¿El nombre que les damos a nuestros hijos afecta sus oportunidades?

25 de Abril de 2014
Nota: mdzol.com

A la hora de elegir el nombre de tu hijo tenés que tener en cuenta que debe sonar bien con los apellidos y que su significado no sea problemático. Enterate el por qué.


Elegir un nombre para un niño puede ser algo complejo. No sólo debe sonar bien con los apellidos, sino también es importante considerar futuros apodos, ya sean buenos o malos.

Se podría honrar al abuelo favorito, o tener un significado escondido. BBC Mundo nos cuenta esta peculiar historia.

Dalton Conley y su esposa, Natalie Jeremijenko, vivieron este placentero pero laborioso proceso cuando su niña nació dos meses antes de lo previsto. Y tomaron una decisión bastante original.

"Logramos reducir la selección a un grupo de nombres que empezaban por la letra E, pero al final no nos decidimos por ninguno", cuenta Conley, quien vive en Nueva York. "Entonces se nos ocurrió una idea: 'Démosle sólo una letra y cuando ella sea lo suficientemente mayor que decida a que se refiere la E", destacaron. Ahora tiene 16 años y todavía no ha sentido la necesidad de extender su primer nombre. "Pienso que una vez te dan un nombre, te acostumbras a él, es parte de ti", añadió. 

El hermano menor de E, llamado Yo Xing Heyno Augustus Eisner Alexander Weiser Knuckles, sí aceptó la oferta de sus padres de cambiar su nombre. Él añadió Heyno y Knuckles cuando tenía 4 años y sus padres hicieron los cambios oficialmente.

"A mí me han calificado de abusador infantil en Internet", señaló Dalton Conley, autor de " Parentology. 

Por su parte, los investigadores Roland Fryer y Steven Levitt indican que en California hasta 2003 a alrededor de 40% de las niñas negras se les puso nombres que no tenía ni una sola niña blanca en ese estado. Las implicaciones de esta clara señalización de la clase social y etnia son sorprendentes.

En un estudio de 2003, llamado "Are Emily And Greg More Employable Than Lakisha and Jamal?" ("¿Son Emily y Greg mejores para conseguir un empleo que Lakisha and Jamal?"), Marianne Bertrand y Sendhil Mullainathan enviaron cerca de 5000 currículums en respuesta a anuncios de trabajo publicados en periódicos de Chicago y Boston.

El contenido de las hojas de vida era el mismo, pero la mitad de ellos tenían nombres falsos que daban la impresión de que se trataba de candidatos blancos, como Emily Walsh o Greg Baker, mientras que la otra mitad tenía nombres afroestadounidenses como Lakisha Washington o Jamal Jones.

Los efectos del estudio incluso fueron notados por contratistas federales con políticas de "acción positiva" y compañías que se jactaban de tener directrices de empleo guiadas por la "igualdad de oportunidades".

Los investigadores expusieron que los empleadores estaban usando los primeros nombres para discriminar injustamente a candidatos negros, quizás a un nivel inconsciente.

Esos mismos prejuicios podrían también entrar en juego al momento de efectuar las entrevistas, pero un candidato llamado Greg Baker, quien recibe la invitación a la entrevista, al menos tiene un pie en la puerta.

También existe evidencia de ciertos nombres provocan reacciones en escolares. David Figlio, quien ahora trabaja en la Universidad de Northwestern de Illinois, analizó las puntuaciones de 55.000 niños de una escuela del distrito de Florida.

En cambio de solo distinguir entre "blanco" y "negro", el investigador codificó qué aspectos de los nombres apuntaban a que probablemente les pertenecía a niños negros y niños de familias de bajos recursos.

Esto le permitió crear una escala móvil que iba, por ejemplo, de Drew a Dwayne a Damarcus a Da'Quan.

Los problemas aumentan significativamente cuando hay niñas en la misma clase con el mismo nombre. Si los nombres afectan las oportunidades de éxito de sus portadores, esto podría no siempre deberse a las reacciones que ellos causan en otras personas.

Los investigadores también encontraron que los posgraduados con las iniciales C y D tenían un promedio de calificaciones ligeramente más bajo que los estudiantes con iniciales A y B y que los postulantes A y B a la escuela de Derecho tenían más probabilidades de ir a mejores instituciones académicas.

Claramente E Conley le tiene cariño a su inicial, que es su caso es su nombre. "Es genial que la gente, especialmente mis amigos, nunca volverán a ver la letra E de la misma forma", dice. E no pareciera pensar que su inusual nombre tenga una influencia profunda en su vida. "Es solo una experiencia interesante. No soy realmente diferente a una Elizabeth".

Su padre reflexiona que sus hijos no han recibido burlas, como sí les sucede otros portadores de nombres inusuales, en parte quizás porque integran una escuela y un vecindario con mentalidad abierta. "No diría que los nombres no importan en lo absoluto", comenta. "Pero cuánto importan, depende del contexto".

Enlace:
http://www.mdzol.com/nota/528428-el-nombre-que-les-damos-a-nuestros-hijos-afecta-sus-oportunidades/

0 comentarios :