Aesha Mohammadzai tiene 22 años y cuando tenía 18 logró escapar de
Afghanistan, donde su esposo – fruto de un matrimonio arreglado sin amor
ni respeto – mutiló su nariz y orejas por intentar escapar de sus
reiterados abusos.
La historia salió a la luz en agosto de 2010, cuando la revista norteamericana Time puso el rostro de Aesha en la portada. En 2011, Aesha ganó asilo político en los Estados Unidos, y desde entonces, su vida ha dado un giro de 180 grados.
Para intentar paliar las heridas físicas y psíquicas, Aesha está bajo tratamiento para reconstruir su nariz con cirugía, pero los médicos afirman que lo más difícil es curar las cicatrices psicológicas.
Cuando Aesha tenía apenas 12 años, su padre la entregó como forma de pago a un luchador talibán, y días después Aesha era obligada a dormir en el establo de la familia de su marido como si fuera un animal. Cuando intentó escapar de esta pesadilla, Aesha fue atrapada, y como castigo, sus orejas y nariz fueron mutiladas.
“Cuando me cortaron la nariz y las orejas, me desmayé. En el medio de
la noche sentí que había agua fría en mi nariz. Era tanta la sangre que
ni siquiera podía ver”, le dijo Aesha a la CNN, informa el Daily Mail.
Todos la daban por muerta, pero Aesha logró llegar a la casa de su abuelo, y su padre la llevó a una clínica norteamericana, donde la cuidaron por diez semanas. Luego, la transportaron a un refugio secreto en Kabul, y tiempo después voló a los Estados Unidos para quedarse con una familia adoptiva.
Sin embargo, Aesha no lograba adaptarse a su nueva vida con
facilidad, y tuvo varios episodios violentos. Ahora vive con otra
familia de Maryland, y todo indica que su estado general ha mejorado.
Lamentablemente, la historia de Aesha no es una excepción. Más del 90 por ciento de las mujeres afganas sufren de algún tipo de abuso doméstico, y las leyes de su país no las protegen.
Seguramente, cada vez que Aesha se mira al espejo, los peores recuerdos emergen, pero los médicos y especialistas están haciendo todo lo posible por devolverle un pedacito de su juventud, esa que le quitaron injustamente.
La historia salió a la luz en agosto de 2010, cuando la revista norteamericana Time puso el rostro de Aesha en la portada. En 2011, Aesha ganó asilo político en los Estados Unidos, y desde entonces, su vida ha dado un giro de 180 grados.
Para intentar paliar las heridas físicas y psíquicas, Aesha está bajo tratamiento para reconstruir su nariz con cirugía, pero los médicos afirman que lo más difícil es curar las cicatrices psicológicas.
Cuando Aesha tenía apenas 12 años, su padre la entregó como forma de pago a un luchador talibán, y días después Aesha era obligada a dormir en el establo de la familia de su marido como si fuera un animal. Cuando intentó escapar de esta pesadilla, Aesha fue atrapada, y como castigo, sus orejas y nariz fueron mutiladas.
Todos la daban por muerta, pero Aesha logró llegar a la casa de su abuelo, y su padre la llevó a una clínica norteamericana, donde la cuidaron por diez semanas. Luego, la transportaron a un refugio secreto en Kabul, y tiempo después voló a los Estados Unidos para quedarse con una familia adoptiva.
Sin embargo, Aesha no lograba adaptarse a su nueva vida con
facilidad, y tuvo varios episodios violentos. Ahora vive con otra
familia de Maryland, y todo indica que su estado general ha mejorado.Lamentablemente, la historia de Aesha no es una excepción. Más del 90 por ciento de las mujeres afganas sufren de algún tipo de abuso doméstico, y las leyes de su país no las protegen.
Seguramente, cada vez que Aesha se mira al espejo, los peores recuerdos emergen, pero los médicos y especialistas están haciendo todo lo posible por devolverle un pedacito de su juventud, esa que le quitaron injustamente.
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http://www.unosanrafael.com.ar/masnoticias/Aesha-la-que-desafio-al-Islam--20120522-990008.html
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