Argentina, 29 de Noviembre 2015
Nota: rescategoer.blogspot
Desde hace mucho tiempo queríamos en el GOER abordar esta temática
(controversial sin dudas…), la cual se ha presentado en varios cursos,
seminarios y prácticas en las cuales hemos participado a lo largo de
casi una década desde los comienzos de nuestro grupo.
Quizás lo más
preocupante no sea tanto que este tipo de situaciones (casi ¨circenses¨)
se den en este tipo de eventos mencionados sinó en la vida real durante
misiones de rescate donde la vida de una o varias personas está en
juego.
En qué tipo de misiones de rescate podemos emplear todo el tiempo del
mundo en rescatar a una víctima? Hasta donde sabemos y tenemos
experiencia, en ninguna…
Hasta una misión de búsqueda y recuperación
(victimas sin vida) requiere de un tiempo específico. Muchos dirán, -¨Pero si la víctima ya está muerta, porque apurarse?¨-.
Pues sí, es verdad y sin dudas podemos darnos el lujo de planear más
quirúrgicamente nuestra misión y los pasos a seguir sin el apuro, el
stress y el nerviosismo que se sucede en una salida de emergencia.
Sin
embargo, hasta este tipo de misiones requieren de un tiempo específico
ya que factores climáticos, políticos, legales o naturales pueden
transformar en pocas horas (incluso minutos) a una misión en un
verdadero infierno terrenal.
Basándonos en todo esto es donde realmente no es preocupante y alarmante
el incremento de ciertas prácticas durante misiones reales, a enumerar:
1. Excesivo despliegue de materiales y recursos humanos durante una misión.
2. Inclusión e inserción de personal poco calificado en la escena.
3. Falta de liderazgo, comando y control durante una misión.
1. Durante una práctica o durante un curso es muy común que los
instructores enseñen una técnica determinada de diversas maneras. Esto
es ideal, no solo para lograr que el cursante entienda la misma y pueda
según la situación realizar determinada maniobra de la forma más
práctica y correcta según el caso; sinó también para que el mismo
comprenda la utilización de varios sistemas y aparatos que se utilicen
para esa maniobra en particular.
Como siempre pregonamos aquí en el blog, la utilización de sistemas
redundantes es obligatoria en cualquier misión de rescate siempre y
cuando los materiales, el tiempo y el cuadro de situación lo ameriten.
Sin embargo, hemos visto en muchas practicas, simulacros y peor, en
misiones reales; el despliegue excesivo e innecesario de
materiales con la consecuente pérdida de tiempo y sobre todo la
posibilidad perdida, extravío y robo de los mismos, además de la posible
confusión en la elección del material y en la forma en que éste ha sido
desplegado.
Por ejemplo, bien sabemos que las normas NFPA
quizás sean las más engorrosas a la hora de operar con cuerdas, ya que
no solo exigen redundancia, sino también multiplicidad a la hora de
montar ciertos sistemas. No por ello son más seguras que otras
normativas internacionales, ya que en un escenario de rescate de altura,
tener 4 o 6 cuerdas y 3 o 4 anclajes para tan solo izar o descender una
camilla, puede crear per se, una confusión en un grupo poco instruido o
con un bajo número de operadores. Es por ello que muchas veces realizar
una maniobra de la manera más simple, resulta ser a veces la forma más
segura. Esta problemática la hemos observado en los EEUU particularmente
cada vez más, donde muchos equipos de rescate de montaña están
utilizando normas mixtas y volviendo a las raíces, utilizando sistemas
lo más simplificados posibles y visualmente simples para una eficaz
identificación del caso, en vez de sistemas modernos, pesados,
sofisticados y sobre todo múltiples.
Otro tema es el exceso muchas veces de personal en el área de trabajo.
Existen estándares internacionalmente aceptados y bien fundamentados,
sobre la cantidad de operadores necesarios para ser utilizados en
distintas maniobras de rescate.
Si tenemos la gran suerte de contar con
personal de más, debemos aprovechar esto para logar una mejora en otras
tareas donde éstos no interfieran con la misión y ayuden de forma más
efectiva en el desarrollo de la misma. Ej: perímetro, limpieza y orden
del parque de material, preparación del comando de incidentes, manejo de
prensa, vehículos, iluminación, logística, etc. Esto se observa común y
particularmente en los bomberos, los cuales suelen contar a veces con
bastante personal y a la hora de operar, todos desean colaborar o ser
incluídos dentro de las tareas específicas en las que solo el personal
extremamente calificado debe trabajar.
2. Muy ligado con el párrafo anterior, muchas veces las ansias de poner
en práctica lo aprendido, la voluntad de ayuda y la adrenalina típica
que todo rescatista experimenta al ser sometido a la presión de una
misión, suelen ser actos absolutamente poco profesionales y riesgosos
para el grupo y el éxito de una misión.
