10 de Octubre de 2013
Diario UNO Mendoza
Columna de autoayuda. El autor ofrece tres tipos de depresiones y claves para evitar caer en esa enfermedad.
La depresión es una enfermedad terrible, donde las personas que la
padecen se sienten literalmente en un pozo sin salida, en un túnel
oscuro. Mucha gente que tiene depresión tiene fantasías de suicidio, les
cuesta empezar o terminar las cosas, siente una tristeza permanente,
pensamientos de baja estima, deseos de dormirse todo o de no dormir
nada, de comerse todo o no comer nada.
Existen muchos trastornos secundarios que aparecen junto con la
depresión.
Ahora bien, no todas las depresiones son iguales. Hay
distintos tipos de depresión y aunque los síntomas sean parecidos no
son iguales. Algunos de los más frecuentes son:
• Depresión reactiva: tengo una pérdida y como reacciono a esa
pérdida entro en una depresión, es decir entro en un proceso de duelo,
de dolor, de bronca, de tristeza, todas esas emociones que implica el
duelo, y no lo puedo resolver y entonces se desemboca en la melancolía, o
en la depresión. Puede ser la pérdida de un ser querido, de un ideal,
del trabajo, etcétera.
• Depresión por agotamiento: es como si las “cuerdas del violín se
estiran, se estiran”, y se terminan rompiendo; esto se da por presiones,
deudas, problemas en el hogar, problemas de pareja, dificultades en el
trabajo. Es el famoso estrés, y cuantos más estímulos estresantes
tenemos, y menos fortaleza interior, entonces nos caemos.
• Depresión involutiva: se da en la mitad de la vida, generalmente en
mujeres y varones de 50 o 60 años. Al final de cada década uno comienza
a hacer un balance, y mucha gente despacio comienza a entrar en
depresión; la gente por lo general se arrepiente más de lo que no hizo
que de lo que logró, y de manera lenta comienza a estar con el ánimo
triste, de desgano, de abatimiento, de una sensación de vacío, y se
entra en esa depresión de la media vida.
Todos los días agendemos dos o tres actividades que nos hagan bien,
no esperar al viernes, tenemos que hacer un balance entre la energía
que gastamos y la que recibimos.
Es importante también armar un proyecto de cuidado. Se realizó una
investigación en Estados Unidos, en un geriátrico, que consistía en
darle a un grupo de ancianos una plantita para cuidar, y a otro grupo
no se le dio ninguna responsabilidad. El resultado fue que el grupo que
cuidaba la plantita se mostró más feliz, con más energía, con más
positivismo que el grupo que no tenía que cuidar absolutamente nada.
Alfred Adler, un discípulo de Freud, les recetaba a los pacientes con
depresión que buscaran a alguien a quien darle amor y afecto durante 10
días seguidos.
Por eso, si se siente solo o triste una buena terapia es
buscar una mascota.
Prioricemos los vínculos afectivos, volvamos a conectarnos con ellos.
Otra cosa que podemos hacer es tener un registro de nuestras tres
últimas victorias, y guardarlas en el álbum de nuestra mente.
Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/afondo/Como-estar-atentos-a-la-depresion-20131006-0025.html

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