Indignación en San Nicolás por el saqueo de la corona de la Virgen

Jueves, 22 de noviembre de 2012
Diario UNO Mendoza

Delincuentes entraron a la Iglesia y arrasaron con lo más preciado. También hicieron lo propio con el rosario del niño Jesús. La corona tiene incrustaciones de otros metales preciosos. El orfebre que realizó la obra se lamentó por Radio Nihuil.

Las coronas de las imágenes de la Virgen del Rosario de San Nicolás y del Niño Jesús que está en sus brazos fueron robadas este jueves por personas desconocidas que ingresaron al Santuario ubicado en esa ciudad de la provincia de Buenos Aires.

El hecho ocurrió esta madrugada, cuando desconocidos ingresaron al Santuario ubicado sobre la calle Sarmiento al 300, y sustrajeron las dos coronas de la imagen de la Virgen que es visitada por miles de personas que se acercan a la Basílica desde distintos puntos del país.

Las coronas robadas son de plata con incrustaciones de otros metales preciosos, habían sido realizadas especialmente por el orfebre Juan Carlos Pallarols y tienen un valor incalculable, según señaló el propio artista a Radio Nihuil.

Para cometer el atraco, los delincuentes rompieron el vidrio que protege a la imagen de la Virgen, ubicada dentro del Santuario.

Las coronas habían sido realizadas a partir de materiales donados por los propios fieles, según explicó el maestro orfebre encargado de la obra.

El robo fue descubierto a primera hora se esta mañana, cuando el sacristán del templo vio que faltaban las coronas, y advirtió que estaba roto el blindex que protege la imagen.

Los delincuentes fugaron sin ser descubiertos y se llevaron consigo las dos coronas, de acuerdo con lo señalado por las autoridades del Santuario.

"Más valor afectivo que material"
En declaraciones a Nihuil, el orfebre Pallarols dijo que lo robado “es algo que tiene mucho más valor afectivo que material”.

“Estoy muy triste. Cientos de miles de personas participaron en la realización de la corona”, agregó el orfebre, quien durante su trabajo había recorrido distintos puntos del país para que la gente diera golpes con el cincel y fuera parte de la obra.

"Trabajamos casi un año en realizarla. Los materiales fueron donadas por los mismos fieles. Lo importante era que cada uno pusiera un gramito de oro, para que todos participaran. Se fundió todo, se purificó y el obispo lo llevó a Roma para que fuera bendecida. Por eso el robo no es el de una joya sino el de una oración de mucha gente, el testimonio de fe de millones de personas", consideró el artista.

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