamiento weberiano, enmarcada en nociones de fragmentación social y contractualismo, a partir de la acción individual.

Weber analiza el tema de la dominación, y dice que se manifiesta y funciona en forma de gobierno

En tal régimen, las funciones de gobierno se transmiten simplemente mediante un sistema de turnos o se ejercen mediante suertes o por elección directa durante un breve período, reservándose a los miembros de la comunidad todas las decisiones importantes y correspondiendo a los funcionarios sólo la preparación y ejecución de las disposiciones. Por eso afirma que el régimen de dominación directa es inestable en cualquier parte donde se manifieste.

En sus escritos políticos Weber analiza las posibilidades de Alemania como potencia y sus relaciones con otros estados poderosos de Europa. Concluye que sólo el equilibrio recíproco de las grandes potencias garantiza la libertad de los pequeños estados. La política es entendida como articulación y construcción de hegemonía, por lo tanto es autónoma con respecto a la economía. Para analizar los fenómenos de la distribución del poder dentro de una comunidad utiliza las categorías de clases, los estamentos y los partidos. “Precisamente, la idea de espacios diferenciados de distribución del poder sin vinculación entre sí, fue una de las claves de la crítica weberiana al marxismo; ya que con referencia al poder económico, proponía hablar de situaciones de clase, sin contradicciones necesarias entre sí, mientras en otras áreas se procesan la política o el prestigio, junto a los cuales existirían innumerables y variadas formas de asociación”

En el mismo mes de 1895 en que Weber exponía sus ideas en Friburgo muere José Martí en el combate de Dos ríos, peleando por la independencia de Cuba. Martí tendrá una visión distinta de la problemática nacional: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra…Le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real… Ni el libro europeo ni el libro yanquee daban la clave del enigma hispanoamericano” (Martí, Nuestra América, 1891)

Martí crea una matriz autónoma de signo nacional y popular para gobernar el pueblo de los hombres naturales, donde se inserten ideas del pensamiento universal pero que su tronco sea latinoamericano. El sustento principal de su pensamiento fue la pasión por un continente igualitario y soberano, de pueblos hermanados, donde puedan sintetizarse en objetivos comunes las diferencias raciales y culturales.

Para Martí el buen gobernante de América no es el que sabe como se gobierna el alemán o el Frances sino el que sabe con que elementos está hecho su país…

La década infame europea y latinoamericana, Marx / Mariátegui

El triunfo de la revolución Rusa evidencia la posibilidad de destrucción del capitalismo y motoriza una reformulación en las realidades políticas de los principales países europeos.

La revolución industrial y los cambios operados en Europa occidental a comienzos del siglo XIX marcan una época de expansión en el capitalismo mundial. En este contexto, aparece el análisis crítico de Karl Marx sobre la economía política.
Carlos Marx y Federico Engels plantean una crítica radical a la ideología y a la sociedad burguesa en sus más relevantes aspectos y desarrollan una versión teórica que intenta superar el pensamiento liberal expresado en la filosofía, la política y la economía, partiendo de una interpretación de la naturaleza humana originaria y de la historia de la humanidad, que considera al hombre como ser social.

La teoría marxista parte de la concepción del hombre como ser social, diferenciándose del liberalismo, ya que el origen de la desigualdad en la sociedad capitalista está en la propiedad privada de los medios de producción.
Otro punto es la crítica ha considerar al hombre como ciudadano, desconociendo al productor, el productor remite a la desigualdad del sistema de producción.

Marx habla de la extracción del plusvalor, la plusvalía. Reconoce como factores condicionantes de la evolución histórica las necesidades materiales de subsistencia, la producción de medios para satisfacerlos y la familia, como primer ámbito donde se produce la división del trabajo. Esta primera división de tareas alcanza su grado máximo con la separación del trabajo espiritual del material.

La naturaleza humana originaria constituye uno de los núcleos esenciales de la teoría marxista de la historia.

