01 de Noviembre de 2013
Diario UNO Mendoza
Una investigación de la Estación Experimental de Zonas Áridas demostró por primera vez que un ave, el carbonero común, huele cuando un árbol está infestado por orugas.
Investigadores de la Estación Experimental de Zonas Áridas
(EEZA-CSIC) y del Centro de Ecología Terrestre (NIOO) de los Paises
Bajos han descubierto que las aves que se alimentan de insectos se
sienten atraídas por los árboles infectados por orugas de mariposa
(lepidópteras) y el mecanismo responsable de este comportamiento.
«Ante el ataque de las orugas, las plantas desarrollan una respuesta
de defensa que incluye la liberación de compuestos volátiles que las
aves depredadoras usan para encontrar a sus presas», declara a SINC
Luisa Amo de Paz, autora principal del estudio e investigadora de la
EEZA-CSIC.
«Este fenómeno se había estudiado en artrópodos depredadores, pero
apenas en aves insectívoras, a pesar de que son uno de los depredadores
más importantes de insectos», continúa.
Para conocer este mecanismo, los científicos hicieron diversos
experimentos con carboneros comunes, Parus major. Dejaron elegir a las
aves entre un árbol infectado por orugas lepidópteras y otro no
infectado.
Asimismo, en los experimentos quitaron cualquier resto químico de las
orugas para poder concluir que las aves están atraídas por las señales
químicas que emite el árbol, y no por ninguna señal que dejen los
gusanos.
«Nuestros resultados mostraron que los carboneros comunes son capaces
de discriminar entre árboles infectados por orugas y árboles no
infectados, ya que observamos que las aves visitaron por primera vez el
árbol infectado y además realizaron un mayor número de visitas al árbol
que tenía orugas que al árbol no infectado», apunta la investigadora.
Las aves pueden oler qué árbol está infectado gracias a las diferencias en los compuestos.
Las aves se sintieron atraídas por los árboles infectados incluso
cuando, justo antes del experimento, les retiramos las orugas y las
hojas dañadas por ellas, lo que demuestra que las aves reciben una señal
del árbol infectado para reconocerlo.
Los árboles infectados y no infectados difirieron tanto en la emisión
de compuestos volátiles, como en la coloración de las hojas. Tanto la
vista como el olfato podrían estar implicados en la discriminación de
las aves.
«Sin embargo, realizamos un segundo experimento para conocer qué tipo
de señal usaban las aves. En este experimento ofrecimos a los
carboneros ambas señales aisladas y observamos que la atracción por los
árboles infectados se mantuvo cuando las aves pudieron únicamente oler
los árboles, pero no cuando solo podían verlos», señala Amo de Paz.
Este hecho implica que las aves pueden oler qué árbol está infectado
gracias a las diferencias en los compuestos químicos emitidos por las
plantas.
Un beneficio mutuo para aves y plantas
Según la investigadora, esto supone un beneficio para la planta, ya
que las aves insectívoras son grandes depredadores y les ayuda a
librarse de los insectos.
Desde el punto de vista del ave, usar las señales químicas de las
plantas infectadas también es beneficioso, ya que le proporcionan
información acerca de la presencia de su alimento. Esto es especialmente
determinante en periodos de cría donde las aves no solo deben encontrar
comida para ellas, sino también para sus polluelos.
«Esta evidencia de la habilidad de las aves insectívoras para
utilizar las señales químicas de las plantas es muy importante, teniendo
en cuenta que las tasas de depredación de estos animales son mucho más
altas que las de artrópodos depredadores. Además, pone de manifiesto la
necesidad de considerar a las aves insectívoras en el control biológico
de plagas», concluye Amo de Paz.
Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/afondo/Los-arboles-envian-seales-de-auxilio-a-las-aves-cuando-los-insectos-los-atacan-20131010-0067.html
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