Todo Coronel Dorrego se abrazó al dolor
Buenos Aires, 12 de Agosto de 2013
Nota: lanacion.com
CORONEL DORREGO.- No hay brazos ni abrazos que alcancen para consolar a Javier, su pareja y compañero de vida, con el que comenzaban a formar una familia. Sólo con lágrimas puede responder Elena, la hermana, cuando casi al pie de la tumba recibe de los jefes policiales la gorra del uniforme y la bandera nacional que cubrían el féretro.
Desde anteayer es pura congoja lo que se percibe en esta comunidad, unida por la tragedia y el desconsuelo durante la despedida de la sargento Ana Karen Krog, asesinada de un balazo en la nuca por un joven al que intentaba controlar cuando destrozaba vidrios de un automóvil, en un intento de robo.
Primero en la sala velatoria, luego en el cementerio y por último en una convocatoria callejera para pedir justicia, sólo se palpó dolor por la pérdida de la joven oficial de policía, quien se había ganado el respeto de sus vecinos a fuerza de horas de dedicación como servidora pública. "Karen era una genia, con un coraje a toda prueba", dice una vecina que esconde detrás de grandes lentes oscuros los ojos enrojecidos por llorar.
"Karen era todo para la comisaría, era «la» policía de Dorrego", describe una jovencita de 23 años que fue su compañera desde el jardín de infantes hasta el secundario, que cursaron en el católico Colegio San José, hasta el examen de ingreso a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la Escuela Juan Vucetich, de La Plata. "Fuimos tres, pero ella sola quedó", recuerda mientras mantiene a la vista el único cartel que plasmó el reclamo de los 16.000 habitantes de este distrito: "Justicia x Karen".
El velatorio de Krog se realizó en una casa velatoria que, vaya paradoja, comparte medianera con la comisaría en la que la sargento prestaba servicios. En el sepelio, casi medio millar de personas se acercaron al cementerio municipal.
El detenido por el homicidio, según fuentes judiciales, tiene antecedentes por delitos menores. Ayer, en Bahía Blanca, era indagado por el fiscal Cristian Long. Este último miércoles, Trejo había protagonizado incidentes en el hospital local, con puertas rotas cuando quería llevarse a su hijo que había nacido allí esta semana. "Karen, cumplía horas Cores, acudió también a atender a aquel caso y ayudó a controlarlo", confió una fuente policial.
Durante el hecho trágico, en un forcejeo, esta vez Trejo le arrebató el arma al sargento Torz, compañero de Karen, y gatilló tres veces. Uno de los proyectiles dio en la nuca de la mujer policía. Ayer, en el cementerio, Torz no tenía consuelo. "Perdón, perdón", se le oyó decir cuando se abrazó a la hermana de Karen, al pie de la tumba.
Porque, como coinciden todos, ella era pura disponibilidad para su trabajo. El 13 de diciembre último, fecha en la que se conmemora el Día de la Policía, la votación entre los 33 componentes de la comisaría local no dejó dudas. Con una respuesta coincidente y plena de reconocimiento a su dedicación y afectos para con sus pares, el nombre Ana Karen Krog se multiplicó tantas veces como para que no quedaran dudas de quién merecía, reflejado por mayoría abrumadora, el título de mejor compañero de la dotación.
Poco más de dos años de los cinco que llevaba en la fuerza le habían alcanzado para demostrar su vocación de servicio en este distrito que la vio nacer y entre la comunidad en la que acumulaba amistades desde antes de vestir uniforme. Se formó en la delegación Olavarría de la Escuela Juan Vucetich. Su primer destino fue el conurbano bonaerense, luego consiguió que la trasladaran a l balneario Oriente y hace casi tres años volvió a su lugar de origen, cerca de su madre, quien falleció pocos meses después.
Disfrutaba de sus funciones, casi siempre al volante de una de las patrullas. "Fue excelente cuando cursó la carrera y un fenómeno como compañera", contó a LA NACION un oficial que con ella compartió la etapa de instrucción y estos últimos años de servicio que ella tuvo en la comisaría de Coronel Dorrego.
Amigas suyas recuerdan que así como detenía delincuentes, tenía resto para contenerlos y tratar de encausarlos. "Si les faltaba un abrigo o una frazada, corría a buscar a su casa y les prestaba para que no tengan frío", contó una de ellas a LA NACION.
Con voz entrecortada, el jefe de la Policía Distrital, comisario inspector Marcelo Villarreal, despidió ayer los restos de Krog. "Karen era un ángel y como tal vivirá con todos nosotros", dijo.
Un rato después, con otro importante grupo de vecinos reunidos frente a la comisaría para pedir justicia y reconocer la labor de esa fuerza, la titular de la dependencia, subcomisario María Irazábal, destacó la enorme pérdida que afrontan. "Karen era una muy buena compañera más allá de jerarquías, le gustaba lo que hacía y ponía empeño para crecer en su carrera", describió.
Les recordó que el trabajo que hacen "es riesgoso y se necesita el apoyo de la gente", destacó. Por eso pidió a todos permanecer "unidos como comunidad". Como ayer, con policías y vecinos abrazados en el dolor. Y con un reclamo común y a viva voz: "Justicia por Karen".
