13 Marzo de 2013
Diario mdzol.com
"Sentirse enteramente feliz en el momento presente es algo que ningún
hombre ha conseguido aún, a no ser completamente ebrio", escribió Arthur
Schopenhauer.
El filosófo alemán, de quien se cumple el 225 aniversario de
su nacimiento en Danzig (actual Gdansk, Polonia) también es el autor de El mundo como voluntad y representación, reformador de la metafísica quien supo ver que la vida se basa en los afectos.
Si
bien es considerado el maestro del pesimismo profundo, su existencia
fue muy creativa y de sus reflexiones surge la convicción de que
"permanecer en la vida resulta un arte", y que "la vida hay que empezar a
vivirla de nuevo cada día".
"Si la vida en sí misma fuera un
bien valioso (...) las puertas de salida no necesitarían estar ocupadas
por vigilantes tan tremendos como lo son la muerte con sus horrores",
cabilaba Arthur Schopenhauer en uno de los textos de este libro que
seleccionó Ernst Ziegler, experto en su obra, escribe Getu Arteche de la
agencia EFE.
Y es que en El arte de sobrevivir el lector no encontrará pensamientos cándidos con los que acompañar plácidamente el paso de los días.
"La
muerte aún tiene de bueno que es el fin de la vida; nos consolamos de
las penas de la existencia con la muerte, y de la muerte con las penas
de la vida", pensaba Schopenhauer viendo una y otra inseparables en
cuanto que forman "una equivocación, de la que salir es tan difícil como
deseable".
"El sabio sabe que toda la vida es muerte", pensaba,
pero su vida no fue tan mala como podría deducirse de su sentimiento de
amargura, sus severos diagnósticos sobre la época que le tocó vivir o la
sombra que asaltaba a su madre de que el hijo, como al parecer hizo su
marido -un rico comerciante mucho mayor que ella-, pudiera llegar a
quitarse la vida.
Sobre su vida y su carácter llegan detalles a
través de las cartas que se han conservado de su madre Johanna
(1766-1838), que fue amiga de Goethe, y de su hermana Adele (Louise
Adelaide Lavinia, 1797-1849) de las que la edición incluye algunos
extractos.
La madre escribe al inquieto adolescente de 19 años en
1807: "El colorido mundo infantil se desvanece ante ti sin que aún
sepas orientarte...vacilas, no sabes bien a qué lugar perteneces, pero
todo eso cambiará, tu malestar desaparecerá y vivirás alegre y con
ganas".
Pero en 1832 cambia el tono: "¡No te enfurezcas!" y no
tomes ninguna decisión grave precipitadamente que me obligue a dejarte
en la estacada", amenaza al hijo de 44 años, enfadada por "su naturaleza
sombría y suspicaz".
Desde ese año, en el que se reinicia una
correspondencia interrumpida con la madre y la hermana, las misivas
hablan de dinero y asuntos de herencia, objeto de choques, sobre todo
con la madre, furiosa por los reproches del hijo a su vida y amistades.
Schopenhauer
vivió siempre de las rentas, gracias a una herencia que alcanzó la
increíble cantidad de 21.000 táleros (en torno a 1,3 ó 1,5 millones de
euros), un patrimonio que defendió "con uñas y dientes", consciente de
la ventaja "incalculable" que suponía vivir sin la obligación de
trabajar.
Adèle que continuó escribiendo a su hermano tras morir
la madre, sentía "mucha curiosidad" por sus escritos y sobre "Los dos
problemas fundamentales de la ética" que se publicaron en 1841 en
Frankfurt del Meno, le confesó haberse divertido con el prólogo, "puesto
que no me gusta Hegel", aunque le pedía que fuera "menos sarcástico".
Y
es que la trayectoria de Schopenhauer como profesor universitario
estuvo marcada por su confrontación con Hegel quien gozaba de gran
popularidad.
Tras diversos viajes a Italia e intentos poco
fructíferos de impartir clases en la Universidad de Berlín, el filósofo
se instaló en Fráncfort donde pasó los últimos 28 años de su vida.
Para
Schopenhauer la vida humana está atrapada entre el dolor y el
aburrimiento y se mantiene en movimiento por el hambre y la atracción
sexual.
"Las horas del muchacho duran más que los días del
anciano", constató septuagenario y sentenció: "En la juventud domina la
intuición, en la madurez el pensamiento; de ahí que aquella sea la edad
de la poesía, y esta la de la filosofía".
Después de Nietzsche,
él es quizás el pensador contemporáneo que más discusiones y juicios
opuestos ha suscitado. "La única forma de existencia es el momento
presente, que es también la posesión más segura -sostuvo-, aquella que
nadie nos podrá arrebatar jamás".
Enlace.
http://www.mdzol.com/nota/450793-el-arte-de-sobrevivir-segun-el-maestro-del-pesimismo/