Hipólito Bouchard -Un Héroe ARGENTINO Olvidado-

Argentina, 28 de Abril de 2013
Nota R.J.A.

Hippolyte de Bouchard, conocido como Hipólito Bouchard o Hipólito Buchardo fue un militar y corsario francés con nacionalidad argentina que luchó al servicio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y del Perú; nació el 15 de enero de 1780 en Bormes, cerca de Saint Tropez (Francia). Desde muy pequeño se incorporó a la marina y en un barco francés llegó a Buenos Aires para quedarse en 1809, pocos meses antes del comienzo de la Revolución de Mayo.



Pronto comenzó a sentir una profunda simpatía por las ideas expresadas por el sector más radical de la Junta, liderado por Mariano Moreno, y puso sus conocimientos navales a disposición de la revolución. El gobierno lo nombró segundo comandante de la recientemente creada flota nacional.

Bouchard fue uno de los corsarios que cumplió un importante papel en las luchas por la independencia argentina. Se caracterizó por un duro carácter que lo llevó a protagonizar varios incidentes con su tripulación y a tomar feroces represalias contra quienes se insubordinaban.

El 2 de marzo de 1811, el Combate de San Nicolás de los Arroyos constituyó el bautismo de fuego de la nueva escuadra. Lamentable fue una derrota.

En marzo de 1812 se alistó en el Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando de José de San Martín. Participó en el Combate de San Lorenzo, donde conquistó una de las banderas del enemigo. Dice San Martín en el parte de guerra: "una bandera que pongo en manos de V.E. y que arrancó con la vida del abanderado el oficial don Hipólito Bouchard" (…Avanza el enemigo a paso redoblado, al viento a desplegado su rojo pabellón... )

San Martín tomará nota de la actuación del temerario francés y lo tendrá muy en cuenta a la hora de recomendárselo al almirante Guillermo Brown para hostigar a los españoles en el Pacífico y preparar de esa manera el asalto final sobre Lima.

En premio a su valor, la Asamblea Constituyente le concedió la ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En 1813 contrajo matrimonio con Norberta Merlo, con quien formaría una familia.



En 1815, comenzó la campaña de guerra de corso dirigida por Brown, con la fragata "Hércules" y el bergantín "Santísima Trinidad" acompañado por la corbeta "Halcón" al mando de Bouchard.

Una de las campañas más prestigiosas de Bouchard fue la realizada bajo las órdenes de Guillermo Brown, en la que asolaría las costas del océano Pacífico, atacando El Callao y Guayaquil.

El 12 de septiembre de 1815 se le otorgó patente de corso para ponerse al mando de la corbeta Halcón, un barco de construcción francesa no muy sólido en su estructura. La corbeta había sido comprada al Estado argentino por el conocido armador Vicente Anastasio Echevarría. Los oficiales de la nave eran principalmente franceses, pero el Segundo Comandante, Robert Jones, era de origen inglés, y se contaba con la presencia de Ramón Freire.

Antes de zarpar se produjo un choque entre Bouchard y los oficiales, cuando el agente de la expedición, Severino Prudant, promovió el levantamiento de la plana mayor. Debido a la intervención de Echevarría, el conflicto no pasó a mayores.



La flota de la campaña estaba compuesta por la Hércules, al mando de Guillermo Brown; la Santísima Trinidad, al mando del hermano de Brown, Miguel; la corbeta Halcón, al mando de Bouchard y la goleta Constitución, al mando de Oliverio Russell. Las embarcaciones Hércules y Santísima Trinidad partieron desde Montevideo hacia el sur el 24 de octubre de 1815; las otras dos embarcaciones zarparían cinco días después. Las órdenes eran encontrarse en la Isla Mocha donde establecerían un acuerdo para las operaciones.