Parte del concepto de que la sociedad es una resultante histórica de un determinado desarrollo social. En la Introducción a la Crítica de la Economía Política, Marx señala: “individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada; este es naturalmente el punto de partida. El cazador o el pescador solos y aislados, con los que comienzan Smith y Ricardo, pertenecen a las imaginaciones desprovistas de fantasía que produjeron las robinsonadas del siglo XVIII…. Cuando más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo como dependiente y formando parte de un todo mayor: en primer lugar y de una manera todavía muy enteramente natural, de la familia y de esa familia ampliada que es la tribu, de las comunidades en sus distintas formas resultado del antagonismo y de la fusión de las tribus. Solamente al llegar el siglo XVIII con la “sociedad civil”, las diferentes formas de conexión social aparecen ante el individuo como un simple medio para lograr sus fines privados, como una necesidad exterior…”

Las fuerzas productivas de todas las etapas históricas han plasmado una formación social, la sociedad burguesa, sobre la que se asienta el Estado y la ideología de clase dominante. El Estado se instituye para defender el interés común. Así, la sociedad es concebida como formación colectiva que se va a ver encarnada por el proletariado, que producirá el quiebre entre las formas capitalistas y una nueva organización. Marx habla del proletariado industrial como el sujeto social que contiene la virtualidad de formular el único conocimiento válido. Marx dice que para que una clase logre la dominación, es necesario conquistar el poder público. Pero el Estado debe intervenir para que los intereses particulares no choquen entre sí. Ha sido siempre la consecución del poder económico lo que ha hecho surgir en una clase la idea de su candidatura a la dirección política.

En este pensamiento se puede entender que la política y la economía están íntimamente relacionadas, ya que las relaciones de producción que se establecen en la sociedad influyen en los comportamientos políticos de la misma. A diferencia de las matrices del liberalismo jurídico, para la cual la política está desvinculada de la esfera económica, y el liberalismo económico, que afirma que la política es dependiente de los procesos económicos.

El concepto de estructura es otro aporte importante de la teoría marxista, que permite el estudio de los problemas desde un ángulo totalizador o global. Analizar los problemas desde un ángulo totalizador implica el abandono de la lógica tradicional que atomiza para entrar en la lógica dialéctica que totaliza, es decir, “descubrir la ley económica que preside los movimientos de la sociedad moderna”.

No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.

Mariátegui

Mariátegui sostenía que en Perú las clases trabajadoras son cuatro quintas partes indígenas por lo tanto nuestro socialismo no sería pues Peruano – ni siquiera socialismo- si no se solidarizase, primeramente, con las reivindicaciones indígenas.

Así, el pensamiento de Mariátegui se refleja en lo que éste manifestara en 1927: “…de la confluencia o aleación de “indigenismo” y socialismo, nadie que mire al contenido y a la esencia de las cosas puede sorprenderse. El socialismo ordena y define las reivindicaciones de las masas, de la clase trabajadora. Y en el Perú las masas –la clase trabajadora- son en sus cuatro quintas partes indígenas. Nuestro socialismo no sería, pues, peruano –ni sería siquiera socialismo- si no se solidarizase, primeramente, con las reivindicaciones indígenas. En esta actitud no se esconde nada de oportunismo. Ni se descubre nada de artificio, si se reflexiona dos minutos en lo que es socialismo. Esta actitud no es postiza, ni fingida, ni astuta. No es más que socialista…” (J.C. Mariátegui, Mundial, Lima, 25 de febrero de 1927).

Como referentes de las dos principales corrientes políticas populares del Perú, Haya de la Torre y Mariátegui comparten sustratos comunes y durante una etapa encuentran convergencias en sus planteos acerca de los problemas fundamentales del país.

Mariátegui apeló a la comprensión de la estructura económica, las relaciones sociales de explotación, realiza un esbozo de las clases sociales.

Mariátegui arribó a excelentes concreciones teóricas de manera autodidacta. La comprensión materialista de la historia expresa el síntoma distintivo de este aprendizaje, la capacidad desplegada para la interpretación de las tendencias del ciclo histórico universal de principios del siglo XX, la prolífica comprensión de lo latinoamericano y de la realidad continental y peruana.

Mariátegui rastrea la historia, desde una postura marxista, al estudio de la realidad peruana.

Para el peruano el problema de la revolución socialista era el de la solución de los conflictos económicos, la superación de la lucha de clases y la emancipación de una clase de contenido universal como el proletariado. Asumió consecuentemente la necesidad de la dictadura del proletariado como la organización capaz de encauzar el movimiento real de transformaciones sociales que condujeran a la emancipación universal de los hombres.

