Riesgosa actitud de un policía salvó la vida a un hombre

San Rafael, 12 de Abril de 2013
Diario San Rafael
Había quedado atascado en medio del lodo y agua de un zanjón.

Alrededor de las 18 horas del sábado 30 de marzo, las plomizas nubes amenazaban lluvia sobre San Rafael. Minutos después la amenaza se convirtió en realidad y se desencadenó un fuerte aguacero que parecía ser interminable.

Mientras la furia del cielo se desataba con severa incontinencia, Walter Ferreyra, un vecino de nuestra ciudad, se hallaba en el puesto de animales de un amigo en la zona de Colonia Española, ubicado en las inmediaciones del Zanjón la Hedionda, esa profunda hendidura que suele arrastrar en días de grandes tormentas en la zona de montaña material de arrastre donde viene de todo.

Alrededor de las 21.15 Ferreyra subió a su camioneta y emprendió el regreso a la ciudad. No llegaría muy lejos ya que la correntada que había llegado por el zanjón había convertido todo en un mar de lodo y agua y el vehículo quedó atascado. Allí empezó la odisea para este hombre que además de ser insulinodependiente sufre de artritis y otras complicaciones y se encontró en un lugar que no era el más indicado para padecer dificultades en su salud. Cuando la noche terminaba de abatirse sobre la zona, Ferreyra apeló a su celular para llamar a todas partes: a su familia, a la policía, a los bomberos, a Defensa Civil, a sus amigos.

Así fue como la base donde está instalada la Policía Rural de Colonia Elena receptó el pedido de auxilio y hasta allí partió una camioneta del organismo llevando entre otros al oficial auxiliar Cristian González. Luego de las peripecias propias, llegaron al lugar y desde allí, a más de 100 metros, avistaron la camioneta de Ferreyra y a él adentro. Momentos antes, la esposa de este hombre les había arrimado la insulina y otros medicamentos, ropa, café y frazadas. Llegar hasta el vehículo era imposible hasta que el ocupante de la camioneta dijo se estaba sintiendo muy mal. Sin pensarlo dos veces y menos medir el peligro que tenía adelante, González se despojó de su ropa y botines y comenzó a caminar a duras penas en el barro, el agua, ramas y material de arrastre.

Así pudo llegar, luego de varios minutos de tensión por lo peligroso del lugar, hasta donde estaba el hombre sintiendo su problema de diabetes. De inmediato se colocó insulina y mejoró, pero no quiso abandonar el vehículo hasta el otro día en que fue rescatado. Pero ya estaba medicado y bien arropado para pasar el susto. Mientras tanto, el policía se quedó un largo rato acompañando a Ferreyra, semidesnudo y con el frío calándole los huesos.

“No lo podía dejar solo -dijo González a nuestro diario-, creo que cualquiera de mis compañeros hubiera hecho lo mismo. Estuve en permanente contacto con el señor Ferreyra por el celular y le iba diciendo que se tranquilizara, que iba a hacer lo imposible para llegar hasta él y lo conseguí. Gracias a Dios, porque él mismo me dijo que una hora más y no la contaba. Estoy feliz porque hice lo que correspondía y para eso estamos los policías”. Para destacar.

Enlace:
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