Los hermanos Brown arribaron a la isla el 28 de diciembre, mientras que la Halcón lo hizo un día más tarde. Al llegar, Bouchard manifestó su convicción de que la Constitución se había hundido. Comentó que al pasar el cabo de Hornos los azotó una tempestad durante catorce días. La nave comandada por Russell se encontraba cargada con cañones de grueso calibre y una importante carga, por lo que creía que no pudo resistirla. Ni la Constitución ni su tripulación volvieron a ser vistos.


Guillermo Brown fue el primer almirante irlandés nacionalizado argentino de la fuerza naval de la Argentina
En la isla, Brown y Bouchard acordaron, el 31 de diciembre de 1815, operar juntos durante los primeros cien días de 1816. También acordaron la forma en que iban a ser divididas las presas: debían ser divididas en cinco partes, de las cuales dos le correspondían a Brown por ser el comandante en jefe, una y media para la Santísima Trinidad y la misma proporción para la Halcón. De allí Bouchard y Miguel Brown partieron hacia las costas peruanas, mientras que la Hércules se dirigió al Archipiélago Juan Fernández para liberar a algunos patriotas que se encontraban presos allí.

El 10 de enero de 1816 volvieron a reunirse las tres embarcaciones, en las cercanías de El Callao. Los oficiales decidieron comenzar un bloqueo y, no conformes, bombardearon la población, la fortificación y llegaron a desembarcar en las playas.

El día 11 apresaron el bergantín San Pablo, que fue utilizado para alojar a los enfermos de escorbuto y a los prisioneros.

El 13 apresaron la fragata Gobernadora, donde encontraron al teniente coronel Vicente Banegas, oficial del Ejército Republicano de Nueva Granada, quien se sumó a la plana. El 18 de enero capturaron cuatro embarcaciones: la goleta Carmen, el bergantín Místico y dos naves más, una de las cuales fue saqueada y hundida.

El 21 volvieron a bombardear las fortalezas, y por la noche hundieron la fragata Fuente Hermosa.

El 28 de enero apresaron dos importantes presas, las fragatas Candelaria y Consecuencia. Al día siguiente decidieron partir hacia el norte, en busca de la boca del río Guayas.



El 7 de febrero arribaron a la isla Puná, en las cercanías de Guayaquil. Al llegar, Guillermo Brown les ordenó a Bouchard y a su hermano que permanecieran fondeados para proteger a las siete presas que habían tomado anteriormente. Brown se puso al mando de la Santísima Trinidad, con la que se disponía a atacar Guayaquil. Al día siguiente, tomó y demolió el fuerte de Punta de Piedras ubicado a cinco leguas de Guayaquil. Sin embargo, el día 9 de febrero fracasó al intentar tomar el castillo de San Carlos, siendo capturado por las fuerzas realistas. Tras una dura negociación, los otros corsarios argentinos lograron canjear a Brown por la fragata Candelaria, tres bergantines y cinco cajones de correspondencia que transportaba la fragata Consecuencia. Al retirarse, los corsarios se llevaron las fragatas Hércules y Consecuencia, la corbeta Halcón y la goleta Carmen. Debieron abandonar la Santísima Trinidad, ya que se encontraba en malas condiciones.

A los tres días, Bouchard le informó a Brown de que su nave hacía agua y que sus oficiales habían decidido regresar a Buenos Aires, por lo que solicitaba la liquidación del botín. En el reparto, Bouchard obtuvo la fragata Consecuencia y la goleta Carmen, pero tuvo que dejar la Halcón y contrajo una deuda de 3.475 pesos.



El marino francés decidió volver a Buenos Aires por el cabo de Hornos. Nuevamente existieron diferencias con su tripulación, que en ocasiones se solucionaban mediante la violencia. Debe remarcarse que en una ocasión se batió a duelo con un sargento mayor, lo que luego le produciría graves problemas legales. Estas diferencias aumentaron cuando un oficial de la nave Carmen le informó que la goleta hacía agua, a lo que el comandante contestó que igual debía pasar por el Cabo de Hornos porque no echaría la embarcación a pique. En ese momento los oficiales de la goleta, inducidos por la tripulación, decidieron desobedecer a Bouchard y cambiaron el rumbo hacia las islas Galápagos. La Consecuencia arribó a Buenos Aires el 18 de junio de 1816.