Mariátegui aparece en su época, como un organizador del proletariado, una preparación que lo llevó a sentar las bases del sindicalismo. Colaboró en la organización y constitución de los sectores sindicales. El camino que propone para este proceso es precisar, primero, la posición ideológica y política, luego forjar la estructura orgánica. Desde su concepción de la clase proletaria, tenía un método para trabajar, el materialismo dialéctico, desde donde parte para su análisis de la sociedad.
Mariátegui tenía claras diferencias en sus concepciones acerca de las formas de construcción política con Haya de la Torre y el APRA, también de las orientaciones del proceso de transformación revolucionaria que a partir de 1928 comenzarían a distanciar sus historias.

La mirada de Mariátegui no sólo era innovadora respecto de las relaciones sociales “…sino también de un nuevo enfoque de la historia y la cultura peruanas. De estas definiciones en torno del problema indio, y las polémicas entre socialistas y apristas, surgió la declaración de Amauta como revista socialista en septiembre de 1928. Y comenzó a delinearse el proyecto de socialismo indoamericano que implicaba no sólo una transformación de las condiciones materiales de existencia sino también una radical modificación de las relaciones intersubjetivas…”

A pesar de su temprana muerte en 1930 las ideas fuerza y los planteos desplegados en esa especial coyuntura peruana, enriquecen el legado sociocultural de las mayorías sometidas y marcan un hito del pensamiento latinoamericano que nutrirá los nuevos intentos revolucionarios de los años sesenta y setenta.

En estas manifestaciones del pensamiento latinoamericano mencionadas, aparecen las ideas de pueblo, ciudadano y democracia, vinculadas a las distintas concepciones que se construyen sobre la sociedad y la naturaleza humana.

Así, el significado de pueblo está cargado de un sentido distinto, al que, por ejemplo, proponía el liberalismo jurídico, concebido por Locke, para quien el pueblo estaba constituido por los hombres libres e iguales, que excluía a muchos sectores que por distintas razones no podían constituirlo, como la raza, religión o riqueza. El pueblo, para estos pensadores, está formado mayoritariamente por los indios, gauchos, mestizos, mulatos y negros, además de otras capas de la sociedad más favorecidas, pero igualmente comprometidas con un proyecto liberador y de equidad social.

3.- Argentinos y Latinoamericanos y nuestro rol en este contexto

Las tendencias del capitalismo están gestando niveles de polarización socioeconómica que ponen en grave riesgo el equilibrio del sistema global.

Debemos intentar modelos de sociedad y Estado que, frente a las condiciones de miseria de las clases mayoritarias, impulsen un proceso de dignificación social equivalente a la abolición de la esclavitud y de la servidumbre.

1.- Proponer una democratización de todos los espacios de la vida nacional, de la política, de los sistemas de propiedad y control, de los recursos estratégicos, de la educación, salud y bienestar, del consumo, de las comunicaciones y la información, del desarrollo científico – técnico, de la formación de profesionales; del acceso a las diversas manifestaciones del conocimiento.

La ofensiva neoliberal del Norte frente a los reclamos y las demandas del Sur – que en América Latina se inicia con las dictaduras militares sincrónicas de los setenta y culmina con las imposiciones también sincrónicas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en los ochenta y noventa – ha generado una grave y extendida desarticulación de estas sociedades que se tradujo en el debilitamiento de la capacidad de respuesta de las capas sociales excluidas y en comportamientos políticos erráticos.

Las políticas iniciadas en 1976, con la dictadura y mantenidas en el último cuarto del siglo XX, definieron los rasgos principales de una nueva Argentina: economía abierta a los fluctuantes capitales financieros, fuerte endeudamiento estatal, destrucción del aparato productivo, altas tasas de desocupación, desempleo generalizado cuando despidieron a los empleados de las empresas estatales que fueron rapiñadas y entregadas al capital extranjero con importantes coimas de por medio para los gobernantes.

El proceso militar fue decisivo para destruir todo tipo de resistencia y permitir que luego el Menemismo destruyera el aparato estatal prácticamente sin resistencia.

Se produce una alta proporción de poblaciones en estado de marginación, con trabajadores golpeados por la disminución de sus ingresos y una desocupación potencial en aumento, con un empresariado nacional de pequeña y mediana industria acuciado por la compresión de los mercados internos del continente.

Desde estas fracciones sociales, desde los trabajadores empobrecidos críticamente, desempleados, subocupados, informales, marginados, que son las clases populares emergentes, deben diseñarse los nuevos modelos de sociedad y Estado, estableciendo como punto de partida, como eje central de las propuestas la idea del protagonismo social enmarcado en valores de autonomía y equidad. Enfatizando la convicción de que todos los latinoamericanos tienen alma y por lo tanto derecho a una vida digna.
Modelos de Reconversión tecnológica, los países capitalistas centrales desde fines de los años setenta muestran el éxito inapelable de estos modelos.

