18 de Mayo de 2014
Nota: hoybolivia.com
Preocupada por el uso incorrecto de la lengua española en las redes sociales, la periodista española María Irazusta sale al paso de los errores más frecuentes en el libro Las 101 cagadas del español, un ameno recuento de desafueros lingüísticos, escrito con humor, ironía y rigor.
El libro tiene su origen en el éxito que logró la página que Irazusta,
fundadora de la agencia de comunicación que lleva su nombre, publicó
durante un tiempo en Facebook bajo el título de "ReAprendeEspañol",
jugando con el acrónimo de la Real Academia Española (RAE).
Esas
entradas fueron "las precursoras del espíritu y del tono entretenido y
riguroso del libro", que primero publicó una editorial digital y que
ahora llega a las librerías gracias a Espasa, decía hoy María Irazusta
en una entrevista con Efe.
"Todos
cometemos errores en el lenguaje, pero algunos de forma más aberrante e
hiriente que otros", asegura esta periodista, antes de dejar claro que
el libro "no está escrito en plan purista" sino con la intención de
"minimizar el impacto" de los fallos más comunes.
El término
"cagadas" del título llamará sin duda la atención de los lectores, y eso
es lo que han pretendido María Irazusta y su equipo con esta palabra
tan coloquial, "contundente, fácil y muy usada por los españoles",
aunque la obra le será muy útil también al resto de los
hispanohablantes.
El subtítulo de la obra, "Reaprende nuestro
idioma y descubre algunas curiosidades", resume muy bien su contenido,
porque no se trata solo de subrayar errores, entre ellos el de utilizar
el inexistente verbo "preveer", dar las órdenes en infinitivo y no en
imperativo o "caer en el error de los pedantes" y decir "espúreo" en vez
del correcto "espurio".
Un error, este último, que cometieron
Lope de Vega, Simón Bolívar, Gonzalo Torrente Ballester y Francisco
Umbral, entre otros muchos.
En "Las 101 cagadas del español"
también se informa sobre el origen de algunas expresiones ("ir de picos
pardos", "el coño de la Bernarda" o "el quinto pino") y sobre la curiosa
evolución del significado de palabras como "álgido" (en origen "algo
muy frío", que acabó siendo un momento o un punto "culminante") o
"enervar" (fue "debilitar" mucho antes que "poner nervioso").
"Nimio"
significaba "excesivo" o "demasiado" y ha pasado a ser
"insignificante", mientras que "lívido" cambió de color y pasó del
"amoratado" al "íntensamente pálido" actual, se recuerda en el libro.
Lo
políticamente correcto afecta de lleno al lenguaje y quien más y quien
menos abusa de los eufemismos, como se pone de relieve en una de las
entradas. Obama, el presidente de Estados Unidos, "es negro", pero pocas
veces lo veremos escrito así "por temor a ofender".
Por esa
misma corrección política se dice "interrupción del embarazo" en lugar
de "aborto", "desfavorecidos" antes que "pobres", "crecimiento negativo"
en lugar de "descenso". Y los salarios "no bajan" sino que "moderan su
subida", y "ser despedido" de una empresa ha pasado a "ser
desvinculado".
La moda de no utilizar el masculino genérico,
porque ciertos sectores lo consideran discriminatorio, ha llevado a
muchos a abusar de las fórmulas desdobladas (niños, niñas; ciudadanos,
ciudadanas...) y a absurdos lingüísticos como "miembros" y "miembras".
"Siguiendo
esta disparatada lógica, también deberíamos decir 'ídolos e ídolas' o
'personas y personos'", sostienen María Irazusta y su equipo, formado
por los periodistas Beatriz Fernández y Nacho Miquel, la comunicóloga
Noemí Sánchez y la filósofa Acacia Núñez.
En los medios de
comunicación y en las empresas hay un "neoespañol en gestación", gracias
al cual el empleo "se precariza"; uno "se publicita" y no se anuncia;
"se inicializa", en vez de iniciarse algo; las cosas no se resuelven o
tienen lugar, "se sustancian"; no se aclaran, "se clarifican"; y los
planes no se ponen en práctica sino que "se implementan".
Irazusta
y su equipo no son "los hermanos rebeldes de la RAE", como se afirma en
las redes sociales. Han tenido muy en cuenta las normas gramaticales y
ortográficas de la Real Academia Española, pero no siempre están de
acuerdo con ella.
"¿Por qué la Academia acepta vulgarismos como
'almóndiga', 'asín, 'setiembre' o 'madalena' y se niega a aceptar
'negrísimo' frente a "nigérrimo", que nadie utiliza?", se preguntan los
autores de este libro, en el que se reivindica con pasión otro
vulgarismo: "vagamundo".
Enlace:
http://www.hoybolivia.com/Especial.php?IdEspecial=12740&tit=las_101_cagadas_del_espanol

No hay comentarios.:
Publicar un comentario