Pero la etapa más novelesca de la vida de Bouchard estaba por comenzar. Mitre la resumió de esta manera: "...Una campaña de dos años dando la vuelta al mundo en medio de continuos trabajos y peligros, una navegación de diez o doce mil millas por los más remotos mares de la tierra, en que se domina una sublevación, se sofoca un incendio a bordo, se impide el tráfico de esclavos en Madagascar, se derrota a piratas malayos en Macasar, se bloquea a Filipinas, anonadando su comercio y su marina de guerra, se domina parte de Oceanía imponiendo la ley, a sus más grandes reyes por la diplomacia o por la fuerza; en que se toma por asalto la capital de la Alta California, se derrama el espanto en las costas de México, se hace otro tanto en Centro América, se establecen bloqueos entre San Blas y Acapulco, se toma a viva fuerza el puerto de Realejo apresándose en este intervalo más de veinte piezas de artillería, rescatando un buque de guerra de la Nación y aprisionando o quemando como veinticinco buques enemigos…".



Para la nueva campaña que iba a realizarse, Bouchard decidió utilizar la fragata La Consecuencia, que había tomado durante su última campaña. Junto a su armador, Vicente Echevarría, decidieron cambiarle el nombre a la embarcación, optando por La Argentina. Pero armar este barco no era una tarea sencilla, ya que contaba con un importante tamaño: 464 toneladas de desplazamiento y 100 metros de quilla.

Echevarría adquirió 34 piezas de artillería, 18 cañones de a ocho y 16 carronadas de a doce, y contrató a carpinteros experimentados para que las emplazasen. Bouchard pidió, además, la colaboración del gobierno argentino, mediante la fianza de Juan José de Sarratea. El Estado aportó 4 cañones de bronce y 12 de hierro, 128 fusiles, 800 balas de cañón de a doce y 900 de a ocho. La embarcación contaba, además, con 3.000 balas de a veinticuatro, que al no poder ser utilizadas en combate servían, junto a 300 lingotes, de lastre. No fue posible conseguir ni pistolas ni sables de abordaje, que eran esenciales para los combates a corta distancia. Bouchard le pidió al gobierno que le entregara, al menos, 40 sables de caballería, pero el depósito ni siquiera contaba con esa cantidad.

Matías Irigoyen, ministro de Guerra y Marina, consiguió la entrega de seis quintales de plomo de las reservas del Estado, ya que no había podido encontrarlos en la ciudad. Por último, se instalaron dos hornallas a bordo, para calentar las balas encadenadas utilizadas para romper los mástiles e incendiar el velamen.

Tomás Espora
En lo que respecta a la tripulación, debían reclutarse 180 hombres. Esta tarea no era sencilla, ya que Bouchard se había ganado la fama de hombre duro. Los integrantes de la plana mayor fueron: el capitán Nathan Sommers; los primeros tenientes Guillermo Sheppard, Colverto Thompson, Daniel Oliver, Guillermo Mills, Miguel Burgués y Luis Greissac; el teniente de infantería José María Píriz; los cabos de presa Juan Arhens, Carlos Douglas y Martín Van Burgen; el cirujano Bernardo Copacabana; los pilotines Tomás Espora, Juan Agustín Merlo y Andrés Gómez.

Echevarría había solicitado al gobierno el uso del uniforme de la marina de guerra por parte de los oficiales de la campaña, tanto como motivación como para mejorar el orden y el respeto a bordo. Los marinos eran, en su mayoría, extranjeros, aunque algunos de ellos eran oriundos de las provincias de Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires. La infantería de desembarco era inexperta y, en la gran mayoría de los casos, pisaban por primera vez una cubierta.

El 9 de julio de 1817, zarpó la fragata La Argentina al mando del capitán Bouchard, desde la ensenada de Barragán para cumplir un crucero de corso, que habría de durar dos años.



