Argentina, 10 de Diciembre 2015
Nota: elsol.com
Mendoza 9/12/15. -Apenas asumió se vio el cambio. De ser una división que quedó en medio de escándalos a volver a ser liderada por su primer jefe.
Camilo Uvilla, el primer jefe operativo que tuvo la división Custodia
de Gobernación en Mendoza, vuelve al cargo para el que se especializó y
será el responsable de la seguridad de Alfredo Cornejo.
Para
quienes conocen la interna y la historia de este grupo policial, no se
trata de un cambio de nombres. Es más que eso. Se da vuelta una página
oscura, en la que lejos de ofrecer discreción, los custodios se vieron
involucrados en hechos que pusieron al cuerpo elite en boca de todos.
Uvilla
y su equipo dejaron ese lugar cuando asumió Celso Jaque. Desde un
sector del peronismo entendían que el comisario en cuestión había estado
muy ligado a Julio Cobos y por eso decidieron desplazarlo. De hecho, el
ex vicepresidente fue el que le dio un marco administrativo a la
división que debía encargarse del máximo mandatario y de la seguridad en
Casa de Gobierno.
Custodia de Gobernación nació durante el
mandato de Roberto Iglesias, cuando en medio de las protestas sociales,
el entonces ministro de Seguridad, Leopoldo Orquín, hizo una selección
entre los mejores hombres de la Policía de Mendoza y les ordenó no
despegarse del gobernador. Esos efectivos del Grupo Especial de
Seguridad (GES) eran comandados por Uvilla.
Ya con Cobos como
gobernador, se perfeccionaron, logran el acuerdo para constituirse como
división especial y redactaron el protocolo que sirve como marco para
los efectivos que son destinados allí.
Jaque entendió que ese un
cargo político. Y así llegó Jorge Aguerre, un policía sin experiencia ni
preparación para esa función, a encargarse de custodiar al “número uno
de la provincia”. Era un efectivo con vínculos políticos con el sector
del peronismo azul de Maipú, lo que le posibilitó el rápido ascenso.
La
división se llenó de policías sospechados por apremios y corrupción. La
mayoría, con denuncias por cohecho o violencia de género.
En el
medio, situaciones escandalosas, como un custodio que decidió suicidarse
en el auto oficial de Francisco Pérez y dejó una carta con aspectos de
su vida persona que había conversado con el mandatario. En ese momento,
los especialistas recordaron la primera regla de un guardaespalda: no
entablar vínculos con la persona a cuidar.
Aguerre, en tanto, fue
separado de su cargo después de que el ataque en el cuarto piso de Casa
de Gobierno por parte de ex policías, lo encontrara viendo un partido de
fútbol en Buenos Aires. Hay quienes sostienen que fue el propio Pérez
el que lo había autorizado a viajar, y que después le tendió una cama.
El
regreso de Uvilla puede leerse, de algún modo, como un cambio en la
consideración del personal policial. Primero, la especialización, y
después la simpatía política.
http://www.elsol.com.ar/nota/251860
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