Diario UNO Mendoza
*Psicólogo, sexólogo y escritor. Autor de los best sellers Gente tóxica, Quiero un cambio y Fracasos exitosos, entre otros.
Nos encontramos frente a una familia ensamblada cuando la pareja está formada a partir de un segundo matrimonio o cuando uno o ambos miembros tiene hijos de su pareja anterior.
Estas organizaciones familiares en realidad no son tan nuevas, existen desde que el hombre comenzó a separarse, hasta en los cuentos como Blancanieves o Cenicienta. Todos podemos ser parte de una familia ensamblada o conocer a alguien cercano que lo es. El desafío es aprender a llevarnos bien.
Constituir una familia ensamblada es un camino difícil y muchas veces escabroso. Está de más aclarar que la familia perfecta no existe y que todos venimos de familias “especiales”; sin embargo, hay factores que hacen que algunas familias sean más complejas que otras y tal es el caso de las familias ensambladas.
Aunque parezca mentira que siga sucediendo hoy en día, los integrantes de este tipo de familias muchas veces sufren porque deben enfrentar el ser descalificados dentro de algunos círculos sociales por su nuevo matrimonio, donde les hacen sentir que el divorcio es una marca que dura para toda la vida y sienten vergüenza por “estar casado de nuevo”.
Cuando una persona empieza una nueva relación aparecen varios sentimientos como broncas, miedos, inseguridad. Esto se debe a que es una relación que comienza con pérdidas y cambios por la finalización de la pareja anterior. Siempre el final de un matrimonio es algo duro. El duelo es por perder su pareja, por la muerte de los proyectos que se habían construido con esa pareja, por los cambios (mudanzas, cambios de horarios), y para los hijos significa el alejamiento de uno de los padres.
Hay una creencia de que los hijos de la pareja rechazarán automáticamente al nuevo cónyuge, debido a la imagen del “padrastro malvado” o la “bruja madrastra”, proveniente de mitos y cuentos. Además del temor a que los hijos rechacen a su nueva pareja, los cónyuges temen no saber organizar los tiempos y roles.
Lo que sí es cierto es que un nuevo integrante aparece en escena. Ese nuevo integrante (padrastro o madrastra) no tiene tanta historia como el vínculo anterior, por eso muchos se sienten como intrusos que invaden un mundo al cual no pertenecen. Hay un álbum familiar que deben construir juntos, por eso hace falta tiempo. El compartir y hacer tareas juntos hace que este nuevo álbum familiar se llene. Es importante que los hijos puedan recordar y ver a sus padres, y esto no debe ser impedido porque es clave para su salud mental.
Dentro de los factores de éxito, las normas establecidas deben ser dadas por el padre biológico y no por el padrastro o madrastra, y al ir aumentando la confianza podrán tener un papel más preponderante. Si esto sucede antes de tiempo, es probable que surjan dificultades en la convivencia. Tengamos en cuenta que las relaciones cariñosas no surgen de un día para el otro. La amistad pronta no existe, hace falta tiempo, ilusiones y desilusiones en estos nuevos vínculos que se van fortaleciendo.
¿Cómo relacionarnos mejor?:
• Nutrir la relación de pareja.
• Crecer y madurar juntos en esta en esta nueva etapa y relación.
• Por lo menos una vez por semana hacer algo que les guste hacer juntos: caminar, ir al cine, teatro, jugar al tenis, jugar.
• Separar tiempo para conversar sobre el funcionamiento del hogar.
• Estar a solas puede ser muy bueno para enriquecer el espíritu.
• Nutrir la relación con cada integrante de la familia.
• Pasar tiempo en cada subgrupo (la madre biológica con su hijo).
• Hacer un clima familiar agradable para estar juntos y lograr que cada uno se sienta mejor, valorarse mutuamente. Buscar actividades que diviertan a todos juntos.
• No perder los momentos a solas entre el padre biológico con sus hijos.
• Generar cambios lentamente.
Enlace:
http://www.diariouno.com.ar/afondo/Que-son-las-familias-ensambladas-20130208-0095.html
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