Navegando por aguas del Atlántico Sur, llegó a Madagascar y frustró el embarco de esclavos que estaban a punto de concretar tres buques ingleses y uno francés.

La Argentina siguió navegando rumbo a las Filipinas para perjudicar el tráfico comercial de los buques españoles. Rechazaron el ataque de cinco buques piratas malayos.

En las islas Hawai, Bouchard se entrevistó con el rey Kamehameha y firmó un tratado haciéndole reconocer la Independencia Argentina, proclamada por el Congreso de Tucumán. El rey hawaiano gobernaba las islas hacía treinta años y los viajeros lo llamaban el Napoleón de la Polinesia. Había logrado formar una confederación de las islas hawaianas con capital en Karakakowa. 

Kamehameha le proveyó a Bouchard 100 marinos y le devolvió la goleta Chacabuco, capturada por sus hombres. La flota compuesta ahora por franceses argentinos y hawaianos, puso proa a California, y llegó a su capital, Monterrey, el 22 de julio de 1818. Tras duros combates, logró tomar el fuerte y hace flamear la bandera de Belgrano por seis días en California. Tras el ataque a Monterrey, las tropas de Bouchard arrasaron la misión de San Juan, Santa Bárbara y otros poblados españoles de alta y baja California.



El 25 de enero de 1819, bloqueó el puerto de San Blas y atacó Acapulco de México. En Guatemala destruyó Sonsonate y capturó bergantines españoles. En Nicaragua, tomó Realejo, el principal puerto español en los mares de Sur, y se apoderó de cuatro buques españoles (algunos historiadores han señalado que la bandera de las Provincias Unidas del Centro de América está inspirada en la bandera argentina que flameó en ese entonces en Centroamérica). Bajó hacia el Perú siguió hostigando las posiciones españolas sobre el Pacífico.

El 9 de julio de 1819 fondeó en el puerto de Valparaíso la corbeta Santa Rosa junto a la María Sofía, que en realidad se trataba de una nave de origen danés que contrabandeaba en Centroamérica. El 12 de ese mes arribó el Neptuno y un día después La Argentina. Al llegar Bouchard, se le informó que pendía sobre él una orden de arresto por decisión de Thomas Cochrane. El corsario respondió que el gobierno chileno no tenía autoridad para juzgarlo y que sólo respondería por sus actos ante las autoridades argentinas.



Tras resistirse al arresto, Cochrane ordenó que la fragata fuera tomada por la fuerza durante la noche. En ella sólo se encontraban Bouchard, Espora y unos pocos marineros, por lo que su toma no resultó una tarea difícil. Si bien la patente de corso había vencido antes de atacar El Realejo, el encarcelamiento se explica por la necesidad de recaudar fondos para la flota argentino-chilena que posteriormente libertaría Perú.12 Se le inició un juicio por piratería que comenzó el 20 de julio. A mediados de septiembre había partido la escuadra chilena para intentar tomar El Callao. En ese momento, los defensores del corsario decidieron acelerar el juicio y el tribunal resolvió el 9 de diciembre de 1819 la devolución de los buques, diarios y demás papeles a Bouchard. Sin embargo, el dinero y las mercancías nunca fueron devueltos.



Al llegar al puerto, vio con desazón el estado en que se encontraban las embarcaciones: los cañones, al igual que las velas, habían sido retirados para equipar otros barcos. Para obtener recursos, utilizó la goleta para transportar arcilla hacia Buenos Aires. Para que no existiera ningún problema de tipo legal, el armador Echevarría le pidió al Director Supremo José Rondeau que le extendiese cuatro patentes de corso por un término de ocho meses. Para inclinar la voluntad del Director a su favor, Echevarría le expresó que renombraría al lugre como General Rondeau.

Sin embargo, al no disponer de tiempo y medios suficientes para rearmar las embarcaciones, Bouchard decidió utilizarlas como transporte. Para que no se asociara el nombre de la fragata con tan pobre destino, le cambió el nombre de La Argentina a Consecuencia, nombre que tenía antes de tomarla. La Consecuencia fue utilizada para transportar 500 hombres, entre los que se encontraban varios granaderos, mientras que la Santa Rosa transportó ganado y armamento.



