Si no entraba un cliente creo que me violaba o me mataba

Santa Fe, 18 de Julio de 2013
Diario cronica.com

Una joven de 20 años, empleada de una panadería en Santa Fe, fue víctima de un violento robo que le provocó una doble fractura en la cara, entre otras lesiones.
 


María Esther es una joven de 20 años que trabaja en una panadería que abrió hace sólo dos meses en la ciudad de Santa Fe y ya fue víctima de la inseguridad en un brutal robo que le causó una doble fractura en la cara y otras lesiones.

"Si no entraba un cliente creo que me violaba o me mataba", sostuvo la empleada sobre su experiencia vivida el pasado fin de semana cuando fue asaltada y sufrió una violenta agresión .

Según narra los hechos el diario Uno de Santa Fe, la joves es oriunda de Santo Tomé y trabaja en una panadería en Saavedra y Monseñor Zazpe, a dos cuadras de la comisaría 2ª de la capital provincial. "A las 15 hacíamos el cambio de turno y a las 14.30 ingresó un chico y me preguntó si no se necesitaba un panadero, que él había hecho un curso. Se puso a hablar unos 10 minutos conmigo, contándome que necesitaba trabajo porque había sido papá hace poco en Rafaela, que su mamá había muerto cuando él tenía seis años", detalló María Esther.

"Me di cuenta de que estaba nervioso, miraba para afuera todo el tiempo. Pero no pensé que me iba a robar", recordóla empleada y añadió que cuando dejó el papel con sus datos sobre el mostrador, el muchacho la agarró, le tapó la boca y la llevó para la parte trasera del local.

La víctima además agregó que "Me dijo que me iba matar, que no gritara y no paraba de pegarme. Me empezó a tocar y me dijo que me metiera en el baño. Le contesté que no, me siguió pegando y me empezó a asfixiar. Yo no podía respirar, sentía que sangraba por la nariz y la boca. Sentía los golpes y me veía el pelo con sangre. No sé de dónde saqué fuerzas, zafé una mano y le pegué".

En ese momento, el agresor comenzó a pedirle plata a la joven. Incluso le ofreció compartir la mitad del botín si ella le decía dónde había plata. "En medio del forcejeo me decía que no me quería pegar y yo le contestaba que me estaba matando. «Estoy enfermo. Me voy a entregar», me decía y me seguía pegando. Ahí me insistió en que me callara y que otra vez me iba a atar. Me siguió pegando hasta que entró una persona a la panadería", recordó María Esther.

Luego el delincuente le dijo a la muchacha que se quedara callada y salió. "Saludó al cliente, abrió la caja registradora, sacó la plata. Agarró unas latas de energizante y se las tomó ahí nomás, rápido. Abrió mi mochila, me sacó 700 pesos y mi documento. Entonces yo salí y le pedí que no se llevara el documento, estaba incluso mi moto con las llaves puestas y todos los papeles. De la documentación se llevó sólo mi DNI, agarró la llave del local y salió corriendo".

Un cliente que entró a la panadería llamó a la policía, que llegó antes de que la joven fuera llevada al Hospital Cullen. Allí le diagnosticaron doble fractura en el rostro; lesiones en el ojo izquierdo; en la oreja y en la mano derechas.

"Quiero que lo encuentren, que la policía lo busque. Ya saben quién es. Incluso salió corriendo, ni siquiera estaba con moto o bicicleta. Y estaba solo. Y no lo agarraron", concluyó la víctima.


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