El Japón logró una exitosa reconversión tecnológica en gran escala, con una desocupación que no supera el 2% y una distribución nacional del ingreso por el cual el 20% mas rico de la población gana solo cuatro veces mas que el 20% mas pobre, donde el 90 % de los estudiantes primarios ingresa al secundario.

Con los nuevos paradigmas productivos no existe un único camino para su implementación por lo que se pueden diseñar vías claramente opuestas según los valores políticos culturales que rigen las elecciones.

2.- Es posible definir nuevas formas empresarias sociales e institucionales que incluyan cooperativas organizaciones autogestionarias o de cogestión social estatal y universidades insertas en procesos productivos, que complementan sus tareas de formación profesional e investigación científica, potenciando los recursos por excelencia que requieren los nuevos paradigmas y ellas generan: conocimiento transdisciplinario . Educación, salud, seguridad social y bienestar social comunicaciones e información altamente dinámicos y descentralizados para habilitar una extensa participación social, modelo de ello es la Venezuela Chavista.

El conocimiento y la creatividad constituyen factores clave en los nuevos patrones de desarrollo y su difusión incrementa geométricamente las potencialidades nacionales y latinoamericanas de decisión autónoma frente a las opciones tecnológicas o productivas.
Los nuevos tipos de empresas sociales definidas por la incorporación de patrones tecnológicos y incorporadas a la reconversión tecnológica según criterios de “tecnología conveniente”, se presentan especialmente como aptos para una reincorporación en gran escala de trabajadores expulsados.

El trabajo esta vinculado con la dignidad de la persona y las personas que no lo consiguen quedan marginadas, es un elemento decisivo, el trabajo es la prueba de la propia utilidad los muchachos que no encuentran trabajo empiezan en la delincuencia.
Por lo tanto el papel que hay que jugar es la creación masiva de empresas sociales de distinto tamaño y orientaciones productivas, apoyadas técnicamente por las universidades nacionales y los centros de investigación de los presupuestos fiscales y los sistemas de crédito, solo recuperando el trabajo empezaremos a recuperar la dignidad y a atacar la exclusión social y la marginación de importantes capas.

Luego debemos jugar un papel en la integración latinoamericana complementando economías y regiones naturales como bien sostiene Hernández Arregui, sobre los antecedentes de una historia común de cinco siglos.

Nuevamente nos convoca la construcción de una gran nación latinoamericana. Reivindicando al sueño de nuestra América que soñaba Martí: esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas cuya temeridad sin fin se confunde con la leyenda.

El papel que deberíamos jugar como Argentinos y Latinoamericanos es el de una integración sustentada sobre el reconocimiento de la dignidad de los otros, capaz de respetar y enriquecer las disímiles memorias y tradiciones populares en una nueva identidad que no las niegue. Porque la larga experiencia de la humanidad muestra que la incorporación forzada y despectiva de sectores socio culturales y nacionales dentro de espacios mayores de pertenencia va produciendo conflictos que actúan en el largo plazo como factores de degradación.

El papel en la unidad latinoamericana el papel de las estirpes populares se esta empezando a ver en Bolivia con Evo Morales, en Ecuador con Correas en Paraguay con Lugo, las estirpes populares de América Latina, los marginados los vilipendiados como decía Ernesto Guevara , van a empezar a escribir su propia historia.

“Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia…. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.”

Por que como dice Alcira Argumedo las estirpes populares de América Latina, condenadas a quinientos años de ignominias, han de tener al fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra

BIBLIOGRAFIA

Argumedo, Alcira. 2004. Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular. Ed. Del pensamiento nacional. Buenos Aires.

Bolivar, Simon. Escritos Políticos. Madrid. Alianza, 1971.

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Fernandez Nadal Estela. Revolución Y Utopía. Francisco De Miranda Y La Independencia Hispanoamericana. Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo. Mendoza. 2001.

Mariátegui, J.C. 1982. El alma matinal y otras estaciones del hombre. Editorial Casa de las Américas. Ciudad Habana. Cuba.

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Weber, Max. 1985. Escritos políticos. Ed. Gandhi. Buenos Aires.

*/ Escribe: Pablo Gabriel Salinas

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