A pesar de que le había informado a Echevarría de que partiría hacia Buenos Aires, Bouchard decidió sumarse a la campaña de liberación del Perú. Utilizó sus dos embarcaciones como transporte y le escribió una carta a su armador pidiéndole que ayudara a su familia. Aquí comenzó la ruptura con éste, ya que Echevarría sentía perjudicados sus intereses debido al largo período de prisión que había sufrido el corsario y a los daños producidos en las naves. Por esta razón el armador decidió quedarse con los 25.000 pesos pagados por el transporte de arcilla.
 
En 1820 Bouchard se encontraba en Perú sirviendo a la marina chilena. En diciembre de ese año le solicitó a José de San Martín, quien había asumido el Protectorado del Perú, que le permitiera volver a la Argentina debido a su mala situación económica. Sin embargo, San Martín le exigió que se mantuviera en Lima por cinco meses más. Para agravar su situación, no se le pagó por dos presas capturadas en Pisco, cuyo valor ascendía a 95.000 pesos. En 1822 se encontraba en una situación no muy clara respecto a su pertenencia a la marina del Perú, y las noticias de que Echevarría no estaba ayudando a su familia en Buenos Aires produjeron la ruptura definitiva con éste.



Cuando lord Cochrane se apoderó de los caudales depositados en los buques de guerra bajo su mando para cobrar los haberes adeudados, San Martín decidió combatir fuego con fuego. Por ello dispuso la creación de la marina peruana, y puso a Bouchard al mando de la fragata Prueba, la más importante de la escuadra peruana. Cuando Cochrane retomó sus reclamos pecuniarios, Tomás Guido le pidió que se dirigiera a Chile y ordenó a Bouchard que se preparara a combatir en caso de que que el marino se dispusiera a atacar. Sin embargo, Cochrane no lo intentó, probablemente al notar lo bien armada que se encontraba la nave peruana.

Posteriormente continuó en aguas peruanas al mando de la Santa Rosa, ya que La Argentina había sido vendida como leña. (La travesía de La Argentina había durado dos años. Durante ese tiempo, Bouchard y su gente sostuvieron trece combates navales, capturaron o destruyeron veintiséis buques y decomisaron la carga de cuatro barcos negreros –y liberaron a sus prisioneros- y de dos naves inglesas y una de los Estados Unidos). Pero la Santa Rosa sería finalmente incendiada durante la sublevación de la fortaleza de El Callao en 1824. También participaría, en 1828, en la guerra contra la Gran Colombia. Tras la muerte del Almirante Martín Jorge Guise, quedó a cargo de la marina peruana, pero se retiraría un año después de que se incendiara la nave insignia, Presidente.

Tras el retiro, decidió hacerse cargo de la atención de las haciendas que le había adjudicado el gobierno peruano, San Javier y San José de la Nazca, donde funda un ingenio azucarero. Hacía tiempo que había perdido contacto con su familia, después de la expedición con Brown había convivido con su esposa sólo diez meses, y no llegó a conocer a su hija menor que nació después de que iniciara su expedición alrededor del mundo. Muere el 4 de enero de 1837.

Los restos de Bouchard permanecieron perdidos hasta 1962, cuando fueron encontrados en una cripta ubicada en una parroquia de la ciudad de Nazca, en Perú. El 6 de julio de ese año fueron exhumados y repatriados a Buenos Aires por una comisión formada por la Armada Argentina y la Armada de Perú. Hoy descansan en el panteón viejo de la armada argentina en el Cementerio de Chacarita.


Enlace:
http://www.elhistoriador.com.ar/biografias/b/bouchard.php
http://www.argentina.ar/temas/historia-y-efemerides/2974-hipolito-bouchard-el-corsario-argentino
http://www.ara.mil.ar/pag.asp?idItem=47
http://www.inb.gov.ar/otros/brown_bouchard.htm