Muchos jóvenes eligen seguir la vocación de bombero voluntario

03 de Junio de 2013
Diario UNO Mendoza
Los más chicos del cuartel de Luján de Cuyo contaron cómo es su tarea, la adrenalina que viven en cada salida, sus temores y orgullos. Historias de adolescentes que sirven a su comunidad.

Tímido pero con mucha resolución, Nicolás Vélez tiene 14 años y ya se ve con el traje de bombero encima. Por ahora, lleva el buzo azul de cadete con orgullo. Le encanta subirse a los camiones para las prácticas. Lo lleva en la sangre, como su papá. Hoy es el Día del Bombero Voluntario y en el cuartel de Luján, uno entre tantos, las historias de los más jóvenes cobran protagonismo.

Los primeros pasos para llegar a ser bombero los dan los 52 chicos de entre 10 y 17 años que están en la escuela de este destacamento. Son curiosos y hay cosas que les llaman la atención. Influencia de las películas o no, la idea de subirse y salir en alguna emergencia los atrae. “Lo que más me gusta es cuando te tiran agua”, dice con total sinceridad Franco Domínguez (16 años), quien desde hace tres años va religiosamente todos los sábados a prepararse.

Como él, las nuevas generaciones tienen todo el entusiasmo encima y hasta hay dos chicas que también quieren llegar a ser rescatistas. Aldana Porcilio (16) se entremezcla entre sus compañeros como una más. Así lo siente y así se lo hacen sentir. Lo que más le gusta son los primeros auxilios y la idea de poder atender a una persona en el caso, por ejemplo, de un paro cardíaco.

“Me siento cómoda, el trato es igual de hombre a mujer; si las chicas tienen que levantar una escalera, los chicos también”, cuenta la joven.

“También me gusta cuando hacemos fuego, pero no me da miedo porque ya nos preparan”, dice con total seguridad.

Su compañera en la escuela de cadetes Ariadna Peñaloso tiene apenas 13 años y ya está convencida de que quiere ser bombera. Rubia, de pelo largo y con una trenza cocida, habla pausada pero asegura sin dudarlo que siempre –pese a su corta edad– quiso participar y que cuando su mamá vio que ya inscribían mujeres le pidió que la mandara.

Brian (16), Javier (15) y Michael Méndez (13) viajan todos los sábados una hora en micro desde La Picada (Tupungato). Los tres hermanos no faltan nunca desde hace tres años. “Ya nos acostumbramos. Lo que más nos gusta es poder ayudar a los otros”, cuentan. “A mí me gusta el trauma”, dice Brian sin rodeos al referirse a los rescates y relata que en varias oportunidades tuvo la posibilidad de poner en práctica lo que aprendió sobre primeros auxilios.

“Una vez estaba con los chicos del barrio y vimos que se dio vuelta un auto y salimos corriendo. Le agarré la cabeza al conductor. La ambulancia tardó una hora. Tuve una banda de nervios. Estábamos con los del barrio nomás”, señala.

En el cuartel, Lucas (22) y Leandro (17) Manitta se mueven como si fuera su casa. Este par de hermanos integran lo que sería una segunda generación de bomberos. Uno ya lo es y el otro está a punto de serlo. En las guardias que hacen una vez a la semana están juntos “y nos tratamos igual que en la casa”, dicen.

“Represento al cuartel en la emergencia. Yo hablo por las radios y coordino con lo que necesitan los que están afuera, el 70% del trabajo pasa por la radio, es una responsabilidad muy grande”, cuenta Leandro sobre su rol en los bomberos y dice que, pese a que no tiene que salir, necesita tener todo el conocimiento necesario sobre lo que pueden llegar a demandar sus compañeros.

Lucas, que sí es bombero desde hace 5 años, asegura que en las salidas la experiencia lo ayuda a madurar en su labor. “Te preocupás tanto por la persona a la que te toca rescatar que te perdés de todo lo que pasa en tu entorno”, comenta acerca de ese momento en el que llega y tiene que actuar. Sangre fría, quizá, y concentración son claves en ese momento.

En su joven experiencia, cuenta que hay ocasiones en las que trabajan y vuelven riéndose con sus compañeros y otras en las que el silencio se hace dueño de la situación. “Siempre tenés que subirte y pensar que pasó lo peor, para ir preparado y no paralizarte”, explica. No tiene miedo a ese refrán de que los hombres no lloran y cuenta que en una oportunidad, tras haber visto a un pequeño de 3 años muerto, estuvo mal por lo que vivió.

Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Muchos-jovenes-eligen-seguir-la-vocacion-de-bombero-voluntario-20130602-0014.html

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