Enlace:
http://www.lanacion.com.ar/1609363-todo-coronel-dorrego-se-abrazo-al-dolor
Nota: lanacion.com
CORONEL DORREGO.- No hay brazos ni abrazos que alcancen para consolar a Javier, su pareja y compañero de vida, con el que comenzaban a formar una familia. Sólo con lágrimas puede responder Elena, la hermana, cuando casi al pie de la tumba recibe de los jefes policiales la gorra del uniforme y la bandera nacional que cubrían el féretro.
Desde anteayer es pura congoja lo que se percibe en esta comunidad, unida por la tragedia y el desconsuelo durante la despedida de la sargento Ana Karen Krog, asesinada de un balazo en la nuca por un joven al que intentaba controlar cuando destrozaba vidrios de un automóvil, en un intento de robo.
Primero en la sala velatoria, luego en el cementerio y por último en una convocatoria callejera para pedir justicia, sólo se palpó dolor por la pérdida de la joven oficial de policía, quien se había ganado el respeto de sus vecinos a fuerza de horas de dedicación como servidora pública. "Karen era una genia, con un coraje a toda prueba", dice una vecina que esconde detrás de grandes lentes oscuros los ojos enrojecidos por llorar.
"Karen era todo para la comisaría, era «la» policía de Dorrego", describe una jovencita de 23 años que fue su compañera desde el jardín de infantes hasta el secundario, que cursaron en el católico Colegio San José, hasta el examen de ingreso a la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la Escuela Juan Vucetich, de La Plata. "Fuimos tres, pero ella sola quedó", recuerda mientras mantiene a la vista el único cartel que plasmó el reclamo de los 16.000 habitantes de este distrito: "Justicia x Karen".
El velatorio de Krog se realizó en una casa velatoria que, vaya paradoja, comparte medianera con la comisaría en la que la sargento prestaba servicios. En el sepelio, casi medio millar de personas se acercaron al cementerio municipal.
El detenido por el homicidio, según fuentes judiciales, tiene antecedentes por delitos menores. Ayer, en Bahía Blanca, era indagado por el fiscal Cristian Long. Este último miércoles, Trejo había protagonizado incidentes en el hospital local, con puertas rotas cuando quería llevarse a su hijo que había nacido allí esta semana. "Karen, cumplía horas Cores, acudió también a atender a aquel caso y ayudó a controlarlo", confió una fuente policial.
Durante el hecho trágico, en un forcejeo, esta vez Trejo le arrebató el arma al sargento Torz, compañero de Karen, y gatilló tres veces. Uno de los proyectiles dio en la nuca de la mujer policía. Ayer, en el cementerio, Torz no tenía consuelo. "Perdón, perdón", se le oyó decir cuando se abrazó a la hermana de Karen, al pie de la tumba.
Porque, como coinciden todos, ella era pura disponibilidad para su trabajo. El 13 de diciembre último, fecha en la que se conmemora el Día de la Policía, la votación entre los 33 componentes de la comisaría local no dejó dudas. Con una respuesta coincidente y plena de reconocimiento a su dedicación y afectos para con sus pares, el nombre Ana Karen Krog se multiplicó tantas veces como para que no quedaran dudas de quién merecía, reflejado por mayoría abrumadora, el título de mejor compañero de la dotación.
Poco más de dos años de los cinco que llevaba en la fuerza le habían alcanzado para demostrar su vocación de servicio en este distrito que la vio nacer y entre la comunidad en la que acumulaba amistades desde antes de vestir uniforme. Se formó en la delegación Olavarría de la Escuela Juan Vucetich. Su primer destino fue el conurbano bonaerense, luego consiguió que la trasladaran a l balneario Oriente y hace casi tres años volvió a su lugar de origen, cerca de su madre, quien falleció pocos meses después.
Disfrutaba de sus funciones, casi siempre al volante de una de las patrullas. "Fue excelente cuando cursó la carrera y un fenómeno como compañera", contó a LA NACION un oficial que con ella compartió la etapa de instrucción y estos últimos años de servicio que ella tuvo en la comisaría de Coronel Dorrego.
Amigas suyas recuerdan que así como detenía delincuentes, tenía resto para contenerlos y tratar de encausarlos. "Si les faltaba un abrigo o una frazada, corría a buscar a su casa y les prestaba para que no tengan frío", contó una de ellas a LA NACION.
Con voz entrecortada, el jefe de la Policía Distrital, comisario inspector Marcelo Villarreal, despidió ayer los restos de Krog. "Karen era un ángel y como tal vivirá con todos nosotros", dijo.
Un rato después, con otro importante grupo de vecinos reunidos frente a la comisaría para pedir justicia y reconocer la labor de esa fuerza, la titular de la dependencia, subcomisario María Irazábal, destacó la enorme pérdida que afrontan. "Karen era una muy buena compañera más allá de jerarquías, le gustaba lo que hacía y ponía empeño para crecer en su carrera", describió.
Les recordó que el trabajo que hacen "es riesgoso y se necesita el apoyo de la gente", destacó. Por eso pidió a todos permanecer "unidos como comunidad". Como ayer, con policías y vecinos abrazados en el dolor. Y con un reclamo común y a viva voz: "Justicia por Karen".
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