06 de Mayo de 2014
Nota: clarin.com
En los primeros meses la pasión es desenfrenada. Luego, llega la instancia del apego. Se crea un vínculo que goza del amor, pero requiere de compromisos más sólidos y consecuentes. ¿Cuándo llega ese momento?
La vida amorosa de las personas está muy influida por el estado de
ánimo. Las parejas pasan por oscilaciones anímicas que inciden en forma
notoria sobre la relación en sí misma, incluida la sexual. Llegar a una
situación de tranquilidad, en la cual reine la armonía y sobre todo la
confianza, requiere atravesar varias etapas hasta llegar a un apego
perdurable.
El amor pasional
La
conquista amorosa y los primeros meses de relación suelen ser muy
intensos y “calientes”. Las pasiones son emociones placenteras agudas,
urgentes, de corta duración. Unen a los amantes con tanta fuerza que es
imposible pensar en otra cosa.
En esta etapa dos personas se
desean, esperan el momento para estar juntos y se revuelcan en la cama
en un enredo frenético. También temen que el amor se esfume, se rompa,
que todo termine. La pasión se siente en el cuerpo y ocupa parte
importante en la cabeza, los vuelve torpes, poco concentrados, dos
“tortolitos” suspendidos en el aire.
La ciencia de la pasión
La
ciencia ha comprobado que estas emociones están provocadas por
diferentes moléculas cerebrales. La dopamina es un neurotransmisor que
se libera en la denominada “área de la recompensa”. Esta región cerebral
es la misma que se activa cuando existen adicciones. Por lo tanto,
podemos inferir que el amor pasional actuaría como una “droga” pasible
de provocar intenso placer cuando se tiene, o abstinencia cuando falta.
Como todo afecto fugaz, despierta el temor a que alguna vez se pierda. Y
aunque sepamos que la pasión se vuelve con el tiempo un sentimiento más
reposado, intentaremos que se extienda todo lo posible.
Otros
estudios efectuados con resonancia magnética funcional demuestran que
durante esta etapa de exceso placer las áreas que controlan el
pensamiento reflexivo se encuentran disminuidas en sus funciones, lo que
se corresponde con la poca racionalidad que acompaña al ser embargado
por la pasión.
Para el apego hay que esperar
Las
parejas añoran esos primeros meses de acciones desenfrenadas. Pero
también saben que lo bueno dura poco, y que para recuperar algo de lo
perdido se requiere de acciones pensadas de antemano.
Se sabe que
el apego es la instancia que sigue al amor pasional, cuando se
constituye un vínculo que goza del amor, pero requiere de compromisos
más sólidos y consecuentes. Si antes la espontaneidad hacía de las suyas
apenas se pensaba en el otro, de ahora en más, en la etapa de apego,
habrá que defender la intimidad ante otras situaciones como el trabajo,
las relaciones sociales de cada uno, la llegada de los hijos, etc.
La
construcción del apego no es algo inmediato. Según algunos autores
(como Robert Winston, del Smithsonian Institution) su conformación
requiere de un año y medio a tres años. En el armado del vínculo de
apego no solo intervienen factores actuales (deseos, sentimientos,
afinidades, desacuerdos, intimidad sexual, etc.) también se suman
aspectos más profundos e históricos de cada una de las partes, por
ejemplo: crianza, experiencia vincular de los padres, educación,
internalización de valores durante la infancia, pautas sobre la vida en
pareja y el sexo, etc.
Todo este conjunto de aspectos históricos y
actuales actúan como condicionantes del apego. Las emociones serán,
entonces, las compañeras de la unión. No tendrán la fuerza ni la locura
de los primeros meses, pero serán el factor de cohesión imprescindible.
“Nos amamos, pero no podemos estar juntos”
Esta
frase -más allá de ser una de las más frecuentes en las consultas-
revela una verdad: con el amor no basta. Existen parejas que se aman
pero no pueden con los desacuerdos, ni los problemas que surgen en la
cama. Hay amor, pero la función de apego deja mucho que desear.
Es
posible que la historia del primer apego fundacional (la relación con
sus padres) vuelva en forma inconsciente como un fantasma que irrumpe en
la morada de la pareja. No es raro que un sujeto adulto revele
dificultades vinculares por cuestiones no resueltas con sus padres.
Podría citar temores infantiles, sobreprotección o abandono parental
como algunas de las causas del pasado que influyen en la construcción
del actual vínculo.
El estudio del apego en las uniones amorosas
no queda limitado a la interacción que necesitan los amantes para
constituirse como pareja. Intervendrían también aspectos inconscientes
del pasado que será necesario revisar.
Enlace:
http://entremujeres.clarin.com/pareja-y-sexo/pareja/apego-etapas-pareja-relacion-amor-enamorarse-pasion-vinculos_0_1117088376.html
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