Salvo en casos donde los recursos humanos sean escasos o bien, no
contemos con el personal capacitado para una misión específica, nunca
debemos llevar en una misión o emplazar directamente en el escenario de
emergencia a civiles y/o personal propio o de otras fuerzas que no se
encuentren capacitados para el caso y sobre todo que no hayan entrenado
previamente con nuestro grupo, ya que seguramente, él/ellos desconocerán
el modus operandi de nuestra unidad, el equipamiento, la nomenclatura y
vocabulario y las maniobras con las que nuestro grupo está
familiarizado. Esto puede ser extremadamente peligroso y agregará un
plus de riesgo a su misión.
Quien debe descender o insertarse primero en un rescate?
Un tema poco tratado en muchos foros internacionales y poco normalizado
en operaciones de rescate técnico vertical, es el de cómo mantener un
protocolo de operaciones eficaz ante una misión de rescate de altura en
distintos escenarios, para saber quién debe operar o nó en el terreno.
En este caso nos encontramos (muy a menudo…) con equipos de rescate que
poseen dentro de sus filas a verdaderos ¨Rambo¨ los cuales a veces de
buena fé o por inconsciencia total, desean ser los primeros en
descender, ascender o intervenir ante una emergencia. Nosotros en lo
posible siempre recomendamos directamente deshacerse de este tipo de
personajes ya que por más buena voluntad que posean, por lo general ,
todos están unidos por un factor mismo: Indisciplina, búsqueda de
protagonismo, falta de trabajo en equipo e inconsciencia. Con ese coctel
de ineptitudes sin duda usted agregará un factor de riesgo a su misión.
La realidad es que debemos siempre emplear nuestro criterio,
entrenamiento y conocimiento del currículo de nuestro personal para
insertar al operador más idóneo en la materia. Hemos visto en accidentes
de montaña, como descendían hasta 2 operadores hasta una víctima
politraumatizada y luego recién enviaban al elemento medico hasta ella.
Esto es muy común y debemos nuevamente tener criterio y prever cuales
son las necesidades reales de la víctima y las exigencias del terreno
antes de emplazar a cualquier operador.
3. Todo equipo de rescate debe contar no solo con un líder, sinó también
por un sistema jerárquico dentro del mismo. No todos los operadores
están técnicamente o físicamente capacitados para hacer todo y aun si
esto fuese así, no es correcto (contando con todo el personal
necesario), que todos hagan ¨todo¨.
El líder sin dudas debe ser designado no solo por sus capacidades de liderazgo, sino por su experiencia y currículo.
Aquí también sucede otro factor en cual el GOER ha sido pionero en Latinoamérica y modelo a seguir en este concepto: Que
sucede si al arribar a un escenario, nuestro comandante carece de la
experiencia o entrenamiento necesario para una misión específica y
tenemos dentro de nuestro grupo a un miembro de menor jerarquía, pero
más especializado en las necesidades de esta misión? La respuesta
(por más de que a muchos ¨Lideres¨ les moleste), es que ese operador
debe colocarse junto al comandante y tomar el control total de la misión
por tratarse de un idóneo.
En el rescate, el juego de los egos debe ser desterrado y un verdadero
líder debe justamente liderar y como parte de su rol, debe saber asumir
éxitos y derrotas por igual, pero también debe ser un eximio
administrador de los recursos con los que cuenta; entre ellos, los
recursos humanos en pos del éxito de la misión.
Conclusión: Se puede escribir mucho
sobre estos temas, pero lo importante es tener básicamente en cuenta
esta problemática y abordarla desde un punto de vista netamente
profesional. Si bien nos referimos exclusivamente en este articulo a
temas de rescate de altura; bien estos conceptos pueden ser aplicados a
otras especialidades del rescate.
A todos nos gusta jugar al rescate ya que además de las pasiones que
esta actividad despierta en el corazón de todos los rescatistas; por lo
general, las filas que integran a estas unidades suelen tener miembros
que además de poseer una fuerte vocación de servicio, valor y gran
convicción por su trabajo, se encuentran en la eterna búsqueda de la
superación personal, el conocimiento y el enfrentamiento con la muerte,
además del ego personal y la realización profesional como tal; pero aún
así no podemos ¨jugar¨ al rescate en absolutamente ninguna situación. El
juego debe ser limitado a las practicas y entrenamientos. En la vida
real, en una misión, debemos ser consientes de la responsabilidad a la
cual nos enfrentamos y estar a la altura de las circunstancias.
http://rescategoer.blogspot.ca/2010/06/opinion-rescate-trabajamos-o-jugamos.html?m=1
Deja tu comentarios...!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario